CONJETURAS
Alvaro Cepeda Neri
jueves, 28 de junio de 2007
Los calderonistas están cortados por la misma tijera. No tienen mayor formación teórica política, salvo, quizás, la mínima atrapados como están en el dilema cristero-conservador (adversarios ideológicos de las conquistas de la Revolución de Independencia, de la República Restaurada (y sus implicaciones: el Estado y la cultura laicas, la Constitución de 1857, la Reforma, etc.) y de la lucha de 1910 con sus consecuencias: la Ley Fundamental de 1917 y demás conquistas del liberalismo político y social de acento democrático-republicano.
Son descendientes de los conservadores, reaccionarios, siempre con el Jesús en la boca y poniendo el grito en los cielos, necios en querer instaurar la imposible teocracia, el Estado Unitario y mantener a los pobres para ejercer la caridad cristiana y purgar sus pecados. Odian al pueblo; lo popular los asusta y el populismo, de cualquiera índole, los hace santigüarse para de inmediato imponer el "orden" a como dé lugar. Son represores por naturaleza ideológica.
Ramírez Acuña, el secretario de Gobernación, con su clon Manuel Espino, es de los duros. Todavía quedan secuelas y presos de su brutal represión contra quienes, ejerciendo su derecho (constitucionalmente implantado en el Art. 9), protestaron tachados, en la jerga zedillista, de globalifóbicos. Fue un ataque policiaco abusando del poder. Pero se ganó el cargo al postular precandidato a Calderón contra la decisión foxista de imponer a Creel.
El inquilino de Bucareli (secretaría casi siempre sitiada por rejas, para mantener a raya a quienes van a protestar), entre sueños y ensueños, es decir: despierto y dormido, como todo buen creyente, cree que será el sucesor de Calderón, dentro del plan con maña de éste de hacer permanecer al PAN hasta el 2030 y hace méritos, en una dependencia donde sigue los pasos de Creel, Labastida, Carrasco y Moctezuma, lo cual conduce al vacío.
Por eso es que no le hace caso al Senado, para demostrar que no tiene porqué acatar el acuerdo de que comparezcan, en esa Cámara, la titular de Sedesol y su corte de 32 delegados estatales, no de esa dependencia, sino del PAN, cobrando como sedesolistas. Va para dos meses que le plantearon la convocatoria, pero tira de locos a los representantes del Federalismo. Ya le enviaron un extrañamiento, pero Ramírez Acuña ni en cuenta.
Y se hace el olvidadizo cuando le recuerdan la sangrienta represión. Y como todo olvida, no recuerda el citatorio para doña Beatriz Zavala quien resultó mañosa para designar a representantes de Acción Nacional disfrazados de los tradicionales delegados, a los que la Reforma del Estado debe, de una vez por todas, suprimir.
Y es que esos delegados, aun cuando son auténticos funcionarios, para nada han servido, ya que tienen que trasladarse a la capital del país, quienes tienen asuntos que solucionar. Y ahora los panistas los usan como delegados de partido para manipular las elecciones, y como tienen "cola que les pisen" es que Ramírez Acuña se niega a que comparezcan.