MUCHO QUE COMENTAR: LA GUERRA

El irresponsable Sandoval Iñiguez

Conrado Trapero Rivas

Guadalajara.- No es eludir el tema de la guerra del gobierno federal contra el crimen organizado. Esa ahí está y nos espanta el nivel de violencia. Hoy me quiero referir a la guerra convocada por su eminencia el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, arzobispo de Guadalajara, que —como si hiciera falta— azuza a sus huestes a una guerra santa contra “los hijos de las tinieblas”, según su arenga del pasado 6 de mayo.

Tal y como lo está leyendo, el prelado convoca —irresponsablemente diría yo— a una guerra santa contra los infieles, contra los hijos de las tinieblas.

El cardenal pidió a todos sus fieles prepararse no para una batalla, sino para una guerra y las guerras duran —dijo— dos, tres, cuatro, cinco o diez años. También se publicó en ese semanario del arzobispado que “el cardenal Sandoval urgió a tomar en cuenta estas acciones con miras a sus elecciones partidistas, sus opciones políticas. Porque siempre se ha dicho y se va a decir que un católico de convicción no puede votar por el partido o los que apoyen el aborto o las uniones de homosexuales porque atentan contra la ley de Dios y la vida humana. La guerra apenas comienza, y se debe estar dispuesto a participar porque está en entredicho el destino de la patria y nuestra salvación”.

Hay quienes piensan que esta guerra será ideológica, pero cuando el asunto se caliente más… ¿que ocurrirá con los fanáticos que la puedan tomar literal y les dé por imitar a otros ultra, y por estas torpezas se carguen a un hijo de las tinieblas?

Aquí es donde uno se pregunta: ¿y la ley? ¿No acaso en los artículos tercero y octavo de la Ley de asociaciones religiosas se establece que el Estado mexicano es laico?

¿No se dice en el artículo octavo que las asociaciones religiosas deberán sujetarse a la Constitución y respetar las instituciones del país?

¿De qué se trata? ¿Desobediencia civil, retroceder en los siglos hasta ubicarnos en etapas ya superadas? El Papa comentó en su visita a Brasil que no se haría proselitismo. Entonces, ¿qué está haciendo el cardenal?