EL URSURPADOR VA DE MAL EN PEOR
Por Eduardo Ibarra Aguirre
La que está por terminar fue una de las peores semanas políticas de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa , situado en la víspera de cumplir seis meses despachando en Los Pinos.
Comenzó con la derrota de su partido, Acción Nacional, en los comicios de Yucatán, donde perdió la gubernatura, la mayoría del Congreso y de los municipios. Respecto a Mérida, la moneda persiste en el aire.
Continuó con el reclamo de Manuel Espino Barrientos a Juan Camilo Mouriño Terrazo . “Yo quiero pedirle, con mucho respeto, que no envíen desde Los Pinos operadores políticos que no se coordinen con la dirigencia del partido a ( sic ) las elecciones estatales”, dice el presidente panista que le dijo vía telefónica al jefe de la Oficina de la Presidencia de la República. A confesión de parte, relevo de pruebas, dirían los abogados, a la espera de una expedita intervención judicial.
Calderón Hinojosa cierra la semana con un escalamiento en el conflicto partidista que lo evidencia como incapaz para negociar y menos aún consensuar con los hombres y mujeres de casa. No sería realista, entonces, esperar que muestre tales atributos democráticos con sus adversarios políticos y sociales.
Concluye la semana con una reedición del baño de sangre que no por formar parte del paisaje nacional, acaba por resignar a las fuerzas políticas y sociales a aceptar la amenaza de Francisco Javier Ramírez Acuña de que el Ejército permanecerá cinco años y medio más en las calles. El hombre que gobernó con mano dura a los jaliscienses no acaba de entender que éstas son tierras plurales y antiautoritarias.
De ello dio clara muestra la Comisión Permanente del Congreso de la Unión al instar al michoacano de Morelia a profesionalizar y capacitar a los cuerpos policiacos, con el propósito de evitar “el despliegue del Ejército Mexicano” en el combate al narcotráfico y el crimen organizado.
Crece el clamor ciudadano para que los soldados regresen a los cuarteles, mientras el esposo de Margarita Zavala Gómez del Campo no logra resultados tangibles en “la guerra” que libra a espaldas del Estado, la Constitución y la sociedad.
En contrapartida, fluye la información de organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos sobre los atropellos que cometen soldados a la luz del día en los retenes que conculcan la libertad de tránsito. Información que es registrada tímidamente por el duopolio televisivo y el oligopolio radiofónico, ocupados como están en defender la ley Televisa, difamar a los críticos, negar el derecho de réplica y demonizar a Hugo Chávez Frías .
“Como decepcionante” es la calificación que da Amnistía Internacional, en su Informe 2007, al gobierno de Felipe de Jesús Calderón en materia de garantías individuales. La impunidad aparece como el fenómeno más arraigado ”en todos los casos de abuso de derechos humanos en México, y es también el reto más importante de este gobierno”.
En lo que pareciera más un deseo incuestionable, Amnistía establece que “Lo más importante es demostrar con hechos que (Calderón) no tolerará otro Atenco o Oaxaca”. Pareciera que los dirigentes desconocen el papel que desempeñó el entonces candidato presidencial panista en la solución --a sangre, cárcel y fuego-- del conflicto magisterial y popular de Oaxaca por el gobierno de Vicente Fox Quesada .
Mas la semana también terminó con la divulgación de los datos oficiales que hablan de un severo repunte de la inversión extranjera, lo que reconfirma que política y economía no son hermanas gemelas. O bien, que los que ponen y disponen en la aldea global no abandonan a su hombre en México.