OTRA DE LAS MEGAS OBRAS DEL "LADRON CON BOTAS" UN REVERENDO FIASCO
Revista Proceso: pedro zamora briseño
Tepic, Nay., 9 de abril (apro).- Publicitada por el gobierno de Vicente Fox como la mayor obra de infraestructura en la última década en el país, que tendrá una producción de energía equivalente al consumo de una ciudad como Guadalajara, la presa hidroeléctrica El Cajón arrastra todavía denuncias contra la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por el incumplimiento de promesas a pobladores de comunidades aledañas.
Así también, habitantes de la comunidad Los Ciruelos, que aceptaron la reubicación de sus viviendas, se encuentran arrepentidos por la mala calidad de las construcciones que recibieron, y temerosos porque el agua del embalse ha llegado muy cerca de su nueva ubicación, señaló María Guadalupe Rivera Camacho, secretaria de la asociación Kupuri, organismo que ha acompañado a las comunidades afectadas.
A casi cuatro años del inicio de los trabajos —6 de junio de 2003—, la presa, con una inversión superior a 800 millones de dólares, inició su periodo de pruebas el 16 de febrero, luego que la primera de las dos turbinas de 375 megawatts se sincronizó al sistema eléctrico nacional.
Enclavada sobre el río Santiago, entre los municipios de Santa María del Oro y La Yesca, Nayarit, la presa fue edificada por Constructora Internacional de Infraestructura SA (CIISA), ganadora del contrato licitado en 2002, formada a su vez por cuatro empresas encabezadas por Ingenieros Civiles Asociados (ICA), que para el desarrollo de los trabajos creó su filial Constructora El Cajón SA (CECSA).
En noviembre de 2006, unos días antes de dejar la Presidencia, Fox Quesada entregó la obra y se refirió a los “efectos positivos” del proyecto, que a su juicio se verán reflejados en el crecimiento y desarrollo económico de diversas actividades productivas en las poblaciones de la zona de influencia.
Los Ciruelos
En entrevista vía telefónica, Rivera Camacho afirmó que, a pesar de que la presa El Cajón ya empezó a funcionar en su periodo de pruebas, hasta la fecha todavía hay personas de Los Ciruelos –un poblado de alrededor de 40 familias-- que no han recibido la indemnización por sus tierras y los bienes que en ellas tenían, pues se encuentran inconformes por los montos ofrecidos por la CFE.
“Nunca quisieron agarrar el dinero que les daba la Comisión porque consideraron que no era justo, entonces hubo quienes interpusieron un juicio de amparo, pero su situación no se ha resuelto”.
Por otra parte, comentó, quienes recibieron dinero fueron reubicados dos kilómetros arriba de su asentamiento original, pero se encuentran desesperados porque les dieron casas “tipo Infonavit”, y ellos están acostumbrados a vivir en espacios amplios y a contar con árboles y animales domésticos.
Así mismo, añadió Guadalupe Rivera, “el nivel del embalse ya se encuentra a menos de 300 metros de sus nuevas casas; por el peso del agua se producen temblores y las viviendas ya presentan cuarteaduras. Está en riesgo la gente porque el agua está mucho más arriba de lo que dijo la Comisión; no sabemos si no tienen buenos técnicos o no previeron bien, o no quisieron pagar más”.
Dedicados a la pesca y a la fruticultura, los habitantes de Los Ciruelos ven amenazada su supervivencia, pues según Guadalupe Rivera no recibirán permisos para pesca, como se les había prometido, ya que sólo se permitirá la pesca deportiva en la región.
Además, no han recibido el pago por los árboles de ciruela perdidos, pues por cada uno de ellos la CFE les ofrecía 800 pesos, cuando ellos en una sola cosecha le sacan 2 mil pesos, cifra que tendría que multiplicarse por los diez años que un árbol recién sembrado tarda en empezar a producir.
Engaño a huicholes
Indicó que en ese lugar se producían hasta nueve variedades únicas de ciruela, que se han tratado de sembrar en otros sitios pero el fruto no es de la misma calidad. “Ellos calculan que tendrían que pagarles hasta 28 mil pesos por cada árbol, pero no les han definido cuánto les pagarían, ni tampoco por la tierra, aunque les han ofrecido menos que lo pagado a comunidades como Cantiles”.
A lo largo de este proceso, señaló la dirigente de Kupuri, los pobladores han sufrido amenazas y engaños, porque representantes de la CFE llegaban con algunos con dinero para pedirles que firmaran y les pagaban a unos sí y a otros no, provocando divisionismo y conflictos internos.
Guadalupe Rivera refirió que esa ha sido una de las estrategias utilizadas por las autoridades para tratar de minar la resistencia de las comunidades.
Puntualizó: “A la gente la han afectado en su modo de vida, en su situación económica y también en el aspecto moral, pues por ejemplo en Cantiles, comunidad habitada por huicholes, la gente pidió perdón a la tierra y al agua por haberlas vendido, luego de que a causa de las detonaciones se secaron 230 ojos de agua que había en la región”.