Bloggeando desde Zacatecas

El Sr. López| El Fraude Electoral|La Verdad Sea Dicha|Las Protestas|Foxilandia|El Fraude Según Fox
BLOG En Constante Actualización, F5 Para Recargar

México Necesita Que Lo Gobierne Las PUTAS, Porque Sus Hijos Le Fallaron

M O R E N A (MOvimiento de REgeneración NAcional)

Blogeando Desde Zacatecas En Pie De Lucha Rumbo Al 2012, AMLO PRESIDENTE

jueves, 26 de abril de 2007

INTINERARIO POLITICO

Ricardo Alemán
26 de abril de 2007

Mayo 1, sin el Presidente

No es una señal menor que finalmente el gobierno federal decidiera —luego de largas deliberaciones— que a partir del 1 de mayo próximo la celebración del Día del Trabajo no será encabezado por el presidente Felipe Calderón, conmemoración que en México se lleva a cabo desde 1913, y que desde el lejano 1925 —en el gobierno de Plutarco Elías Calles—, se realiza con la presencia del presidente en turno, como testigo de honor.

La idea que se manejaba en el primer círculo presidencial era la de cancelar los actos oficiales, incluida la participación del presidente Calderón y de secretarios de su gabinete, para dejar que las centrales obreras realizaran en forma independiente, a partir de su propia organización y capacidad de convocatoria, la conmemoración de los mártires de Chicago, masacrados en 1886.

La celebración del 1 de mayo es desde su origen una celebración de, por y para los trabajadores, pero en el México posterior a la Revolución se convirtió en una “fiesta de lealtades” en donde las nacientes dirigencias sindicales, las centrales obreras y en ocasiones hasta los independientes competían por mostrar su lealtad al gobierno del PRI en turno. Era uno de los muchos rasgos del incontenible culto al presidencialismo y la ratificación de la estructura política vertical, autoritaria y de partido único que caracterizó al PRI.

¿Qué pasa si en el Día del Trabajo se deja a los trabajadores que se manifiesten de manera libre, sin la presencia del Presidente? En la estructura de las instituciones no pasará nada, acaso la señal sería política, ya que el Presidente no escuchará de viva voz de los trabajadores y líderes, oficiales e independientes —muchos de los cuales no votaron por Calderón—, en su reclamo legítimo por la carestía y el desempleo, dos de las principales propuestas de campaña del otrora candidato Felipe Calderón, que se definió como “el presidente del empleo”. En todo caso, el Día del Trabajo recuperará su carácter fundacional.

Pero tampoco es una novedad la marginación presidencial de la celebración del 1 de mayo, ya que desde 1995, a partir de la severa crisis económica desatada por el llamado “error diciembre”, el entonces presidente Ernesto Zedillo —el último presidente surgido del PRI— decidió conmemorar el Día del Trabajo lejos de las manifestaciones obreras, para presidir la ceremonia oficial en encuentros cerrados y fuertemente vigilados, al margen de la voz y el airado reclamo obrero.

En el fondo, desde 1925 —cuando la CROM organizó el desfile obrero del Día del Trabajo, al que invitó como testigo de honor al presidente Plutarco Elías Calles—, esa celebración se convirtió en el “otro día del presidente”, porque los sindicatos y las centrales obreras oficiales, así como las que se plegaron al oficialismo, más que reclamar por las siempre difíciles condiciones de trabajo, carestía y desempleo, le expresaban al presidente en turno groseras loas y una lealtad obligada. Bueno, se llegaba al extremo de llamar al presidente, el “primer obrero del país”.

En el primer gobierno no priísta luego de siete décadas, el de Vicente Fox, las cosas siguieron prácticamente igual: una ceremonia oficial, en donde el presidente era el homenajeado, y una movilización independiente a la que nadie parecía tomar en cuenta, no sólo por su presencia, sino en sus reclamos. Se mantuvo el culto al presidente, que la naciente administración federal pareciera pretender erradicar.

Y es que en su origen, la celebración del Día del Trabajo en México fue eso, una conmemoración independiente, que nació en 1913 cuando la Casa del Obrero Mundial —fundada en 1912— organizó la primera gran movilización de los obreros —que según la prensa de la época reunió a por lo menos 25 mil trabajadores, entre ferrocarrileros, tejedores, cargadores, carpinteros, zapateros—, que el 1 de mayo de ese año salieron del zócalo capitalino para enfilarse por la calle de San Francisco —la actual Francisco I. Madero—, y desembocar en la Alameda Central, donde realizaron un mitin en el Hemiciclo a Juárez.

Pero no fue todo, los trabajadores se trasladaron a la Cámara de Diputados —en Donceles—, para hacer llegar a los legisladores sus demandas más sentidas, entre ellas la jornada de ocho horas, y el reconocimiento de sus organizaciones. Más tarde se trasladaron a la Plaza de Santa Catarina, en donde rindieron un homenaje al ferrocarrilero Jesús García, lo que provocó el enojo de las autoridades de entonces.

Luego de esa primera y exitosa movilización, el gobierno de Victoriano Huerta reprimió las manifestaciones obreras, e inició el desde entonces férreo control de los sindicatos. Por eso, en 1914 el Día del Trabajo lo celebró la Confederación de Trabajadores del Distrito Federal. El 1 de mayo de 2007 será, de nueva cuenta, un acto independiente. En ese caso se acabó el culto al presidencialismo.