EL NARCOTRAFICO CRECIO CON LA LLEGADA DEL PAN AL PODER
María Teresa Jardí
Quitarle presión a la olla es siempre un acto se sensatez
jueves, 19 de abril de 2007
Sería de esperar en justa reciprocidad que Bush llamara a Fecal para darle el pésame por los ejecutados del día, cada día ¿no? Donde no hay inteligencia, no puede rebosar, dice un dicho catalán
Si pensamos al país como una olla de presión, estaremos de acuerdo en el peligro que significa subir el fuego cuando el tapón avisa que hay que bajarle. Y también en lo sensato que es en cambio el ir enfriándola para poder abrirla sin riesgos innecesarios.
Cuando el PAN, con Fox, llegó al gobierno se dejaron sueltos a los grupos en pugna por el control del redituable negocio que es el crimen organizado, a los grupos de más bajo rango, digamos. El narcoestado se fundó con el PAN y sus alianzas perversas con "empresarios" impresentables. Se aliaron a un narco de esos grupos de bajo rango, ya preso, abriéndole la puerta del presidio. Ni siquiera tuvieron el tino de elegir a uno que estuviera libre.
Y se dedicaron a robar a manos llenas al erario y al pueblo todo lo que pudieron. Y el gobierno foxista, de tan mala memoria ya hasta para sus antaño bien maiceados aduladores, le heredó a Fecal la violencia que apenas empieza a manifestarse en la dimensión de lo que ocurre cuando se desgobierna.
Y es claro que Fecal no puede controlar la violencia generada por el narcotráfico. Pero no por eso Fecal es menos responsable. Fue un gobierno panista el que permitió la entrada de los Kaibiles y la creación de otro ejército paralelo: el de los Zetas.
Como en paralelo también, se ha convertido, al Estado Mayor Presidencial. Lo que tampoco hay que olvidar porque es otro componente de la descomposición que amenaza con ahogar al país de mala manera.
Y como el ejército que son los Zetas y también los Kaibiles sólo puede ser combatido por el Ejército Nacional, con las no escritas reglas que tienen todos los ejércitos y más aún en un Estado que no es ni pinta para ser un Estado, ni formal, de derecho, encabezar esa lucha es la función que le toca cumplir al secretario de la Defensa Nacional.
Con leyes terribles se va a tener que controlar la violencia inaudita que impera. Lo que el pueblo, que no es tonto, entiende.
Y porque están así las cosas en México, es inconcebible que en un camino de suyo tan difícil se aumenten las piedras con casos innecesarios que sólo sirven para aumentar la presión de la olla, que es el país en que nos han convertido los tan poco inteligentes gobernantes que, al menos desde Zedillo, hemos tenido, amén de apátridas, ladrones, etc.
Podrían haber sido y ser lo mismo que son y haber actuado y actuar con la inteligencia necesaria para fingir que son otra cosa, como hizo Salinas e incluso Miguel de la Madrid, quien tuvo el tino de controlar, en parte, la violencia de entonces, que tenía que ver directamente con el nombramiento del compadre de López Portillo, Durazo Moreno, al frente de la policía, que con ese sujeto impresentable se corrompió hasta llegar al grado de que México hoy no tiene policía. Sujeto al que premió la Corte entregándole una toga, para vergüenza del Poder Judicial entonces todavía no tan brutalmente corrompido, sometiéndose, la Corte, al mandato del entonces Presidente de la República de tan mala memoria, que no mereció ni un réquiem a su muerte por parte del sucesor en turno, Fox, como el jefe del Estado mexicano que había sido. Retratados en estas pinceladas tendrían que verse los actuales inquilinos de Los Pinos para no hacer tantas burradas. Callados se ven más bonitos, dice otro, no sé si refrán y no sé si mexicano, pero que viene al cuento. Y callada tendría que mantenerse Margarita, porque proponer que las jovencitas se conviertan en barbies, anoréxicas, supongo, porque eso es esa muñeca, también habla de la falta de respeto que el fecalismo siente por los jóvenes.
Inconcebible es lo de los presos políticos de Mérida: Mantener encerrados, a pesar de las pruebas de descargo, incluso, a jóvenes, por llamar genocida a Bush, quien, para la humanidad entera es un terrorista, asesino y genocida y porque no van a misa o porque se opusieron al alza de precio del transporte público, es aberrante, por decir lo menos, en un lugar como Yucatán, cuna del Amparo.
Pero, ¡ojo! el tener presos políticos sirve para meter más presión a la olla cuando ya de suyo es tanta la presión que en el país existe. Y a alguien debe convenir que la presión aumente en lugar de disminuir.
Mañana el caso de Ernestina Ascencio.
jueves, 19 de abril de 2007
Sería de esperar en justa reciprocidad que Bush llamara a Fecal para darle el pésame por los ejecutados del día, cada día ¿no? Donde no hay inteligencia, no puede rebosar, dice un dicho catalán
Si pensamos al país como una olla de presión, estaremos de acuerdo en el peligro que significa subir el fuego cuando el tapón avisa que hay que bajarle. Y también en lo sensato que es en cambio el ir enfriándola para poder abrirla sin riesgos innecesarios.
Cuando el PAN, con Fox, llegó al gobierno se dejaron sueltos a los grupos en pugna por el control del redituable negocio que es el crimen organizado, a los grupos de más bajo rango, digamos. El narcoestado se fundó con el PAN y sus alianzas perversas con "empresarios" impresentables. Se aliaron a un narco de esos grupos de bajo rango, ya preso, abriéndole la puerta del presidio. Ni siquiera tuvieron el tino de elegir a uno que estuviera libre.
Y se dedicaron a robar a manos llenas al erario y al pueblo todo lo que pudieron. Y el gobierno foxista, de tan mala memoria ya hasta para sus antaño bien maiceados aduladores, le heredó a Fecal la violencia que apenas empieza a manifestarse en la dimensión de lo que ocurre cuando se desgobierna.
Y es claro que Fecal no puede controlar la violencia generada por el narcotráfico. Pero no por eso Fecal es menos responsable. Fue un gobierno panista el que permitió la entrada de los Kaibiles y la creación de otro ejército paralelo: el de los Zetas.
Como en paralelo también, se ha convertido, al Estado Mayor Presidencial. Lo que tampoco hay que olvidar porque es otro componente de la descomposición que amenaza con ahogar al país de mala manera.
Y como el ejército que son los Zetas y también los Kaibiles sólo puede ser combatido por el Ejército Nacional, con las no escritas reglas que tienen todos los ejércitos y más aún en un Estado que no es ni pinta para ser un Estado, ni formal, de derecho, encabezar esa lucha es la función que le toca cumplir al secretario de la Defensa Nacional.
Con leyes terribles se va a tener que controlar la violencia inaudita que impera. Lo que el pueblo, que no es tonto, entiende.
Y porque están así las cosas en México, es inconcebible que en un camino de suyo tan difícil se aumenten las piedras con casos innecesarios que sólo sirven para aumentar la presión de la olla, que es el país en que nos han convertido los tan poco inteligentes gobernantes que, al menos desde Zedillo, hemos tenido, amén de apátridas, ladrones, etc.
Podrían haber sido y ser lo mismo que son y haber actuado y actuar con la inteligencia necesaria para fingir que son otra cosa, como hizo Salinas e incluso Miguel de la Madrid, quien tuvo el tino de controlar, en parte, la violencia de entonces, que tenía que ver directamente con el nombramiento del compadre de López Portillo, Durazo Moreno, al frente de la policía, que con ese sujeto impresentable se corrompió hasta llegar al grado de que México hoy no tiene policía. Sujeto al que premió la Corte entregándole una toga, para vergüenza del Poder Judicial entonces todavía no tan brutalmente corrompido, sometiéndose, la Corte, al mandato del entonces Presidente de la República de tan mala memoria, que no mereció ni un réquiem a su muerte por parte del sucesor en turno, Fox, como el jefe del Estado mexicano que había sido. Retratados en estas pinceladas tendrían que verse los actuales inquilinos de Los Pinos para no hacer tantas burradas. Callados se ven más bonitos, dice otro, no sé si refrán y no sé si mexicano, pero que viene al cuento. Y callada tendría que mantenerse Margarita, porque proponer que las jovencitas se conviertan en barbies, anoréxicas, supongo, porque eso es esa muñeca, también habla de la falta de respeto que el fecalismo siente por los jóvenes.
Inconcebible es lo de los presos políticos de Mérida: Mantener encerrados, a pesar de las pruebas de descargo, incluso, a jóvenes, por llamar genocida a Bush, quien, para la humanidad entera es un terrorista, asesino y genocida y porque no van a misa o porque se opusieron al alza de precio del transporte público, es aberrante, por decir lo menos, en un lugar como Yucatán, cuna del Amparo.
Pero, ¡ojo! el tener presos políticos sirve para meter más presión a la olla cuando ya de suyo es tanta la presión que en el país existe. Y a alguien debe convenir que la presión aumente en lugar de disminuir.
Mañana el caso de Ernestina Ascencio.