EL GOBIERNO URSURPADOR IGUALITO AL CANGREJO.. CAMINA HACIA ATRAS
Alvaro Cepeda Neri
No recurre a los soldados para combatir al narcotráfico, pero deja en la impunidad a la narcopolítica.
“Los reaccionarios, que al fin son mexicanos”, se aprestan a rescatar el proyecto del Estado centralista, del Estado unitario, para por enésima vez intentar echar abajo al Estado federal. La característica de éste es la descentralización con una Constitución federalista y teniendo, en los municipios y estados el origen jurídico-político de un federalismo democrático y republicano. Contra éste, pues, se dirigen las contrarreformas calderonistas. Un solo Código Penal y así sucesivamente, hasta ir derogando el resto de los órdenes civiles, mercantiles, etcétera, para culminar en abrogar las constituciones de las 31 entidades del país.
Los conservadores de la derecha mexicana, con las armas en la mano y toda la furia de su fanatismo, quisieron, durante más de un siglo, imponer el centralismo y con él erigir una monarquía teocrática de las que adquirían su legitimidad, no por el pueblo, sino por “el derecho divino (jusnaturalista) de los reyes”. Calderón quiere una corona y un cetro, no la investidura civilista y republicana por la que triunfaron nuestros liberales, tras la victoria de la gloriosa Revolución de Ayutla a la que, por cierto, han dejado fuera de los festejos de los bicentenarios porque la derecha panista-calderonista celebrará no la Independencia de Hidalgo y Morelos, sino la de Iturbide. Y no la Revolución de Zapata y Villa, sino la Contrarrevolución de Victoriano Huerta y de Los Cristeros donde hunden sus raíces los golpistas de El Yunque.
No se disfrazó gratuitamente Calderón de militar. No recurre a los soldados para combatir al narcotráfico, pero deja en la impunidad a la narcopolítica: la complicidad entre gobernantes y funcionarios con los capos de las drogas, para el reparto del botín entre los cárteles y los políticos incrustados en la administración pública y el Poder Judicial. En Sonora está por demás claro que a los cárteles de Tijuana, Juárez, Sinaloa y del Golfo (El Universal: 22/II/07), ha de agregarse el cártel de los Robinson-Bours.
Un salto atrás es el de Calderón, para hacer reversible las conquistas históricas de la nación, al intentar desarticular al federalismo con el pretexto de acabar con los males del país.
Se quiere rescatar el proyecto de los conservadores y regresar al Estado federal a un centralismo que ya probó su ineficacia política y administrativa. Es un ataque al republicanismo descentralizado y a la democracia federalista.