UN CARDENAL DE ULTRADERECHA, LADRON Y ABUSIVO
Por: Edgar González Ruiz, Reportero
Nacido en Yahualica, Jalisco, en 1933 y ordenado en 57, Sandoval Íñiguez fue obispo coadjutor de Ciudad Juárez en 1988, antes de convertirse en arzobispo de Guadalajara, en abril de 1994.
Desde el principio de su gestión, Sandoval ha usado para su protagonismo el asesinato de Posadas Ocampo, cuestionando en declaraciones públicas las versiones oficiales de la muerte de Posadas.
Pero las relaciones del propio Sandoval con narcos y políticos despiertan suspicacias. En abril de 1995 fue a bendecir una constructora y una empresa de carnes frías propiedad de los famosos narcos los hermanos Lupercio Serratos, y se ha relacionado también con personajes como el empresario José María Guardia López, llamado el zar de los juegos de azar en México, dueño del Hipódromo de Ciudad Juárez y señalado por lavar dinero del narco.
En agosto de 2006, Sandoval Íñiguez se presentó a declarar en favor del ex director del FBI, Henry Crawford, enjuiciado en El Paso, Texas, por encubrir a José María Guardia.
Es cercano a los círculos del poder panista encarnado en personajes como el ex gobernador Alberto Cárdenas, Francisco Ramírez y su sucesor, Emilio González Márquez.
Junto con el empresario Lorenzo Servitje, de Bimbo, y otros personajes del catolicismo, fue acusado de promover un fraude por más de tres millones de dólares contra miles de fieles, en su mayoría señoras católicas de la tercera edad, que querían visitar Roma con motivo del Jubileo de 2000.
Ha centrado su actividad política en el apoyo a las autoridades derechistas y en la lucha en defensa de la moral sexual del Vaticano. Ha promovido varios eventos internacionales de la ultraderecha en Jalisco, y en la entidad se ha identificado con los sectores más conservadores, como los de la UAG, fundada por Los Tecos.
Ha promovido el culto a los cristeros, combatientes sanguinarios, a la vez que ha lanzado campañas injuriosas contra sus adversarios personales o contra quienes le parecen enemigos de la Iglesia.
En 2002 pidió la censura de la película El crimen del padre Amaro, y en 2000 justificó a los fanáticos que atacaron la obra La Patrona, de Ahumada, ofreciéndose incluso a pagar su fianza y alegando que “El arte no está por encima de la moral y esa obra ofende la fe de los católicos”.
Es perseguidor de las minorías religiosas, que podrían enfrentar aún mayores problemas bajo la gestión de Ramírez Acuña en la Segob.
Recurre con frecuencia a un lenguaje calumnioso y, a veces, vulgar y ofensivo: “Imagínense si alguno de ustedes es adoptado por un par de maricones. ¿A quién le van a decir papá y a quién le dirán mamá?” (octubre de 97); “Se necesita no tener madre para ser protestante” (98); “Los laboratorios que producen los condones se llenan los bolsillos de dinero a costa de la inmoralidad de la población a la que alientan de esta manera al libertinaje” (agosto de 97); “Juan Ramón de la Fuente es una persona que seguramente no tiene ninguna moral porque el aborto es un crimen, el aborto es matar, y matar a un inocente no se vale por ninguna razón’’ (julio de 98).
Ha culpado a las mujeres que son víctimas de violaciones, pues según él, para evitarlas “…las mujeres tienen que poner lo que está de su parte, pues la manera de vestirse es provocativa, la mujer debe ser más decente y no propiciarla” (agosto de 2000).
Sin embargo, es defensor de los curas pederastas, a los que hay que “tratar de comprender y perdonar, puesto que el hombre es débil y está expuesto a fallar” (abril de 2002).