EL BALANCE NACIONAL A TRES MESES DE GOBIERNO URSURPADOR
de precios y deuda
Magdalena Galindo
Es un hecho que las políticas neoliberales aplicadas en los países subdesarrollados como México han sido un desastre, pues no han conseguido enfilar las economías hacia un crecimiento de la producción y el empleo, y en cambio han acentuado enormemente las desigualdades en el reparto del ingreso y han determinado altas tasas de desempleo que han obligado a los trabajadores a protagonizar caudalosas corrientes de migración que incluso han provocado la utilización del concepto de neonomadismo.
Aunque ese fracaso es conocido y por lo tanto no podía esperarse sino un empeoramiento de las condiciones económicas a partir de la operación del equipo económico calderonista, lo cierto es que ni los pronósticos más pesimistas podían esperar el festín de la ineptitud que han significado los tres meses que han corrido a partir del 1° de diciembre pasado.
Por supuesto, el aspecto más preocupante está representado por la inflación, porque si en conjunto el índice nacional de precios al consumidor aumentó en enero pasado un 0.52 por ciento, este índice mide, a través de una muestra, todo tipo de mercancías y servicios.
Es sabido, sin embargo, que unos precios aumentan más que otros y en este caso, el rubro que tuvo un mayor incremento fue precisamente el de alimentos y bebidas que casi dobla al promedio, pues aumentó sólo en enero 0.98 por ciento.
Y dentro de los alimentos, el precio que más creció fue el de la tortilla que, en promedio, según el Informe del Banco de México, se incrementó un 16 por ciento. Lo grave, obviamente, es que se trata de un alimento indispensable en la dieta de los mexicanos.
El encarecimiento de los alimentos contrasta con el aumento al salario mínimo (que fija el tope para todos los salarios), que sólo aumentó un peso con noventa centavos diarios, o sea que sólo le alcanza para comprar 223 gramos de tortillas.
En el empleo, la situación también ha empeorado para los trabajadores, ya que la tasa de desempleo registrada en enero repuntó a 3.96 por ciento, o sea la más alta registrada desde 2001.
Igualito que Fox que prometió en su campaña una tasa del 7 por ciento y luego sólo consiguió un promedio de 1 por ciento, Calderón sustentó su campaña en aumentar el empleo, pero lo que consiguió fue un inmediato incremento del desempleo.
Y en cuanto a la macroeconomía, resulta que en poco más de dos meses, la deuda pública interna aumentó 134 mil 200 millones de pesos, o sea un ritmo de casi mil 767 millones de pesos diarios durante los primeros 76 días del equipo calderonista.
Ese endeudamiento se realizó a través de documentos como bonos, cetes o udibonos que se colocan en el mercado y los principales compradores son los bancos extranjeros establecidos en México.
En resumen, alzas en los precios de los alimentos, mayor desempleo y una contratación desbocada de deuda. No sorprende que los tecnócratas manejen irresponsablemente la economía, lo que sí no se esperaba es que lo hicieran en tan poco tiempo.