EL CHAMUCO VUELVE DESPUES DE 6 AÑOS DE RECESO
Para regocijo de muchos y pesar de varios, El Chamuco está de regreso aunque, a decir de los propios hijos del averno, sus autores, nunca se fue del todo. Y es verdad porque con casi seis años de tregua, El Chamuco vuelve a la carga con toda su irreverencia, sátira y humor –a veces negro y hasta escatológico- hacia una realidad que desgraciadamente no cambia.
Si alguna duda cabe no hay más que volver las páginas de este número 116, aparecido el 14 de febrero del 2007, el mero Día de los enamorados, para constatar que si algo permanece al paso del tiempo es el sistema político mexicano, materia prima de El Chamuco, con todas sus paradojas, tragedias, parodias y personajes.
Y es que, cuál puede ser la diferencia entre la imagen de Felipe Calderón ataviado con un símil de casaca militar, admirador de Porfirio Díaz, que ilustra la portada del Chamuco reforzado, y la de Carlos Salinas que como una sonriente Mona Lisa (El Chamuco No. 13 11-08-96) hace caracolitos a críticos y opositores.
Para desventura nuestra, ninguna. Diez años y dos sexenios después el presidencialismo autoritario no sólo sigue; ahora impera corregido, aumentado y bien montado de azul en el aparato militar. A diferencia de lo que decía el poeta nosotros, los de entonces aún somos los mismos: los mismos políticos, los mismos inconformes, los mismos críticos, las mismas protestas, las mismas respuestas.
Por eso, bien apuntó el maestro Carlos Monsiváis en su prólogo al primer número de El Chamuco en su nueva etapa: "en sociedades tan devastadas por la degradación y la privatización de lo público, la parodia y la sátira suelen ser copias al carbón, actas notariales del naturalismo".
Si con el PRI operaba la llamada nomenklatura política, con el PAN funciona el Yunque para abastecer de cuadros al gobierno federal; si con Salinas el ombligo del mundo fue Agualeguas, con el PAN es San Cristóbal; si en 1988 la Comisión Federal Electoral de Manuel Bartlett corrigió la elección, en 2006 el Instituto Federal Electoral de Luis Carlos Ugalde hizo lo propio.
Y qué decir del Chedillín colorado (El Chamuco No. 13, 11-08-96), un personaje "siempre en problemas y siempre empeorándolos al querer solucionarlos" pero que aseguraba tener todos sus movimientos "fríamente calculados". Cualquier parecido con la actualidad no es coincidencia, sino mera realidad.
Afortunadamente, para documentar nuestro optimismo (dixit Carlos Monsiváis) aquí estarán El Chamuco y los hijos del averno aunque en sus páginas se extrañe al memorable Santos y demás personajes concebidos en los delirios de Jis y Trino. Pero en su regreso El Chamuco trae más desgracias para la clase política y eclesiástica porque ahora sus páginas incluirán reportajes como el de Sanjuana Martínez, (No. 117) Pederastia y encubrimiento. Se incorporan al elenco otros cartonistas como Boligán, Rapé, Jans y Divo, además sus páginas son a color e incluye, publicidad.
Zocalo