LO QUE EL TIEMPO SE LLEVO

Las cenizas del Partido Revolucionario Institucional: Geriatría o política hacia el 2012

Por Felipe Moreno
(Martes 6 de Marzo de 2007)

Ese domingo la noticia no estaba ahí, en ese lugar, donde antaño se percibieron y sintieron las principales vibras del poder político de México. Ser presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional era una distinción. Era ser la misma extensión y expresión de la toma de decisiones que, en materia político - electoral, ejercía el mismo Presidente de la República.

El PRI era más que una agencia de contrataciones para el gobierno federal o un buscador de talentos; era la maquinaria perfecta que aplanaba y preparaba todos los terrenos en materia político - electoral en México. Aún los llanos de la llamada "leal oposición" que hoy se ostenta, con su apoyo y complicidad, como "gobierno".

En el PRI del siglo pasado había orden y disciplina, se mantenía vigente el lema de la unidad dentro de una uniformidad poco definida. Prevalecía un principio por encima de todos, su ideología política.

Los militantes del PRI siempre fueron borregos, seleccionados y clasificados, que podían detectarse a simple vista. Nunca fueron hordas, como las que ahora abarrotan las asambleas del Partido Revolucionario Institucional.

Hoy, ha muerto toda ideología en el PRI, no existe nada que los unifique, el llamado PRI del siglo XXI, sólo existe en el discurso y las fantasías de su máxima dirigente. Sólo cenizas y senectud queda de una institución que, por lustros, dominó las principales áreas de la política en México. Todo es viejo en el PRI, comenzando por su lema y emblema, al cual erróneamente se le cargan todos los males que aquejan a México.

Ya habíamos advertido -con anterioridad- en este mismo espacio de Juicio Político, lo que ocurriría en el PRI luego de la elección del 18 de febrero. Juventud, plutocracia o senectud se tituló aquella nota del 28 de enero de 2007.

Sólo había que invertir una mañana, las primeras horas del pasado domingo 4 de marzo de 2007, para ratificar y certificar nuestras aseveraciones. Sólo hicieron falta las andaderas y las sillas de ruedas para ver una explanada abigarrada por personas de la tercera edad.

Sin duda valió la pena estar ahí para comprobar que, efectivamente, el PRI del llamado siglo XXI, es un partido de veteranos, tanto físicos como mentales y cuyo discurso no ha rebasado la era de los años 70, una década que hizo clásica a Luis Echeverría Álvarez, por lo incómodo en el uso y abuso del tiempo. Años donde surgió, ciertamente, a la política más folklórica de México, la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel.

Una mujer que no ha cambiado de atuendos ni de joyas, aunque quizá si hayan variado un poco de precio. Son las mismas fundas artesanales, pero con otros terminados más elaborados.

Las hordas no tienen representantes, ni los tendrán. Así, como tales, fueron llegando poco a poco los grupos a arremolinarse en las instalaciones del PRI, sobre la avenida Insurgentes, Violeta y Héroes Ferrocarrileros.

Algunos de ellos se apostaron sobre las escalinatas, sus caras y sus cuerpos demostraban todo, menos entusiasmo. Las huellas de una larga jornada caminera se reflejaban en sus maltrechas humanidades. Ancianos y mayores en su gran mayoría, no había pues "borregos" jóvenes.

En los tiempos de Elba Esther Gordillo, "La Quina" o sus similares sindicales otro ambiente se respiraba en el PRI, de menos la gente llegaba limpia y con sus ropas relucientes. Habrían de estar cerca del Presidente, el primer priísta de la nación.

Esta vez, pareciera que las huestes del PRI hubieran sido recolectadas de una en una, sacadas de los millones de puestos ambulantes que pululan en la Ciudad de México o en otras partes del país, reclutadas como vil gleba, sin tomar en cuenta su ideología.

¿A quién le habló Beatriz Paredes con su discurso? ¿A quién le describió un partido para el siglo XXI, cuando lo que tenía presente la tlaxcalteca ni siquiera le comprendía?

El Partido Revolucionario Institucional, es la tercera fuerza política de México, llega diezmada, dividida y fracturada al siglo XXI. Ya no existe en el contexto nacional, ni siquiera cuenta con fuerza en la Ciudad de México, una entidad donde su actual dirigente nacional protagonizó el último de los fracasos de dicho partido.

No por algo se comenta que perdió ante el ex priísta Marcelo Ebrard Casaubón, para tener el pretexto de buscar la posición que hoy ostenta.

El PRI del siglo XXI es un partido regional, con cierta presencia en algunas entidades de la República. El PRI ya no es, ni representa el mosaico multicolor que era México. Ya no es el sistema en movimiento. Los grandes empresarios, los banqueros, los jefes militares, el alto clero y los intereses más diversos, aún los más significativos en los medios de comunicación escrita y electrónica, están fuera del Partido Revolucionario Institucional.

Ya no son "soldados del PRI", hoy lo son del Partido Acción Nacional, un partido político que se revuelca en las cenizas de otro instituto político que intenta revivir a sus antiguos ídolos. Sin darse cuenta que el tiempo ya no está de su lado. La geriatría será la principal materia a tratar en el PRI del llamado siglo XXI, bajo la dirección política de la tlaxcalteca Beatriz Elena Paredes Rangel.