ASTILLERO
Julio Hernández López
Pipas
* Más invasiones e injerencias
* Gamboa disfraza arreglos
* La historia según Los Pinos
No es ficción, sino un anuncio metafórico: personal del gobierno de Estados Unidos decidió el pasado lunes, a partir de su imperial criterio, cruzar la frontera con México para combatir con pipas de agua un incendio iniciado en Arizona pero extendido al traspatio. De la incursión (la segunda en menos de 15 días), amablemente informó la embajada estadunidense al calderonismo, que ni cuenta se había dado, pero que de inmediato, alertado por el propio infractor, emitió una gallarda y sonora nota diplomática de protesta, que si bien van las cosas, probablemente sea incluida en el kit de limpieza íntima que sea colocado en estos días en un hotel-fortaleza de las inmediaciones de Mérida. La cancillería patito de México (Patricia, se llama la encargada del despacho, y a las Patys suelen llamarlas Patito) advirtió, eso sí, que ese tipo de invasiones pueden entenderse en un contexto de urgencia (ha de suponerse que a los gringos les urgía acabar con un incendio que dejaba su territorio y afectaba al vecino), pero "incluso durante situaciones de emergencia se requiere, sin excepción, notificación inmediata a las autoridades mexicanas". ¡Eso!
El visitante que usará servicios higiénicos diplomáticos en Mérida también se preocupa por lo que sucede en este país inflamable, pues ha declarado con gran sentido amistoso que el encargado de la hacienda mexicana debería ingeniárselas para que capital externo pueda ayudar a Pemex a resolver los muchos problemas de esa empresa. Pero el texano Bush se ha topado con el tapatío Ramírez Acuña, quien de inmediato ha advertido que nones, que el petróleo mexicano seguirá siendo de los mexicanos, porque bla, bla, bla.
El anfitrión sufre, y no sólo por la inminente visita que ya hizo que las fuerzas del Estado Mayor se cubrieran nuevamente de gloria, al golpear a un ciudadano que protestaba contra el próximo asomo del indeseable Bush, sino porque todo parece descomponérsele a Felipe, como al soplo de un incendio ante el cual no hubiera bomberos foráneos deseosos de invadir para dizque resolver (¡Dios mío, hazme pipa!, podría parafrasear, ante la pradera humeante, el atribulado Señor de la Caldera, recordando el título del célebre libro de su siempre sonriente secretaria de Elbucación). Allí está el lic. Calderón echándose el rollo correspondiente al programa de combate a la delincuencia organizada, mientras en Tabasco, un cártel ataca a un general de división retirado, y en Veracruz, el gobernador priísta y el alcalde panista se echan mutuamente la culpa por carreras de caballos en las que hubo balacera y distinguidos muertos, al extremo de que un comando armado "rescatara" ayer el cadáver de alguien que podría ser un alto jefe zeta. Y apenas se enteraba el michoacano en problemas de que la Corte había decidido que el Congreso tiene todo el derecho a investigar pillerías bribiesquitas cuando el padrastro-gerente ya estaba anunciando que "este presidente no se va" del país y que seguirá actuando políticamente.
Pero el colmo de los desfiguros (del día, sólo del día de ayer) sucedió cuando el presidente formal de la República (invadido por gringos pipas, perdón, por pipas gringas), torpedeado por la pareja presidencial y con visita incómoda en puerta, hubo de asistir a una especie de regaño político que le soltó ni más ni menos que Emilio Gamboa Patrón, el diputado XHTV, síntesis andante de las peores formas de gobernar del priísmo, quien ayer hizo en Los Pinos una especie de cobro oratorio de futuros arreglos legislativos. El subcomandante Kamilio (más tarde llegaría la comandanta Paderes, a la que XH-Gamboa-Jackson no pareció reconocer como verdadera dirigente) le leyó una cartilla de conveniencia a F.C.H., para acabar anunciando que los tricolores están dispuestos a colaborar con el cuñado de Hildebrando para sacar reformas legislativas varias, siempre viendo "por el bien de México". ¡Oh, cuán redituablemente patriotas!
Astillas
La página oficial de la Presidencia de la República (www.presidencia. gob.mx) tiene una sección denominada México, y en ésta, un apartado relativo a gobernantes, donde se ofrecen "biografías de los gobernantes de México". Invitado por el lector Antonio García a asomarse a ese espacio, el tecleador encontró que los historiadores blanquiazules de Los Pinos hicieron cuatro divisiones: México-Tenochtitlan (con doce gobernantes), Nueva España (con 95 nombres, aunque, en algunos casos, repetidos porque estuvieron en el poder en distintos periodos), México independiente (136 nombres, también con repeticiones por la misma causa) y "La hora de la democracia", con sólo un personaje: Vicente Fox Quesada. Del total de las biografías posibles, Los Pinos sólo ha podido colocar las de los 12 emperadores indígenas, cinco del periodo novohispano, ninguna del México independiente (aunque aparece el nombre de Ernesto Zedillo preparado para entrar a su biografía, pero al abrir esa página sólo dice el nombre del ex presidente y "Periodos en el gobierno, 1994-2000") y, ¡desde luego!, la del huso democrático mexicano, el único y no mezclable Fox. La tal biografía vicentina oficial (redactada en tiempos de la pareja presidencial) dice que el esposo de la señora Marta "es una persona amable, respetuosa, sencilla y honesta que, por su vida en el rancho, ha sabido aquilatar la lealtad de la gente y apreciar el gran potencial que tiene México para ser un gran triunfador". También se asegura que, como gobernador de Guanajuato, Fox "rindió cuentas claras, tanto en las finanzas del estado como en su patrimonio personal", así que "por los buenos resultados de su gobierno, fue electo candidato a la Presidencia". La página oficial de la administración calderonista mantiene esta otra perla de frivolidad: "A un año de haber ganado las elecciones presidenciales, el 2 de julio de 2001, tuvo lugar en la residencia oficial de Los Pinos un acontecimiento histórico: la boda civil del licenciado Vicente Fox Quesada, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con la señora Marta Sahagún Jiménez, quienes de esta manera festejaron tres sucesos muy importantes: el cumpleaños 59 del mandatario, el primer aniversario del cambio democrático en México y su matrimonio"... ¡Hasta mañana!
* Más invasiones e injerencias
* Gamboa disfraza arreglos
* La historia según Los Pinos
No es ficción, sino un anuncio metafórico: personal del gobierno de Estados Unidos decidió el pasado lunes, a partir de su imperial criterio, cruzar la frontera con México para combatir con pipas de agua un incendio iniciado en Arizona pero extendido al traspatio. De la incursión (la segunda en menos de 15 días), amablemente informó la embajada estadunidense al calderonismo, que ni cuenta se había dado, pero que de inmediato, alertado por el propio infractor, emitió una gallarda y sonora nota diplomática de protesta, que si bien van las cosas, probablemente sea incluida en el kit de limpieza íntima que sea colocado en estos días en un hotel-fortaleza de las inmediaciones de Mérida. La cancillería patito de México (Patricia, se llama la encargada del despacho, y a las Patys suelen llamarlas Patito) advirtió, eso sí, que ese tipo de invasiones pueden entenderse en un contexto de urgencia (ha de suponerse que a los gringos les urgía acabar con un incendio que dejaba su territorio y afectaba al vecino), pero "incluso durante situaciones de emergencia se requiere, sin excepción, notificación inmediata a las autoridades mexicanas". ¡Eso!
El visitante que usará servicios higiénicos diplomáticos en Mérida también se preocupa por lo que sucede en este país inflamable, pues ha declarado con gran sentido amistoso que el encargado de la hacienda mexicana debería ingeniárselas para que capital externo pueda ayudar a Pemex a resolver los muchos problemas de esa empresa. Pero el texano Bush se ha topado con el tapatío Ramírez Acuña, quien de inmediato ha advertido que nones, que el petróleo mexicano seguirá siendo de los mexicanos, porque bla, bla, bla.
El anfitrión sufre, y no sólo por la inminente visita que ya hizo que las fuerzas del Estado Mayor se cubrieran nuevamente de gloria, al golpear a un ciudadano que protestaba contra el próximo asomo del indeseable Bush, sino porque todo parece descomponérsele a Felipe, como al soplo de un incendio ante el cual no hubiera bomberos foráneos deseosos de invadir para dizque resolver (¡Dios mío, hazme pipa!, podría parafrasear, ante la pradera humeante, el atribulado Señor de la Caldera, recordando el título del célebre libro de su siempre sonriente secretaria de Elbucación). Allí está el lic. Calderón echándose el rollo correspondiente al programa de combate a la delincuencia organizada, mientras en Tabasco, un cártel ataca a un general de división retirado, y en Veracruz, el gobernador priísta y el alcalde panista se echan mutuamente la culpa por carreras de caballos en las que hubo balacera y distinguidos muertos, al extremo de que un comando armado "rescatara" ayer el cadáver de alguien que podría ser un alto jefe zeta. Y apenas se enteraba el michoacano en problemas de que la Corte había decidido que el Congreso tiene todo el derecho a investigar pillerías bribiesquitas cuando el padrastro-gerente ya estaba anunciando que "este presidente no se va" del país y que seguirá actuando políticamente.
Pero el colmo de los desfiguros (del día, sólo del día de ayer) sucedió cuando el presidente formal de la República (invadido por gringos pipas, perdón, por pipas gringas), torpedeado por la pareja presidencial y con visita incómoda en puerta, hubo de asistir a una especie de regaño político que le soltó ni más ni menos que Emilio Gamboa Patrón, el diputado XHTV, síntesis andante de las peores formas de gobernar del priísmo, quien ayer hizo en Los Pinos una especie de cobro oratorio de futuros arreglos legislativos. El subcomandante Kamilio (más tarde llegaría la comandanta Paderes, a la que XH-Gamboa-Jackson no pareció reconocer como verdadera dirigente) le leyó una cartilla de conveniencia a F.C.H., para acabar anunciando que los tricolores están dispuestos a colaborar con el cuñado de Hildebrando para sacar reformas legislativas varias, siempre viendo "por el bien de México". ¡Oh, cuán redituablemente patriotas!
Astillas
La página oficial de la Presidencia de la República (www.presidencia. gob.mx) tiene una sección denominada México, y en ésta, un apartado relativo a gobernantes, donde se ofrecen "biografías de los gobernantes de México". Invitado por el lector Antonio García a asomarse a ese espacio, el tecleador encontró que los historiadores blanquiazules de Los Pinos hicieron cuatro divisiones: México-Tenochtitlan (con doce gobernantes), Nueva España (con 95 nombres, aunque, en algunos casos, repetidos porque estuvieron en el poder en distintos periodos), México independiente (136 nombres, también con repeticiones por la misma causa) y "La hora de la democracia", con sólo un personaje: Vicente Fox Quesada. Del total de las biografías posibles, Los Pinos sólo ha podido colocar las de los 12 emperadores indígenas, cinco del periodo novohispano, ninguna del México independiente (aunque aparece el nombre de Ernesto Zedillo preparado para entrar a su biografía, pero al abrir esa página sólo dice el nombre del ex presidente y "Periodos en el gobierno, 1994-2000") y, ¡desde luego!, la del huso democrático mexicano, el único y no mezclable Fox. La tal biografía vicentina oficial (redactada en tiempos de la pareja presidencial) dice que el esposo de la señora Marta "es una persona amable, respetuosa, sencilla y honesta que, por su vida en el rancho, ha sabido aquilatar la lealtad de la gente y apreciar el gran potencial que tiene México para ser un gran triunfador". También se asegura que, como gobernador de Guanajuato, Fox "rindió cuentas claras, tanto en las finanzas del estado como en su patrimonio personal", así que "por los buenos resultados de su gobierno, fue electo candidato a la Presidencia". La página oficial de la administración calderonista mantiene esta otra perla de frivolidad: "A un año de haber ganado las elecciones presidenciales, el 2 de julio de 2001, tuvo lugar en la residencia oficial de Los Pinos un acontecimiento histórico: la boda civil del licenciado Vicente Fox Quesada, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con la señora Marta Sahagún Jiménez, quienes de esta manera festejaron tres sucesos muy importantes: el cumpleaños 59 del mandatario, el primer aniversario del cambio democrático en México y su matrimonio"... ¡Hasta mañana!