INTINERARIO POLITICO
Diario Libertad: Ricardo Alemán
PRI: carambola de fantasía
Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto se convirtieron en pilares del triunfo de Beatriz Paredes
Para el ciudadano de la calle, ese de a pie cuyas preocupaciones diarias están muy lejos de las disputas político partidistas, la elección del nuevo presidente nacional del PRI poco o nada le significan. Les tiene sin cuidado que la ganadora haya resultado la tlaxcalteca Beatriz Paredes sobre el sinaloense Enrique Jackson.
Pero en el mundo de la política, en ese "mundo raro" del poder, el relevo de la dirigencia nacional del PRI asoma como una jugada casi magistral de los círculos del poder federal -del gobierno de Felipe Calderón-, y de un habilidoso sector del PRI que, sin revisar lo ocurrido en julio de 2006, pretende recuperar, en una alianza estratégica con el PAN, el terreno perdido en la más reciente década, esa en la que, para bien o para mal, marcó el fin del partido único.
¿Qué significa el triunfo de Beatriz Paredes? En el interior del PRI marca el inicio de lo que quiere ser la etapa de legitimación del árbitro que conducirá y dará certeza al juego político de los fragmentos de partido en que se convirtió el PRI luego de julio de 2000. Y es que el papel de la señora Paredes será ese -una vez legitimada por más de 50% de la estructura partidista-, el de árbitro facultado para aplicar las reglas del juego interno, y para representar los intereses del colectivo. En su vertiente técnica -más que política-, se trata de la primera expresión real y seria de convertir al PRI en un verdadero partido.
Pero además, esa victoria política y el caudal de apoyos logrados por la ganadora son la primera señal de que en el PRI se dio el banderazo de salida para la contienda político-electoral que desembocará en la lucha por las posiciones de poder, puestos de elección popular, que se disputarán en 2009 y la joya de la corona, la candidatura presidencial de 2012. Así, un par de actores políticos -y sus respectivos operadores- fueron determinantes para que Beatriz Paredes alcanzara la presidencia del PRI, los señores Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.
El primero es el poderoso jefe de los senadores del PRI, y el segundo el no menos forzudo gobernador del estado de México. ¿Y eso qué? Se podría interrogar. Pues resulta que tanto el experimentado sonorense como el novato mexiquense son dos de los más activos pretensores a la "silla grande" para el aún lejano 2012. En su calidad de aspirantes presidenciales, los dos políticos priístas -que tendrán cuerda suficiente para llegar con vida política hasta 2012-, se convirtieron en los pilares del triunfo de la señora Paredes, quien, a su vez, se descartó como presidenciable.
Pero la carrera presidencial no es un mero reflejo de voluntarismo. Por eso, Manlio Fabio Beltrones se ha convertido en el artífice de la Ley para la Reforma del Estado, un ingenioso método legislativo para impulsar, con el concurso de todas las fuerzas políticas, la muy manoseada reforma del Estado. De esa manera, y para efectos políticos, la alianza del senador Beltrones con Beatriz Paredes, la nueva dirigente del PRI, se convertirá en el más fuerte impulso a dicha reforma.
Al mismo tiempo, la dupla Beltrones-Paredes, parece llamada a convertirse en el cemento que confirmará y solidificará la alianza del PRI con el PAN -que en términos políticos será una alianza del PRI de Paredes con Calderón-, en lo que el propio Beltrones ha llamado "gobierno compartido". ¿Qué quiere decir eso? Que sin la intromisión visible del presidente Calderón, todos los partidos representados en el Congreso sacarán adelante la reforma del Estado. Es decir, que salvo el PRD, partido que aún no confirma su papel reformista en el Congreso, el PRI, PAN y el resto de partidos pequeños serán los responsables de remozar la casa, una casa que en 2012 podría ser la casa del PRI o del PAN. Y acaso también la casa del PRD.
Lo interesante del asunto es que la alianza PRI-PAN obligará, tarde o temprano, a que el PRD se sume a los esfuerzos de reforma de Estado, a pesar de que ese partido se niega a reconocer al gobierno de Calderón. Por lo pronto, y en una suerte de "ponerse el parche antes de que salga el grano" -como dice Pepe Cárdenas-, la corriente perredista Nueva Izquierda, motejada por todos como Los Chuchos, parece dispuesta a caminar por ese sendero. Y es que Los Chuchos" van por la dirigencia del PRD, desde donde repetirán la experiencia de 1996, cuando fueron impulsores de la reforma electoral que hizo posible sacar al PRI de Los Pinos.
El PRI cuenta ya con una dirigencia seria, con un interlocutor legítimo que parece dispuesto a ser una "oposición leal y constructiva". En el PAN es muy probable que en abril próximo se confirme que los calderonistas logren el control del Consejo Nacional -lo que le dará el control del partido-, en tanto que en el PRD también es casi un hecho que Los Chuchos se convertirán en la corriente dominante, con el control del partido, lo que meterá al PRD a la dinámica de las reformas. La jugada es más que de tres bandas, parece una jugada de fantasía, en donde la propuesta quedará por encima de la protesta. Pero vale preguntar: ¿Quién hará y cuándo la autocrítica de lo que pasó en el PRI en 2006 ? Al tiempo.
Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto se convirtieron en pilares del triunfo de Beatriz Paredes
Para el ciudadano de la calle, ese de a pie cuyas preocupaciones diarias están muy lejos de las disputas político partidistas, la elección del nuevo presidente nacional del PRI poco o nada le significan. Les tiene sin cuidado que la ganadora haya resultado la tlaxcalteca Beatriz Paredes sobre el sinaloense Enrique Jackson.
Pero en el mundo de la política, en ese "mundo raro" del poder, el relevo de la dirigencia nacional del PRI asoma como una jugada casi magistral de los círculos del poder federal -del gobierno de Felipe Calderón-, y de un habilidoso sector del PRI que, sin revisar lo ocurrido en julio de 2006, pretende recuperar, en una alianza estratégica con el PAN, el terreno perdido en la más reciente década, esa en la que, para bien o para mal, marcó el fin del partido único.
¿Qué significa el triunfo de Beatriz Paredes? En el interior del PRI marca el inicio de lo que quiere ser la etapa de legitimación del árbitro que conducirá y dará certeza al juego político de los fragmentos de partido en que se convirtió el PRI luego de julio de 2000. Y es que el papel de la señora Paredes será ese -una vez legitimada por más de 50% de la estructura partidista-, el de árbitro facultado para aplicar las reglas del juego interno, y para representar los intereses del colectivo. En su vertiente técnica -más que política-, se trata de la primera expresión real y seria de convertir al PRI en un verdadero partido.
Pero además, esa victoria política y el caudal de apoyos logrados por la ganadora son la primera señal de que en el PRI se dio el banderazo de salida para la contienda político-electoral que desembocará en la lucha por las posiciones de poder, puestos de elección popular, que se disputarán en 2009 y la joya de la corona, la candidatura presidencial de 2012. Así, un par de actores políticos -y sus respectivos operadores- fueron determinantes para que Beatriz Paredes alcanzara la presidencia del PRI, los señores Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.
El primero es el poderoso jefe de los senadores del PRI, y el segundo el no menos forzudo gobernador del estado de México. ¿Y eso qué? Se podría interrogar. Pues resulta que tanto el experimentado sonorense como el novato mexiquense son dos de los más activos pretensores a la "silla grande" para el aún lejano 2012. En su calidad de aspirantes presidenciales, los dos políticos priístas -que tendrán cuerda suficiente para llegar con vida política hasta 2012-, se convirtieron en los pilares del triunfo de la señora Paredes, quien, a su vez, se descartó como presidenciable.
Pero la carrera presidencial no es un mero reflejo de voluntarismo. Por eso, Manlio Fabio Beltrones se ha convertido en el artífice de la Ley para la Reforma del Estado, un ingenioso método legislativo para impulsar, con el concurso de todas las fuerzas políticas, la muy manoseada reforma del Estado. De esa manera, y para efectos políticos, la alianza del senador Beltrones con Beatriz Paredes, la nueva dirigente del PRI, se convertirá en el más fuerte impulso a dicha reforma.
Al mismo tiempo, la dupla Beltrones-Paredes, parece llamada a convertirse en el cemento que confirmará y solidificará la alianza del PRI con el PAN -que en términos políticos será una alianza del PRI de Paredes con Calderón-, en lo que el propio Beltrones ha llamado "gobierno compartido". ¿Qué quiere decir eso? Que sin la intromisión visible del presidente Calderón, todos los partidos representados en el Congreso sacarán adelante la reforma del Estado. Es decir, que salvo el PRD, partido que aún no confirma su papel reformista en el Congreso, el PRI, PAN y el resto de partidos pequeños serán los responsables de remozar la casa, una casa que en 2012 podría ser la casa del PRI o del PAN. Y acaso también la casa del PRD.
Lo interesante del asunto es que la alianza PRI-PAN obligará, tarde o temprano, a que el PRD se sume a los esfuerzos de reforma de Estado, a pesar de que ese partido se niega a reconocer al gobierno de Calderón. Por lo pronto, y en una suerte de "ponerse el parche antes de que salga el grano" -como dice Pepe Cárdenas-, la corriente perredista Nueva Izquierda, motejada por todos como Los Chuchos, parece dispuesta a caminar por ese sendero. Y es que Los Chuchos" van por la dirigencia del PRD, desde donde repetirán la experiencia de 1996, cuando fueron impulsores de la reforma electoral que hizo posible sacar al PRI de Los Pinos.
El PRI cuenta ya con una dirigencia seria, con un interlocutor legítimo que parece dispuesto a ser una "oposición leal y constructiva". En el PAN es muy probable que en abril próximo se confirme que los calderonistas logren el control del Consejo Nacional -lo que le dará el control del partido-, en tanto que en el PRD también es casi un hecho que Los Chuchos se convertirán en la corriente dominante, con el control del partido, lo que meterá al PRD a la dinámica de las reformas. La jugada es más que de tres bandas, parece una jugada de fantasía, en donde la propuesta quedará por encima de la protesta. Pero vale preguntar: ¿Quién hará y cuándo la autocrítica de lo que pasó en el PRI en 2006 ? Al tiempo.