EL NARCO-MENUDEO EN PUEBLA, LA TIERRA DEL GOBER PRECIOSO
Por Felipe Moreno
(Lunes 19 de Febrero de 2007)
Durante el mes de mayo de 2004, un grupo de periodistas realizó un reportaje en la capital del Estado de Puebla, una entidad gobernada por el ahora senador priísta Melquíades Morales Flores. En Puebla de los Ángeles se tenía una cita pendiente con la historia, una verdadera estaca metida en el corazón. Aguda y dolorosa espina que los tiempos del "cambio" en México habían impedido extraer. Ese grupo de comunicadores de algún modo se sentían frustrados.
Sus medios de comunicación, como muchas otras revistas y periódicos en el país, dejaron de aparecer en los puestos y salas de comunicación social. Por tanto, ya no podían concluir, y menos difundir las investigaciones periodísticas sobre el tema del "narco-menudeo" en el Estado de Puebla, concretamente en la capital de dicho Estado de la República Mexicana, la famosa "angelópolis". La primera ciudad de los Estados Unidos Mexicanos en caer en manos del narco - menudeo. Más aún, el término narco - menudeo aún no se hacía de uso popular en el 2004.
Novedades Editores S.A. de C.V. el diario donde se editaron muchas líneas ágata al respecto, cerró sus puertas de manera definitiva a fines del año 2002. Todos los datos, escritos, fotografías, borradores y demás instrumentos con los cuales se trabajaba en dicho reportaje quedaron ahí, guardados, como mudos testigos de lo que una vez existió en el papel.
El cierre de Novedades Editores y su venta obedecieron a dos factores principalmente: falta de interés periodístico y carencia de un objetivo político viable para seguirlo editando. Novedades había dejado de ser, desde hace muchos años, un factor real en las altas esferas del poder político de México. Su ciclo en la vida nacional había terminado.
La sección "D" de dicho diario fue el último reducto o remembranza que podía rescatarse de dicho periódico, un diario por donde pasaron las más grandes personalidades de la prensa nacional. Hay quienes comentaban, en son de burla, que compraban el periódico Novedades, extraían la sección "D" y tiraban a la basura el resto del papel. Y, no es exagerada la observación, ni siquiera era usado en las jaulas de los pájaros. Menos lo sería ahora, en los tiempos del Internet, donde un medio ya no es vital ni necesario para quien se dedica a la comunicación de masas.
Ahora, la verdad, lo más auténtico en materia de información puede pasar directo por una línea telefónica, fibra óptica, y sin censura, sin línea, sin tener que responder a ciertos intereses políticos o comerciales. Ahora, puede pasar un comentario sin tener que mostrar esa obediencia ciega y frustrante que los reporteros tienen que soportar ante los dueños de la tinta y el papel o los micrófonos y pantallas de la radio y la televisión.
Hoy el .com en Internet, orienta, induce, alimenta, nutre, es el líder en el mundo de la comunicación instantánea y permanente. Los hechos, sucesos y acontecimientos que afectan a una nación o al rincón más recóndito del mundo se encuentran en La Red de Redes.
En el .com no hay censura ni línea, todo responde a la ética y profesionalismo de cada comunicador. Es él y su conciencia, es él y su responsabilidad social y ética. Por eso mismo vale la pregunta ¿qué ocultaron los medios de comunicación en Puebla esa última semana del mes de Mayo de 2004 que era fundamental para la vida de la nación? Sin duda un asunto importante para Puebla, para México y para el mundo que no está inmerso en las redes del narcotráfico ni del crimen organizado.
La reducida cultura, la coartada libertad de expresión que ahí se vive, seguramente les impidió dar ese "santo y seña" del narco-menudeo que se vivía y vive en la angelópolis, los lugares de venta conocidos como -narco tiendas- y el nombre de la que se dice es la "controladora". Amén de los posibles nexos con las estructuras de gobierno municipal, sin los cuales no podría darse dicho evento. Más todavía, esa "invasión" de presuntos criminales en las organizaciones policiales. En pocas palabras, un asunto de salud pública que competía y compete a toda la sociedad poblana. La "angelópolis" mostraba los primeros síntomas de una macro urbe invadida por el consumo y venta de drogas.
Pueden ser ciertas las palabras del ex gobernador Melquíades Morales en el sentido de que en Puebla "no -había- políticos metidos en el narcotráfico", pero qué nos puede decir ahora de aquellos narcos que pudieran estar metidos en todos los niveles de gobierno o dentro de la sociedad poblana a quien dijo gobernar.
La publicación que detonó todo fue el siguiente texto publicado en el desaparecido diario Novedades: "La UEDO y la DEA investigan al ex alcalde priísta de Puebla Mario Marin, y al ex jefe de la policía municipal por `cuidar` al narcotraficante Benjamín Arellano Félix". Novedades, lunes 23 de septiembre de 2002.
A partir de esa información "no confirmada", se desató una polémica, una guerra verbal entre el periodista y los diversos personajes "agraviados". Uno de ellos, hoy convertido en gobernador y cuya imagen se ha visto envuelta en mayores escándalos, uno de ellos sus oscuras relaciones con el empresario Kamel Nacif, el llamado "rey de la mezclilla", denunciado como pederasta por la periodista Lidia Cacho en su libro "Los Demonios del Eden".
Se han escuchado comentarios y rumores sobre el actual gobernador Mario Marín Torres, entonces candidato del PRI a la gubernatura del Estado, y sobre el esparcimiento de cuantiosas cantidades de dinero para rescatar su imagen, ligada a dichas actividades. Mario Marín, recuérdese que antes de ser gobernador de Puebla fue alcalde de la capital poblana, en el mismo momento que se dio la detención en el municipio de Cholula, de Benjamín Arellano Félix.
Las pesquisas sobre el narco-menudeo en Puebla se vieron alentadas por una serie de videos transmitidos por la empresa televisiva norteamericana ABC. Las imagenes agudizaron el conflicto. Más aún, la misma información, -no confirmada- haría evidente que el narcotráfico podría estar siendo cobijado por autoridades policíacas o funcionarios municipales poblanos. La cosa se hacía lógica luego de darse a conocer que entre los meses de agosto de 2001 y marzo de 2002, Benjamín Arellano, el hombre más buscado por la DEA, vivió en Puebla con otro nombre, Manuel Treviño.
El periodismo de investigación supuso que debido a la presencia en Puebla de altos capos de la mafia de las drogas, las autoridades de la ciudad estarían inmersas en el negocio o de menos en el interés de proporcionarles protección a los sujetos. Sonaba lógico suponer que quien siempre ha vivido ahí no se hubiese percatado de dichas presencias tan extrañas como nefastas. Pues en el mismo vecindario a donde se mudo Benjamín Arellano, se pueden contar personajes de todo tipo, incluso ejecutivos de un importante medio de comunicación local, para los cuales sería difícil dejar pasar por alto algo tan descarado. Todo sonaba lógico. Las fuentes parecían serias y confiables.
Puebla es pueblo, no es ciudad, menos metrópoli. Cualquier movimiento, por pequeño que éste sea, no puede pasar desapercibido. La sociedad poblana convive a diario con sus gentes, para ellos no existen secretos. Es una comunidad informada. El saber que tenían como huéspedes a uno de los hermanos Arellano Félix, fue como recibir un shock eléctrico, un balde con agua helada. ¿Cómo podía ser eso, a 120 kilómetros del Distrito Federal, de la Ciudad de la Esperanza, estaba el narcotraficante más buscado por las policías internacionales?
El narco-menudeo en Puebla, fue una nota que soslayaron los medios de comunicación en la ciudad de Puebla, solo "Intolerancia", un medio nuevo, fue el único que se atrevió a mencionar el tema. Se mostraron diapositivas, videos; se bailó, brincó, gritó, retó, expuso lo que debía de exponerse más allá de los fines políticos o las circunstancias del momento. Era la sucesión de Melquíades Morales, había que cuidar al heredero priísta.
Más allá de los Marines y Paredes y sus emblemas partidistas la investigación se centró en un problema de urgente y obvia resolución política y social. Se dieron nombres, direcciones, incluso un video mostraba la declaración de un ex adicto que hizo reveladoras declaraciones sobre narco-menudeo y delincuencia organizada en la capital poblana. Denuncias que debieron salir en los medios de comunicación al día siguiente, con sus correspondientes detenciones.
No obstante, la prensa poblana calló, ocultó, hizo mutis. Han pasado más de tres años y nada. El fenómeno del narco-menudeo no existe para la prensa poblana. Es casi seguro que muchas de las narco tiendas poblanas hayan sido ya abandonadas para entonces. Es casi un hecho que los delincuentes denunciados por "marcos" hayan abandonado sus plazas en la policía municipal o salido del Estado.
Quien conoce de periodismo sabe cómo es que se manejan estas cosas en los medios, cómo es que se interpreta o manipula la información, cómo es que oculta o tergiversa una nota o cómo simplemente se soslaya o se olvida.
Así fue, los medios de comunicación en Puebla publicaron lo que les era interesante de manera comercial en los meses de mayo y junio de 2004. Las notas principales consignaron la supuesta exoneración de Mario Marín Torres; dejaron solo a Paredes.
Más aún, el mismo ex candidato del PRI a la gubernatura del Estado, el ahora gobernador Mario Marín Torres, se excedió en palabras de auto elogio, en lugar de permanecer callado como los grandes, ante eventos que quizá el mismo patrocinó con tal de lavar su deteriorada imagen. Obvio, Mario Marin es poblano, no es político. Nada aprendió de sus mayores, Melquíades Morales Flores y sobre todo de Manuel Bartlett Díaz.
Pero, independientemente de los hechos, los calificativos y argumentos, su victoria fue pírrica, el problema del narco-menudeo sigue existiendo en la angelópolis. Es un tema serio y como tal debe ser combatido de inmediato. Antes de que Puebla de los Ángeles se convierta en Puebla de los infiernos. La realidad poblana se vislumbra dramática en un futuro inmediato, con un gobernador que cada día empeora y enloda su imagen, aunque él asegure que no pasa nada.
Más allá de calificativos y epítetos sobre periodistas como Lidia Cacho, un hecho es incuestionable, a tres años de los hechos que fueron denunciados y que los medios de comunicación en la ciudad de Puebla soslayaron, el narco-menudeo es una realidad no combatida en todo México. Ese mutis de Marin Torres en el tema es preocupante. O qué ¿tanto pesa el narco en aquella zona de los Estados Unidos Mexicanos?
Quizá sea cierto lo que se dice, pues en más de 500 años no ha existido jamás un reten entre Veracruz y México. Los hay en Oaxaca, Guerrero, Morelos. Michoacán, Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí, pero han sido soslayados entre Veracruz y la Ciudad de México históricamente. Sólo recuérdese que Puebla es la puerta del Plan Puebla Panamá y que las drogas también son mercancías.
Acaso será como dijo aquel grupo de periodistas en mayo de 2004, que en ese asunto pudieran estar involucrados personajes de marcada filiación política. Los de ayer y los de ahora, los de antaño y los de después, los que han medrado y los que medrarán mañana con los recursos que otorga la renta nacional.
La prensa, y en general los medios de comunicación poblanos no tuvieron la capacidad para digerir un cúmulo de elementos que muchos otros tergiversaron, torcieron a su antojo o manejaron según sus intereses comerciales. Más todavía, no han logrado entender la gravedad del caso. Todos los reporteros se fueron con la "finta", acostumbrados como están, sólo a tocar los lugares comunes o ver quien fue el que les invitó el desayuno. Repitieron sus acostumbradas preguntas, para finalmente publicar en sus medios "el pedido" o la orden expresa del amo de la casa.
Para quien se dice periodista, es fácil entender que publicidad mata verdad y anula toda crítica. Quizá por ello es que los medios que circulan en la capital poblana callaron u ocultaron la evidencia vital para el buen desarrollo político y social de una ciudad que hoy tiene rasgos cosmopolitas y por tanto podría ser presa de las redes del narcotráfico y su variante el narco - menudeo.
La vieja aldea quedó atrás. Las mortecinas luces mercuriales de los años 40, también; el olor característico de su tierra en épocas de lluvia, ha desaparecido. También el murmullo de la noche. Se extraña la presencia del orden que impusieron sus caciques.
Las semitas poblanas no son las mismas. Hoy pudieran estar espolvoreadas con coca. Puebla ya no es pueblo, es Puebla, quizá por ello hoy brillen esas centellas preocupantes, las de los cuernos de chivo, las de la tercera etapa en las cadenas del narcotráfico: el narco-menudeo.
Si las autoridades poblanas no actúan de inmediato, se les dijo entonces, y fue real, muy pronto serían presa del narco-menudeo. Un fenómeno que está dándose en todo México.
Los hechos y las verdades ahí están, en Internet, así lo vio, vivió y descubrió el grupo de periodistas. El mismo que hoy lo presenta en su nueva etapa dentro del periodismo en México, para ver lo que no dijo la prensa poblana sobre tan preocupante y espinoso tema. Y, de los "medios nacionales", mejor ni hablamos, pues son y fueron inexistentes en momentos cruciales para México.
Por eso estamos como estamos. Quizá ahí este la respuesta principal para los periodistas poblanos, ese por qué tuvo que ir a Puebla un grupo de periodistas independientes y montar una conferencia de prensa que hoy muchos otros periodistas aún no han asimilado, o simplemente han ocultado. Los medios poblanos fueron cómplices de un fenómeno que hoy existe en todos los Estados que integran a los Estados Unidos Mexicanos.