DETRAS DE LA NOTICIA

El Universal: Ricardo Rocha
19 de febrero de 2007

´Hannibal Fox´

Vicente Fox pasará a la historia por hablador. Pero también por traidor a la patria. Ahora el gran bocón ha vuelto al ataque. Y su incontinencia verbal es de nuevo un insulto a la nación, un ataque a nuestra todavía incipiente democracia y un bombazo terrorista para el gobierno de Felipe Calderón.

Su cinismo sin límites lo ha hecho eructar que en lo del desafuero de Andrés Manuel López Obrador "tuve que retirarme y perdí. Pero 18 meses después me desquité cuando ganó mi candidato". Desde la óptica de la siquiatría política, 15 palabras sin desperdicio para el análisis de la perversión humana.

En unos cuantos segundos Fox reveló cosas que ya se sabían pero que dichas por él adquieren una escandalosa relevancia: que el entonces presidente usó ilegal e inconstitucionalmente todo el aparato del Estado para aniquilar a López Obrador con el desafuero y -de haber sido posible- meterlo a la cárcel; que una vez fallido el engendro de Santiago Creel, volcó su gobierno completo en apoyos directos e indirectos para Felipe Calderón; que, simultáneamente, utilizó todos los recursos disponibles para destruir al candidato de la coalición Por el Bien de Todos mediante una guerra sucia mediática con la complicidad también ilegal de las cúpulas empresariales.


Pero lo más grave es lo de "mi candidato". Porque Fox no se refiere a la común pertenencia partidaria. Lo que excreta el ex presidente es que la candidatura de Felipe fue su candidatura; que gracias a él el actual Presidente ganó, que, por lo tanto, esta Presidencia también es propiedad de Fox y la señora Marta. Gravísimo. Y tramposísimo. Porque Fox y los suyos se sienten también propietarios del país.

En su ramplonería pueblerina e insultante no sólo sacaron al PRI de los Pinos, sino lograron -ellos y nadie más- perpetuarse en el poder aunque fuera a través de quien no querían. Fox no es idiota, aunque con frecuencia lo parezca. Ya se sabe que es un inculto de tiempo completo a quien le escribieron un libro, pero que jamás ha leído uno.

Pero es un hombre perverso. Por ello no es casual que quiera recordarnos una y otra vez que él ganó la elección de 2006. Porque lo que quiere es impunidad. Presionar al actual gobierno con su cantaleta, para chantajearlo con su victoria. Que por lo menos estos seis años nadie se atreva a escarbar ni en sus negocios ni en los de su esposa y el resto de su parentela, porque podría expectorar todavía más cosas. La expectativa es si Calderón -que tiene estas y otras cuentas pendientes con Fox- se va a aguantar así todo el sexenio o se decidirá a ponerle un bozal igualito al de Lecter para evitar que este caníbal político siga devorando a sus congéneres.


Pero en paralelo hay que hacer justicia. El PRD no debe dudar en demandar a Vicente Fox por traición a la patria porque lo que dijo en Washington no es un exabrupto imbécil a los que nos tiene acostumbrados. Es una abierta confesión de parte de su intervención alevosa y abusiva en contra de un aspirante a la Presidencia. Es un delincuente que tiene que ser castigado.

Si Calderón quiere legitimarse también deberá auditar e investigar el enriquecimiento explicable de la otrora pareja presidencial, el destino de los dineros de la farsa llamada Vamos México, y la cauda de latrocinios como bahías, terrenos y otras vastas propiedades y negocios al amparo del poder. Más aún, como bien apunta Jorge Carpizo, Fox debe ser investigado y en su caso sancionado administrativa y hasta penalmente por el sospechoso y brutal incremento del narcotráfico y el crimen organizado durante su gestión. Recuérdese, entre otras muchas cosas, que El Chapo Guzmán salió tan campante del penal de Puente Grande apenas a unos días de iniciado el gobierno foxista. Así que materia para desazolvar el lodo y el miasma del pasado inmediato hay más que suficiente.

Felipe Calderón acaba de hacer un llamado a la población a estar unida ante "cualquier amenaza, en particular de quienes envenenan no sólo el cuerpo sino también el alma". Se especula que se refiere a las supuestas amenazas terroristas de Al-Qaeda o a las acciones cotidianas de los narcotraficantes. Yo creo que esas palabras debieran tener otro destinatario.