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México Necesita Que Lo Gobierne Las PUTAS, Porque Sus Hijos Le Fallaron

M O R E N A (MOvimiento de REgeneración NAcional)

Blogeando Desde Zacatecas En Pie De Lucha Rumbo Al 2012, AMLO PRESIDENTE

lunes, 12 de febrero de 2007

DESAFIO

Rafael Loret de Mola

* Espías Intocables
* Inducción Inmoral
* Me lo Saluda, ¿eh?

Una de las pobres sanciones impuestas por el Instituto Federal Electoral al PAN durante la densa campaña por la Presidencia en 2006 tuvo su razón de ser en el abierto, descarado proselitismo del ex presidente del gobierno español, José María Aznar –una mezcla perfecta de Chaplin con Hitler, a decir de sus críticos-, a favor de Felipe Calderón durante un evento organizado precisamente por los panistas para ampliar el respaldo internacional en momentos en los que cualquier movimiento porcentual podría resultar definitorio dada la estrechez de las cifras, incluso las inducidas desde el poder central.

El partido fue reconvenido si bien, para equilibrar las cosas, se señaló igualmente hacia la presencia de operadores de los gobiernos cubano y venezolano entre los operadores territoriales de Andrés Manuel López Obrador quien, para deslindarse, arguyó forzadamente que jamás había cruzado palabra alguna con Hugo Chávez, presentado por los empresarios mexicanos como el nuevo icono de la izquierda descocada. El mesiánico personaje del sur del continente acabó siendo protagonista de los mensajes mediáticos que revelaron los “peligros” supuestamente representados por la convocatoria de la coalición “Por el Bien de Todos”.

¿Fue o no determinante la aparición de Aznar, el mismo que como cabildero de la Casa Blanca intentó, en apariencia inútilmente, llevar a México y su gobierno a la espiral dramática que culminó con la intervención estadounidense en Irak, para luego aparecer como el gran garante de la derecha internacional a pesar de la derrota de su partido, el Popular, en España en marzo de 2004? Como otros factores, desarrollados sin el menor apego a la moral política, por supuesto éste sirvió a una campaña que debió utilizar toda la parafernalia del poder para remontar la dura cuesta hacia el continuismo a pesar de la polarización social y política.

En la misma línea, la odiosa intervención del señor Fox en el proceso, la de los empresarios exaltados, la guerra sucia de las encuestas y el maridaje de algunos medios masivos de comunicación con la estructura oficial, fueron sumando puntos porcentuales a mansalva al tiempo de que se formalizaban ciertas alianzas “estratégicas” con lo peor del priísmo corporativo –hablamos de la novia de Chucky, Elba Esther, en primer lugar-, y destinadas a corregir y amentar los insondables vicios de la alquimia electoral dispuestos para alterar sufragios y voluntades. (Remito a los amables lectores a “Confesiones y Penitencias”, de mi autoría, próximo a aparecer bajo los auspicios de Editorial Océano).

En esa línea, Aznar fue figura estelar... y lo sigue siendo. Como se sabe, el ex presidente español, mantiene su influencia notable sobre la estructura del Partido Popular, encaminado a la recuperación de la jefatura del gobierno mediando el aprovechamiento político del drama terrorista cuyos saldos negativos salpican el rostro del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, y encabeza la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), una copia casi al carbón del priísta IEPES que sirvió para extender cooptaciones y coberturas en los territorios críticos, desde la cual faculta y extiende toda suerte de operaciones, incluidas las relacionadas con el espionaje institucional.

Aznar no sólo dejó un discurso pleno de bienaventuranzas a favor de Calderón, a quien señaló como la única opción responsable casi a la par con la exacerbación de la campaña negra contra López Obrador, sino también habilitó a uno de sus estrategas mayores: Antonio Solá Recher, uno de los principales enclaves de las juventudes del PP durante la presidencia del tenaz y obcecado José María.

Debate

Solá es socio de la firma Ostos&Solá, con asiento en el barrio de Salamanca en Madrid, desde donde han organizado, entre otras cosas, algunas de as manifestaciones masivas, sobre toda una en protesta contra la posibilidad de legislar sobre los matrimonios entre homosexuales, en una línea semejante a la que sigue, en México, Pro Vida. Estamos hablando, por supuesto, de organizaciones de ultraderecha y como tales, intransigentes por antonomasia.

Pues bien, Solá, con tales características, fue la mejor aportación de Aznar y, por ende, del Partido Popular español, en la campaña de Felipe Calderón, y a él se atribuye el célebre eslogan de las “Manos Limpias” así como el endurecimiento de la virulencia verbal contra la izquierda, descalificaciones sumarias al calce, que desvirtuaron sentido y moral de la controversia electoral hasta anclar en una crispación polarizada y paralizante de la sociedad mexicana que no ha podido destrabarse. Aun con “éxito” –lo tuvo en cuanto a que Calderón es finalmente el titular del Ejecutivo federal contra el viento y marea de la resistencia desgastada-, el deterioro del perfil del mandatario asesorado es tan evidente como la presencia del diseñador de imágenes importado.

Recuérdese, además, que durante la administración anterior los mayores escándalos políticos derivaron de la profusa e inescrutable red de espionaje montada por la casa presidencial y en concreto por la parte femenina de la pareja presidencial.

Pese a las evidencias notorias sobre intervenciones telefónicas y violaciones a la privacidad, la opinión pública fue inducida a concentrarse en los asuntos al descubierto, obviamente lamentables y hasta criminales si bien sin castigo justo hasta el momento –hablamos, claro, del caso Marín Torres entre otros-, sin que se determinase el origen y sustento de las grabaciones ni de los vídeos destinados a desmantelar, trampas de por medio, al equipo operativo del “peligroso” López Obrador.

El espionaje es, en el presente, uno de los mejores instrumentos de control en manos de un gobierno que se dice democrático pero sigue sin aceptar a la crítica, concentrándola en el “circulo rojo” de las perversidades tal y como lo hizo el anterior presidente, y elude cualquier debate sustantivo. Más bien se opta, claro, por la negociación. De allí el notable episodio protagonizado por Emilio Gamboa, señalado por sus vínculos con la red de pederastas encabezada por Jean Succar Kuri, quien mantuvo el liderazgo de su fracción en la Cámara baja comprometiéndose a secundar las iniciativas de los panistas a cambio, claro, de impunidad. Santo proceder.

El Reto

Solá Recher está ahora a cargo de la parafernalia política del panismo desmadejado en Yucatán. Allí lo enviaron, claro, con el propósito de preparar un escenario semejante al nacional en donde toda sospecha tuvo cabida. Y ello es consecuencia, claro, del desaseo evidente de la dirigencia nacional del PAN, encabezada por el tortuoso Manuel Espino Barrientos y amén, en la selección de su abanderado a la gubernatura, Xavier Abreu Sierra, y el posterior cisma protagonizado por la ex alcaldesa de Mérida y ex directora nacional del DIF, Ana Rosa Payán, casi una misionera en cruzada permanente contra los “comunistoides” que ahora le brindan techo, siglas y emblemas para ampliar coberturas en la península sin la menor cohesión ideológica. Vergüenza tras vergüenza.

Por supuesto, Solá cobra y mucho. Pero ya está visto que el gobernador yucateco, Patricio Patrón Laviada, no escatima recursos cuando se trata de maniobrar políticamente garantizándose una sucesión cómoda. Al final de cuentas, los cacicazgos se tocan. Por algo, claro, no se atrevió a poner tras las rejas a su antecesor, Víctor Cervera, el perverso que sólo fue detenido por la muerte.
El gobernador financia, Solá coba y opera y el PAN marca y asegura su continuidad.

Así ha sido hasta hoy. ¿Alguna diferencia con el pasado?

La Anécdota

Corría el salinato trágico, ahora en fase vindicatoria como uno de los colmos de la derecha tolerante. En Gobernación despachaba Fernando Gutiérrez Barrios. Una tarde, telefoneó a mi casa el entonces delegado apostólico, Girolamo Prigione, antes de ejecutarse las reformas al 130 constitucional.

--Me urge verlo –me dijo, con su inconfundible acento italiano y sin identificarse-. ¿Ya sabe quién soy?

--Por supuesto –contesté, siguiendo el juego-.

--¿Podría venir esta tarde a casa? –preguntó de nuevo, Prigione, forzando el tono-.
Accedí, naturalmente. Lo curioso es que, no más de media hora después, otro telefonema pondría la guinda sobre el pastel:

--Habla Gutiérrez Barrios –sonó firme la voz del ministro-. Quisiera pedirle un favor: que salude, de mi parte, a Monseñor Prigione. Sé que se reunirá con él esta tarde.

Las viejas rutinas del espionaje se repiten. Ahora, claro, con el acento castizo de los “populares” que han hecho de la trama contra ETA su nueva plataforma de despegue. Abundaremos.