SI FECAL SE ENGAÑO ÉL SOLITO, NO PODRA ENGAÑARLO EL RESTO DE LA GENTE? JUA
Felipe Calderón eligió para irrumpir de manera triunfal en el poder y legitimarse en él, una estrategia eminentemente militar y mediática en contra del crimen organizado. El secretario de la Defensa, Guillermo Galván, y el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, le informaron al Presidente de la República sobre los logros en la Operación Conjunta Michoacán: la destrucción de 5 mil 23 plantíos de mariguana, el aseguramiento de 127 armas y la consignación de 80 personas ante el ministerio público.
De Michoacán, el operativo se trasladará a Tijuana y de ahí a otras entidades de la República. Las autoridades federales se han esmerado en tratar de deslumbrar a la opinión pública con cifras espectaculares. A Baja California serán trasladados, entre militares, infantes de marina y policías, 3 mil 296 elementos. Como diría George Bush padre, se trata de declarar al narcotráfico la “madre de todas las batallas”.
La estrategia, sin embargo, es miope, y carece de una visión integral de Estado. El gobierno del presidente Calderón se ha limitado a repetir el modelo militarista y policiaco que tiene Estados Unidos del combate al narcotráfico. Pretender exterminar al crimen organizado únicamente por medio de las armas o incluso por medio de un eficiente servicio de inteligencia, tendrá como único corolario el fracaso.
Colombia es un buen ejemplo de ello. Hasta que ese país se dio cuenta que la proliferación del negocio de la droga y de la guerrilla estaba vinculada en gran medida con la injusticia social, entendió que era necesario implementar una reforma económica, social y jurídica de gran envergadura.
El llamado Plan Colombia está resumido en diez puntos y aunque las autoridades de esa nación reconocen sus debilidades y fracasos, lo cierto es que los productores y distribuidores de cocaína han abandonado ese país para convertir a México en su nuevo centro de operaciones.
Calderón llega a la Presidencia de la República justo cuando en el país comienza a acelerarse el proceso de colombianización. Esto significa que los gobiernos, las instituciones, el campo, las empresas y la sociedad en su conjunto, no sólo se encuentran infiltrados por su poder sino que
—en un país empobrecido y desempleado como es este— ofrece ser un atractivo modus vivendi para muchos mexicanos. Ahí está como muestra la expansión del narcomenudeo a lo largo y ancho del territorio nacional.
Calderón necesita quitarle terreno a los cárteles para que los cárteles no terminen gobernándolo a él, y lo que es peor, a la nación. De tal forma que en el Plan Nacional de Desarrollo tendrá que venir implícito, desde todos los frentes y desde todas la áreas, el combate al flagelo. Lo económico, lo fiscal, lo educativo, lo agrario, lo jurídico, lo internacional e incluso una política de medios, tendrán que contemplar la erradicación del negocio de la droga. Lo que queremos decir es que el gobierno calderonista ataca el fenómeno con bastante ligereza, mucha espectacularidad y poca eficiencia. Los operativos en Michoacán y Tijuana parecen tener como principal objetivo satisfacer, cuando menos momentáneamente, las exigencias de Washington. Así se hacía cuando era procurador general de la República el general Rafael Macedo de la Concha. Mucha televisión, muchas primeras planas en los periódicos, para desviar la atención sobre los errores cometidos por Vicente Fox, pero nada en efectivo.
Si hubieran sido ciertas las aprehensiones de los grandes capos —como en su momento lo vendió la PGR a la sociedad mexicana— no hubieran rodado en Michoacán, Tijuana y Guerrero cabezas de decapitados y la frontera norte no constituiría, como lo es hoy, un problema de seguridad nacional para Estados Unidos.
Según informes de la Procuraduría General de la República, el objetivo de la Operación Tijuana será la desarticulación del cártel de los Arellano Félix que opera en 15 estados de la República. Una empresa de esa magnitud implicaría la militarización del país. ¿Hay recursos, elementos humanos y tecnológicos para una empresa de esas dimensiones?
Los golpes espectaculares ya comenzaron a ser puestos en duda por los mismos especialistas. Aseguran que las cifras proporcionadas por la PGR, el Ejército y Seguridad Pública carecen de veracidad. Simplemente no es posible destruir 5 mil plantíos de mariguana de una sola vez y en un solo lugar porque la planta es de temporal.
Varios de los que hoy encabezan o trabajan para las dependencias involucradas en el combate al crimen organizado han operado siempre de la misma forma: mucha prensa, apariencia y malos saldos. Que no lo engañen, señor presidente, el país, su gobierno y la región hemisférica exigen un plan antinarcóticos que pondrá a prueba la honestidad de quienes lo encabezan.
Para la Unión Europea, Estados Unidos y los organismos internacionales, el narcotráfico en México se explica por una sola cosa: la ancestral corrupción de sus funcionarios.