LOS DAÑOS A PEMEX QUE EL PROzac LE PROVOCO
Si Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo maquinaron el descuartizamiento de Pemex para privatizar su retacería, objetivo que le dejaron armado a Vicente Fox, éste, entre la impotencia y la furia por la resistencia del Congreso de la Unión a aprobar su reformón constitucional para despojar a la nación de su último bastión patrimonial, operó bajo aquella homicida reacción del enamorado despechado hacia su doncella: "Mía o de nadie".
"De nadie", parece ser la fatalidad a la que Fox condenó a la industria emblemática por excelencia de la ahora extinguida soberanía nacional: Datos cruzados de diferentes fuentes, revelan una doble monstruosidad: Durante el foxiato, se computó una pérdida del patrimonio petrolero, constituido básicamente por el binomio crudo-gas, del orden de los 500 mil millones de dólares, en tanto las reservas probadas y probables (¿menos de doce mil millones de barriles?) apenas alcanzarían para el proceso productivo entre 9.5 y 12 años.
Fox, en su febril obcecación, aplicó una perversa operación causa-efecto: ordeñó fiscalmente hasta el último peso del ingreso petrolero y dejó a la tasajeada empresa impedida ya no sólo para su modernización tecnológica, sino para su indispensable mantenimiento. Resultado: Recibió una empresa ubicada en el sexto sitio del ranking mundial, y la dejó en el noveno. Con la agravante de que le acumuló una deuda de 90 mil millones de dólares, obligándola a subsistir con más endeudamiento. La infinita vuelta a la noria.
La trampa urdida maquiavélicamente para destruir a la empresa se montó en dos actos: 1) Zedillo, urgido de satisfacer la demanda de los Estado Unidos, contrató con la Compañía de Nitrógeno Cantarell el suministro de ese reactivo, sustituyendo la inyección de gas natural, y 2) sembrado el problema, para "resolverlo" con la restitución del uso de gas natural, se le dio cancha a las trasnacionales gringas Halliburton y Betchel. Consecuencia: las contratistas que sí saben como hacerlo en materia de postmodernidad tecnológica, casualmente incurrieron en errores de diseño o falta de supervisión y retrasaron la entrega de las obras. Segunda consecuencia fatídica: El yacimiento Cantarell, la gallina de los huevos de oro negro, que provee el 60 por ciento de la producción nacional, está en estertores postreros.
¿Qué se espera del nuevo director de Pemex, Jesús Reyes Heroles González-Garza? La puntilla.