LA ECONOMINA NEOLIBERAL MEXICANA A LA QUIEBRA, DEBEMOS DE AGRADECER AL PROzac
El fin del `laissez-faire' mexicano
"El mundo no está gobernado por la providencia de manera que se pueda hacer Coincidir el interés individual con el interés general"
J.M. Keynes
Los resultados económicos del sexenio de Vicente Fox fueron bastante mediocres y durante su desempeño el crecimiento de la economía estuvo bastante alejado del 7% que Fox prometió en su campaña electoral. Después de tres sexenios (Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo) el gobierno de Fox encarnó el fracaso y los límites del modelo económico liberal mexicano basado en la aplicación de las políticas del Consenso de Washington.
La práctica económica del sexenio Foxista puso en evidencia los límites y la ineficiencia de las reformas económicas neoliberales, que han sido incapaces de generar un crecimiento estable con empleo para el conjunto de la economía mexicana. A lo largo de 24 años, durante los cuatro sexenios neoliberales, el sector informal de la economía y la economía ilegal han crecido de manera desmedida; el sector financiero internacional se ha fortalecido, en territorio nacional, a expensas del sector productivo; la estructura productiva nacional se deterioró y la economía mexicana ha ido perdiendo las ventajas competitivitas derivadas de la apertura y la integración de México al bloque de América del Norte. Las reformas convirtieron a México en una mera plataforma de exportaciones, en una simple base territorial para la implantación de la industria maquiladora de exportación transnacional. Así como un barco a la deriva, la economía mexicana navegó durante estos cuatro sexenios, sin Estado, sin dirección ni brújula por las aguas tormentosas de la globalización económica. Y esta tendencia llegó a su punto culminante durante el sexenio de Fox, cuando el Estado mexicano perdió totalmente su control sobre la economía y su capacidad para instrumentar cualquier tipo de política económica activa. Así, durante el sexenio de Fox la economía mexicana mantuvo los rasgos siguientes: Crecimiento bajo e inestable. Durante el periodo el crecimiento promedio anual del PIB se mantuvo por abajo del 4%. Sobre todo a partir del 2000 la economía mantuvo fuertes tendencias recesionistas. De hecho el motor del crecimiento hasta el año 2000 fue la inversión privada y después tendió a caer fuertemente. Incremento del desempleo. La incapacidad del aparato productivo para generar el volumen de empleo que demanda la propia dinámica demográfica es evidente, así como el amplio rezago histórico existente. Los cálculos más conservadores en torno a la demanda de empleo (Conapo), apuntan que entre 1993 y 1998 se debieron haber creado poco más de 5.5 millones de empleos para cubrir sólo las necesidades de empleo que la propia dinámica demográfica reclamaba; sin hacer frente con ello al lacerante rezago histórico que distingue a nuestro país desde hace ya varios años. Una tasa de migración internacional alta y creciente. Durante esta etapa la migración internacional creció como consecuencia del incremento tanto de la brecha salarial como de las diferencias estructurales (medidas por los niveles de ingreso per cápita) entre los Estados Unidos de América y México. Los salarios en términos reales en México han venido decreciendo significativamente. Aumento creciente de la remesas de residentes en EUA hacia nuestro país. Entre 1995-2000, las remesas crecieron a una tasa promedio anual de 11.2% y en el lapso 2001-2003 lo hicieron en 26.8%. Con base en cifras del FMI y tomando en cuenta a 25 países resulta que en el año 2002 México ocupó el primer lugar en el mundo de dichos recursos. Este flujo en esta etapa económica del país ha ido creciendo; de hecho, durante 2003 estos recursos sumaron 13 mil 396 millones de dólares y en los primeros nueve meses del 2004 alcanzaron 12 mil 419 millones con incrementos anuales respectivos de 36.5% y 23.8%.
De este modo, este fenómeno ha ido adquiriendo un peso creciente. Incremento de las exportaciones petroleras y petrolización de las finanzas públicas con crecimiento del gasto corriente. Según el Banco de México cerca del 90% de los recursos petroleros se utilizaron para financiar el gasto público. En suma, el modelo económico liberal que se desarrolló durante el sexenio de Fox se distinguió por mantener un estancamiento económico, un desempleo creciente, una migración internacional creciente hacia los EUA. La poca estabilidad económica se derivó de la presencia de flujos externos producto de las remesas, y de la renta petrolera. Cabe señalar que si durante el primer trimestre de 2006 el país tuvo un cierto crecimiento, esto se explica por la coyuntura económica internacional marcada por el repunte de la economía norteamericana. Sin embargo, el auge de la economía norteamericana junto con la mejoría en las perspectivas económicas de Europa y Japón, han llevado a sus respectivos bancos centrales a elevar sus tasas de interés de referencia. La FED estadounidense subió, por decimoquinta vez consecutiva desde mayo de 2004, su tasa interbancaria situándola en 4.8% y ha dado a entender un probable nuevo aumento a 5% en su próxima reunión de mayo. De igual forma, el Banco Central Europeo (BCE) aumentó a 2.5% su tasa de interés de referencia y el Banco de Japón podría comenzar a aumentar la suya, actualmente en cero, en la medida en que considera que la deflación terminó hace tres meses. El alza conjunta de las tasas de interés parece indicar el final del periodo de "dinero barato" que ha caracterizado a la economía mundial en los últimos cuatro años y el fin del periodo de crecimiento de la misma. De este modo, si el futuro crecimiento de la economía mexicana está determinado por las perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense su futuro no es muy halagüeño. Dado que durante el segundo trimestre del 2006, el GNP de la economía estadounidense mostró tendencias hacia el estancamiento y aparecieron tensiones inflacionistas y los precios de los bienes inmobiliarios de los Estados Unidos empezaron a descender.
De este modo, las perspectivas económicas del nuevo gobierno mexicano no son muy alentadoras en la medida que además de enfrentar una coyuntura económica internacional crítica, carece de una propuesta coherente de políticas económicas activas que busquen contener el desempleo e incentiven el crecimiento del país. Carece de una política industrial activa capaz de corregir las fallas e imperfecciones del mercado. El nuevo gobierno, al igual que sus antecesores neoliberales, va a intentar aplicar las viejas y caducas recetas derivadas del arsenal de las políticas del Consenso de Washington, en un contexto social totalmente adverso y una inconformidad social creciente. Sabemos que después de 24 años esas recetas, privatizaciones, desregulación y trasnacionalización de la economía mexicana, no han generado ni el empleo ni el crecimiento que requiere nuestro país.
Así, los límites del crecimiento de nuestra economía están dados por los límites del modelo económico neoliberal que se ha convertido en freno para el desarrollo económico de México. Así, después de 24 años este modelo ha envejecido y ha puesto en evidencia las fallas e imperfecciones del mercado. Por ello es necesario desarrollar un nuevo modelo exportador que ponga en marcha una verdadera política comercial estratégica que busque la sustitución de las exportaciones; la promoción de la inversión productiva del capital nacional y la implantación de la inversión extranjera directa sustitutiva de importaciones (vector de transferencia de tecnología).