ITINERARIO POLÍTICO
Ricardo Alemán
Elba: el poder
Hasta hace poco, Gordillo se daba el lujo de ser la número dos del PRI y la dueña de su propio partido, Nueva Alianza
Con el provocativo nombre de "Sostén", un puñado de mujeres -entre ellas Rosario Robles y María de las Heras- dieron a conocer en días pasados la creación de un centro de promoción y apoyo a las mujeres en la lucha por el poder. En pocas palabras, una empresa privada de consultoría especializada en el "empoderamiento" de la mujer, en todos los niveles de gobierno, de liderazgos, y en todo el país.
Sin duda, una buena noticia para todas aquellas mujeres que aspiren a alcaldesas, diputadas locales y federales, senadoras, gobernadoras, dirigentes sindicales y, por supuesto, a presidentas de la República. Pero lo que llamó la atención es que en ese grupo no aparece la mujer prototipo del poder, que en las décadas recientes prácticamente se ha convertido en el símbolo del poder femenino, sindical y político, y que mucho sabe del "empoderamiento".
Está claro que se trata de la profesora Elba Esther Gordillo, acaso la lideresa sindical, la mujer política más poderosa que ha dado México, y la política que -contra las biografías políticas masculinas- ha acumulado el mayor poder a lo largo de dos décadas, en un inédito paso transexenal y de alternancia de poder. La historia política mexicana no registra a ningún político o líder sindical o partidista, ex presidente o caudillo capaz de un "empoderamiento" real como el de la señora Gordillo.
Todos saben que "la profesora" -como la conocen sus cercanos- es la lideresa vitalicia del magisterio, el mayor sindicato de México y América Latina, cuya capacidad de movilización política llega a todos los rincones del país y cuyo poder económico es incontable. Hasta hace unos meses, la señora Gordillo se daba el lujo de ser -técnicamente-, la número dos del PRI, partido que la vio nacer, y al mismo tiempo la dueña de su propio partido, Nueva Alianza, creado precisamente a partir de la capacidad política y económica del gremio que jefatura.
Todos saben que en la pasada elección federal, la señora Gordillo jugó sus cartas contra el candidato de su partido, el priísta Roberto Madrazo, mientras que fue capaz de mover los votos del magisterio en una suerte de voto dividido; una parte en favor del candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón -lo que pudo significar la diferencia de votos que le dio el triunfo al hoy Presidente- y una parte a los candidatos de Nueva Alianza, al Congreso, lo que le garantizó el registro para su partido.
Todos saben que Gordillo llegó al liderazgo del magisterio al inicio del gobierno de Carlos Salinas, quien como parte de sus venganzas políticas "descabezó" a poderosos gremios como el petrolero y el magisterial. La "profesora" había crecido política y sindicalmente a la sombra del otrora poderoso Carlos Jonguitud Barrios, a quien Salinas defenestró para llevar a la señora Gordillo a esa posición. Desde entonces, "la maestra" -como también le dicen sus malquerientes- inició un proceso de empoderamiento político que la convirtió en la más poderosa líder sindical, capaz de convivir con las feroces disidencias magisteriales y de sobrevivir a los cambios sexenales, a la alternancia en el poder presidencial y a presidentes adversos a su causa.
Todos saben que desde los previos a la elección federal del año 2000, la señora Gordillo se distinguió como impulsora fundamental de los esfuerzos por la democratización del país -y, claro, nunca por la democratización magisterial-, en el Grupo San Ángel, al grado de convertir a Vicente Fox en el fenómeno mediático que todos conocimos. En ese gobierno, el de Vicente Fox, la profesora Gordillo dio el gran salto a la sobrevivencia no sólo transexenal, sino de la alternancia en el poder. En ese gobierno metió a los suyos a importantes puestos de poder, en una administración antagónica, ideológicamente, a su partido, el PRI. También en ese gobierno logró el registro de su propio partido, Nueva Alianza, que compitió en las elecciones de 2006.
Y en la naciente administración, la de Felipe Calderón, el de la señora Gordillo es el grupo político externo más poderoso, acaso con una fuerza equivalente a la del propio Presidente. A través de sus leales, "la profesora" tiene bajo su control no sólo la seguridad social de toda la burocracia federal, a través del ISSSTE, sino la seguridad pública federal, a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Mantiene el control del magisterio, no sólo a través del sindicato de maestros, sino de otro de sus leales en la SEP. Uno de casa despacha como número dos en la Secretaría de Educación Pública. Por igual, mantiene el control de la otrora llamada "caja chica" de los gobiernos priístas; la Lotería Nacional, ricas fuentes de poder.
Y por si fuera poco, el poder de la señora Gordillo también está presente en el sistema de partidos, con Nueva Alianza, y en el Congreso. ¿Que se trata de un partido minoritario y un grupo parlamentario minúsculo? Sí, pero frente a las tres grandes fuerzas políticas, los partidos pequeños son "el fiel de la balanza". En realidad Nueva Alianza simboliza la cúspide del poder, en la práctica, que alcanzó la profesora Gordillo. Y con ese instrumento político-electoral-sindical "la maestra" tiene para dar y prestar, para hacer alianzas o derrotar adversarios. Ése, el de la señora Gordillo, es poder. Lo demás, son "huesitos" de poder político. ¿O no?
Hasta hace poco, Gordillo se daba el lujo de ser la número dos del PRI y la dueña de su propio partido, Nueva Alianza
Con el provocativo nombre de "Sostén", un puñado de mujeres -entre ellas Rosario Robles y María de las Heras- dieron a conocer en días pasados la creación de un centro de promoción y apoyo a las mujeres en la lucha por el poder. En pocas palabras, una empresa privada de consultoría especializada en el "empoderamiento" de la mujer, en todos los niveles de gobierno, de liderazgos, y en todo el país.
Sin duda, una buena noticia para todas aquellas mujeres que aspiren a alcaldesas, diputadas locales y federales, senadoras, gobernadoras, dirigentes sindicales y, por supuesto, a presidentas de la República. Pero lo que llamó la atención es que en ese grupo no aparece la mujer prototipo del poder, que en las décadas recientes prácticamente se ha convertido en el símbolo del poder femenino, sindical y político, y que mucho sabe del "empoderamiento".
Está claro que se trata de la profesora Elba Esther Gordillo, acaso la lideresa sindical, la mujer política más poderosa que ha dado México, y la política que -contra las biografías políticas masculinas- ha acumulado el mayor poder a lo largo de dos décadas, en un inédito paso transexenal y de alternancia de poder. La historia política mexicana no registra a ningún político o líder sindical o partidista, ex presidente o caudillo capaz de un "empoderamiento" real como el de la señora Gordillo.
Todos saben que "la profesora" -como la conocen sus cercanos- es la lideresa vitalicia del magisterio, el mayor sindicato de México y América Latina, cuya capacidad de movilización política llega a todos los rincones del país y cuyo poder económico es incontable. Hasta hace unos meses, la señora Gordillo se daba el lujo de ser -técnicamente-, la número dos del PRI, partido que la vio nacer, y al mismo tiempo la dueña de su propio partido, Nueva Alianza, creado precisamente a partir de la capacidad política y económica del gremio que jefatura.
Todos saben que en la pasada elección federal, la señora Gordillo jugó sus cartas contra el candidato de su partido, el priísta Roberto Madrazo, mientras que fue capaz de mover los votos del magisterio en una suerte de voto dividido; una parte en favor del candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón -lo que pudo significar la diferencia de votos que le dio el triunfo al hoy Presidente- y una parte a los candidatos de Nueva Alianza, al Congreso, lo que le garantizó el registro para su partido.
Todos saben que Gordillo llegó al liderazgo del magisterio al inicio del gobierno de Carlos Salinas, quien como parte de sus venganzas políticas "descabezó" a poderosos gremios como el petrolero y el magisterial. La "profesora" había crecido política y sindicalmente a la sombra del otrora poderoso Carlos Jonguitud Barrios, a quien Salinas defenestró para llevar a la señora Gordillo a esa posición. Desde entonces, "la maestra" -como también le dicen sus malquerientes- inició un proceso de empoderamiento político que la convirtió en la más poderosa líder sindical, capaz de convivir con las feroces disidencias magisteriales y de sobrevivir a los cambios sexenales, a la alternancia en el poder presidencial y a presidentes adversos a su causa.
Todos saben que desde los previos a la elección federal del año 2000, la señora Gordillo se distinguió como impulsora fundamental de los esfuerzos por la democratización del país -y, claro, nunca por la democratización magisterial-, en el Grupo San Ángel, al grado de convertir a Vicente Fox en el fenómeno mediático que todos conocimos. En ese gobierno, el de Vicente Fox, la profesora Gordillo dio el gran salto a la sobrevivencia no sólo transexenal, sino de la alternancia en el poder. En ese gobierno metió a los suyos a importantes puestos de poder, en una administración antagónica, ideológicamente, a su partido, el PRI. También en ese gobierno logró el registro de su propio partido, Nueva Alianza, que compitió en las elecciones de 2006.
Y en la naciente administración, la de Felipe Calderón, el de la señora Gordillo es el grupo político externo más poderoso, acaso con una fuerza equivalente a la del propio Presidente. A través de sus leales, "la profesora" tiene bajo su control no sólo la seguridad social de toda la burocracia federal, a través del ISSSTE, sino la seguridad pública federal, a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Mantiene el control del magisterio, no sólo a través del sindicato de maestros, sino de otro de sus leales en la SEP. Uno de casa despacha como número dos en la Secretaría de Educación Pública. Por igual, mantiene el control de la otrora llamada "caja chica" de los gobiernos priístas; la Lotería Nacional, ricas fuentes de poder.
Y por si fuera poco, el poder de la señora Gordillo también está presente en el sistema de partidos, con Nueva Alianza, y en el Congreso. ¿Que se trata de un partido minoritario y un grupo parlamentario minúsculo? Sí, pero frente a las tres grandes fuerzas políticas, los partidos pequeños son "el fiel de la balanza". En realidad Nueva Alianza simboliza la cúspide del poder, en la práctica, que alcanzó la profesora Gordillo. Y con ese instrumento político-electoral-sindical "la maestra" tiene para dar y prestar, para hacer alianzas o derrotar adversarios. Ése, el de la señora Gordillo, es poder. Lo demás, son "huesitos" de poder político. ¿O no?