LOS MEXICANOS EN USA
Estiman que representan el 5% de la fuerza de trabajo
Juana Nicolás llegó hace 10 años proveniente de México para buscar una vida mejor para su hijo. Durante más de ocho años no pudo verlo debido a que él se quedó allá; pero hoy, gracias al trabajo de Juana limpiando casas, su hijo ha podido terminar sus estudios y alcanzarla en Estados Unidos.
Como Juana, millones de mexicanos en edad productiva abandonan su país para buscar mejor suerte en Estados Unidos. De acuerdo con un reporte publicado por el Instituto de Políticas Migratorias (Migration Policy Institute, MPI), uno de cada siete trabajadores mexicanos emigra a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de trabajo, por lo que se calcula que en la actualidad la cifra alcanza los siete millones de personas.
El mismo estudio demuestra que esta fuerza laboral se caracteriza por ser una población joven, ya que el 77% de los trabajadores mexicanos en este país son menores de 45 años, en contraste con los provenientes de otros países, cuya edad promedio es de 59. Los trabajadores mexicanos representan casi el 5% de la fuerza laboral en Estados Unidos y cerca de un tercio del total de los trabajadores extranjeros en la Unión Americana.
"Esto no es nada nuevo, lo hemos visto antes", asegura Ali Modarres, director asociado del Instituto de Política Pat Brown de CalState. "Es una situación generalizada en varios países del mundo, en los que se da inmigración de gente joven buscando empleos en construcción o en los servicios porque no se necesita mucha educación, básicamente lo aprendes en la marcha. Y en el caso de México, lo natural es que la migración se dé hacia Estados Unidos".
Efectivamente, los empleos de construcción son los que ocupan estos trabajadores mexicanos, al igual que los del sector servicios: 22.9% para el primer caso y 29.1% para el segundo.
Sin embargo, Modarres considera que el problema es que, aun siendo esta necesidad de mano de obra una realidad para el país, no se ha creado un sistema de políticas para atender de manera integral a estos migrantes. "Dejamos que fluctúe la migración de acuerdo a las necesidades del mercado, pero no hacemos nada para lograr su integración mientras tanto", asegura.
Por su parte Angélica Salas, directora de la Coalición de Los Ángeles para los Derechos de los Inmigrantes (CHIRLA), llama la atención sobre la manera en que esta pérdida de mano de obra afecta a México.
"En cualquier país el gobierno invierte en educación y salud para preparar a su gente para los años más productivos, pero en ese momento es cuando estas personas se van a Estados Unidos, así que este país recibe esos trabajadores de gratis, no ha invertido en ellos", explica. "La inmigración genera entonces una productividad increíble sin inversión alguna; eso es para Estados Unidos un beneficio".
Pero también apunta hacia la responsabilidad del país expulsor. "México no invierte en sus trabajadores como debería. Los trabajadores del campo no pueden vivir más de eso debido a los efectos del Tratado de Libre Comercio (TLC), y los trabajadores jóvenes que son educados, que tienen estudios universitarios, tampoco pueden salir adelante. Son los que vemos llegar a este país; pobre México, pierde a sus personas más jóvenes", comenta Salas.
En los últimos años el perfil del trabajador migrante se ha modificado de tal manera que a la mano de obra en la industria o los servicios, se suma el trabajador con un nivel más alto de preparación. Según datos del mismo reporte, uno de cada 20 trabajadores de origen mexicano cuenta con algún grado académico y trabaja en áreas de alta tecnología o en centros de investigación.
"El problema es que el salario allá es muy bajo, el equivalente a cuatro dólares diarios" dice Juana, quien desde hace tres años encabeza el Proyecto de Trabajadoras de Casa, una especie de "sindicato" para quienes trabajan limpiando el hogar de otros. "Eso no es un sueldo para vivir, ni siquiera para sobrevivir, y eso es lo que te impulsa a venir de este lado".
"Es como una tabla de salvación porque aquí es donde hay la esperanza", añade. "Con todo y el abuso y las condiciones de trabajo, el sueldo es mucho mejor a lo que se ofrece en nuestro país. Puedes vivir y mandar dinero para ayudar a tu familia en tu país, eso es lo que hace la diferencia".
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las remesas que envían a su país los trabajadores mexicanos en Estados Unidos llegaron en 2005 a 20,000 millones de dólares, más del doble de la cifra registrada en 2001 de 8,900 millones de dólares.
"En el corto plazo a México le convienen las remesas por la cantidad de dinero que se recibe y porque disminuye el desempleo", dice Salas. "Pero está exportando a sus jóvenes, a los trabajadores que tendrían que producir para él".
"Estas migraciones reducen el desempleo localmente y proporcionan dinero a los países", dice por separado Modarres. "Los niveles de población crecen y se da la necesidad de movilidad. Yo no veo que eso vaya a cambiar, pero esto no significa que el país de origen los deba olvidar".