EL DESASTROZO GOBIERNO DE FeCAL EL ALCOHOLICO, ESPURIO Y PEDERASTA
Por Óscar Camacho Guzmán
ocamacho@eme-equis.com.mx
El primer manotazo
Apenas sentado en la silla presidencial, Felipe Calderón mandó su primera señal: detener y encarcelar al dirigente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, Flavio Sosa, quien había sido convocado a dialogar en la Secretaría de Gobernación. Y con ello desató las primeras reacciones sobre su gobierno. “Traición”, fue una de ellas, dicha por quienes vieron en ese acto una acción similar a la que, en su momento, quiso poner en práctica Ernesto Zedillo, cuando ordenó la detención del subcomandante Marcos en el municipio de Guadalupe Tepeyac, a donde el insurgente había sido citado para dialogar con el entonces secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma. “Quinazo”, fue otra forma de llamar a la detención de Sosa, rememorando que Carlos Salinas echó mano de la detención del ex líder petrolero, en los inicios de su sexenio, para confirmar que él y solo él tenía el poder. “Se aplicó la ley a un delincuente”, fue, finalmente, una tercera reacción, por parte de quienes elogiaron que Calderón hiciera sentir el peso del Estado contra el dirigente de la APPO. Una duda, sin embargo, quedó: ¿si de aplicar la ley se trata, por qué no también a Ulises Ruiz?
El primer desaire
Gozar de la investidura presidencial no le alcanzó a Felipe Calderón para ser invitado a la toma de posesión de Marcelo Ebrard al frente del Gobierno de la Ciudad de México. El desaire y las palabras de Ebrard en su toma de posesión ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal le pasarían a Calderón las primeras facturas por la elección del 2 de julio. “Coexistiremos con una realidad política y poderes con los que no estamos de acuerdo, pero no habrá complicidad con el abuso que se ha cometido ni con las causas que lo hicieron posible”. Al desaire de Marcelo, Felipe respondería con guante blanco: sin mayor problema ni objeción alguna, el presidente aprobó las designaciones que hizo Ebrard al frente de la policía y la procuraduría capitalinas.
La primera renuncia del sexenio
Cuando Felipe Calderón no terminaba de hacer aún los nombramientos de todo su equipo de trabajo, ya tenía en el escritorio una renuncia: la de Xóchitl Gálvez, comisionada para la Atención de los Pueblos Indígenas, quien adujo en su salida que su compromiso, antes que con nadie, estaba con las comunidades indígenas, y que renunciaba debido a que en el presupuesto considerado por Calderón para 2007 hay un recorte de más de dos mil millones de pesos en los recursos públicos asignados a esas comunidades. “Ya no se vale un México que maltrate a los pueblos indígenas”, dijo Xóchitl y se fue.
El primer (y polémico) presupuesto
Diseñado por el equipo de Vicente Fox, pero avalado y enviado a la Cámara de Diputados por Felipe Calderón, el primer presupuesto de la actual administración federal desató la polémica tan pronto se hizo público. En especial un rubro: la asignación a pago de deuda y a los intereses del rescate bancario (Fobaproa-IPAB) asciende a 267 mil 100 millones de pesos, cantidad que en su conjunto representa casi 12 por ciento de todo el presupuesto de gasto anual. Esa cifra es, asimismo, mayor que todo lo que el gobierno de Calderón destinará a gasto social y salud. Sin embargo, hay sectores, como el de cultura, que tendrán un recorte de dos mil millones de pesos, 30 por ciento menos que el año anterior, en tanto que para mejorar los salarios del ejército, Calderón propone dos mil millones de pesos más que el año pasado. En la Cámara anticiparon las principales fracciones, “no pasará el proyecto de Calderón tal y como está”.
Los primeros apoyos de perredistas
Y mientras en la ciudad de México le renunciaba Xóchitl Gálvez en protesta por el recorte al presupuesto para los pueblos indígenas, Felipe Calderón hacía su primera gira como presidente por una comunidad indígena, Tlacoachistlahuaca, en Guerrero, para anunciar que con esa visita ponía en marcha la Estrategia Integral para el Desarrollo Social y Económico de los Municipios más Marginados de México, con la cual, dijo, se promoverán proyectos productivos en los diez municipios más pobres del país. Ahí, Calderón se apuntaría a su favor el ser acompañado por un gobernador del PRD, Zeferino Torreblanca. Luego, Calderón estaría invitado a la toma de posesión del también perredista Juan Sabines, quien así dejaba en claro que él se sumaría al bloque de gobernadores que buscará una relación tersa con Calderón.
La primera orden
Cuando Vicente Fox decidió cercenar de la papelería oficial la mitad del águila azteca, Felipe Calderón fue uno de los que en corto expresó a sus más cercanos colaboradores y amigos su desacuerdo con esa medida. Por eso no sorprendió que entre sus primeras acciones de gobierno estuviera ordenar que al aguilita se le dibujara completa. Aunque en el rancho San Cristóbal hubiera más de uno que se enojara.