FeCAL QUIERE DAR GATO POR LIEBRE
Dictadura militar con fachada civil
Por: Miguel Angel Ferrer
Felipe Calderón sabe perfectamente que tiene el poder, pero que carece del mínimo consenso social. Y sabe igualmente que el poder que detenta no es suyo. Que se trata de un poder delegado en su persona por los verdaderos poderes: el gran capital nacional y la derecha clerical católica, con la anuencia del imperialismo estadounidense. Delegado y todo, sin embargo, ese poder está en sus manos: el Ejército y el sistema judicial. Y con ese poder intentará gobernar a los mexicanos. Y ya lo está haciendo.
Por eso no hay exageración alguna al decir que México está viviendo en una dictadura militar con fachada civil. Pero ese enorme poder militar y judicial no da consenso social y popular. Se gobierna contra la voluntad expresa de la población. Y esto es así, porque las medidas gubernamentales no procuran el bienestar de la gente, sino el acrecentamiento de la parte de la renta nacional ya de por sí inmensa que se apropia la oligarquía monopólica y sus aliados de dentro y de fuera del país.
Esta situación, que viene desde los tiempos de Salinas, es el caldo de cultivo de más resistencias, más luchas sociales, más inquietud política, mayor ingobernabilidad, más y más migración. Incluso más delincuencia común u organizada. Porque ante el avasallamiento, la gente busca defenderse, protegerse, sobrevivir.
Pero las luchas populares no sólo enfrentan a la dictadura castrense. También deben enfrentar las dificultades que implican las deficiencias, las contradicciones y hasta las traiciones de la cúpula dirigente de la izquierda institucional. Las masas en movimiento no sólo asustan a la derecha clerical y a la oligarquía. También espantan a los viejos y nuevos líderes de la izquierda provenientes del PRI, acostumbrados a la negociación cupular y secreta. ¿Vamos a pedirles consecuencia revolucionaria a los Camacho Solís, a los Ricardo Monreal, a los Dante Delgado, a los Alberto Anaya, a los Marcelo Ebrard?
Estos dos factores (el carácter militar del gobierno y las limitaciones de la dirección institucional de la lucha social) explican que la oligarquía y la derecha católica puedan estar gobernando, incluso, sin el mínimo consenso social. Y esos mismos factores explican las mayores dificultades que deben enfrentar la resistencia, la rebeldía, la oposición. Pero la experiencia histórica demuestra que la marea social, a pesar de los errores y limitaciones de su dirección, es a la larga más fuerte que la más sólida y feroz dictadura militar. Con fachada civil o sin ella.