¿Víctimas de la alternancia?
José Luís Santana Ochoa
Por culpa de la alternancia, la ex gobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García Medina, está siendo pasada a la báscula por el gobernador priista Miguel Alonso Reyes, así se desgarre sus negras y amarillas vestiduras asumiéndose como víctima de “desprestigio, calumnia y linchamiento público” de parte de quien la sucedió en el cargo con la aviesa intención –se queja-de inhabilitarla e impedirle así contender por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el año 2012, aspiración sin sustento alguno que sólo a ella se le ocurrió utilizar como coartada.
Independientemente del grupo político al que pertenezcan quienes le han documentado fehacientemente sus abusos de poder, la realidad es que la diminuta perredista y su hija, la senadora de la República Claudia Korichi García, incurrieron en prácticas nepotistas, desviaciones millonarias de dinero de los contribuyentes zacatecanos, defraudación con documentos falsos, manipulación de programas sociales y sobreprecios pagados, todo para llenarse sus bolsillos sin fondo.
La empoderada pareja durante seis años desgobernó Zacatecas hasta el punto de dejar el estado pal’ arrastre y a una sociedad agraviada que le exige al nuevo gobierno una revisión puntual del manejo que del erario público hicieron tan insaciables y plañideras damas que se dicen víctimas de cacería cual brujas.
Por culpa de la alternancia, la ex gobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García Medina, está siendo pasada a la báscula por el gobernador priista Miguel Alonso Reyes, así se desgarre sus negras y amarillas vestiduras asumiéndose como víctima de “desprestigio, calumnia y linchamiento público” de parte de quien la sucedió en el cargo con la aviesa intención –se queja-de inhabilitarla e impedirle así contender por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el año 2012, aspiración sin sustento alguno que sólo a ella se le ocurrió utilizar como coartada.
Independientemente del grupo político al que pertenezcan quienes le han documentado fehacientemente sus abusos de poder, la realidad es que la diminuta perredista y su hija, la senadora de la República Claudia Korichi García, incurrieron en prácticas nepotistas, desviaciones millonarias de dinero de los contribuyentes zacatecanos, defraudación con documentos falsos, manipulación de programas sociales y sobreprecios pagados, todo para llenarse sus bolsillos sin fondo.
La empoderada pareja durante seis años desgobernó Zacatecas hasta el punto de dejar el estado pal’ arrastre y a una sociedad agraviada que le exige al nuevo gobierno una revisión puntual del manejo que del erario público hicieron tan insaciables y plañideras damas que se dicen víctimas de cacería cual brujas.