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domingo, 5 de diciembre de 2010

Política y cinismo

René Avilés Fabila

Sorprendió a la sociedad que Amalia García resultara una persona corrupta, autoritaria y dada al nepotismo, mismos vicios que tanto le criticamos al PRI. En internet navegan infinidad de mensajes y comentarios de personas que no salen de su asombro: al parecer había una persona decente y honrada en el PRD. Ahora mucho más nos desconcierta que, muy en el estilo perredista, nos diga que se trata de un linchamiento, que es normal lo que hizo en Zacatecas, que todos los gobiernos se endeudan y caen en errores. Sus enemigos, explica compungida, le están pasando una factura perversa. Total, es inocente. En el colmo del cinismo, explica que aspira a otro puesto de elección popular ¡en el DF!, sitio donde el PRD hace lo que le viene en gana y cada delegado se embolsa una buena cantidad de dinero, hace negocios y de pronto pasa de pobre a millonario, donde los funcionarios aprovechan su paso por un gobierno que tolera la corrupción de manera escandalosa. Sucedió con Rosario Robles, con Andrés Manuel López Obrador y está ocurriendo con Marcelo Ebrard. Y eso que vivimos en la ciudad de la “esperanza”, del “ángel”. Efectivamente, Amalia podría ser una funcionaria perfecta del PRD. Tiene todas las características. Pasó del comunismo al consumismo con dinero ajeno.

Sin aportar ninguna prueba, Amalia García se declara víctima de un complot. Su principal verdugo es el actual gobernador del PRI, Miguel Alonso Reyes y, de remate, dijo doña Amalia a conocido diario, algunos miembros del PT y amigos de su gran enemigo el ex priista, ex perredista y ex gobernador Ricardo Monreal. Todo tiene justificación. El dinero dilapidado en cantantes famosos y espectáculos innecesarios era para generar empleos y darle al turismo una ayudadita. Hubo quebranto económico, pero el normal, añadió. El dinero faltante, el que no aparece por ningún lado, la gobernadora lo utilizó para programas sociales. Ah, pero eso sí, el PAN y el PRD gritan indignados que el país no debe volver al pasado lleno de corrupción e incapacidad, cuando ahora, como solía decir el humorista Germán Dehesa, “estamos peor que cuando estábamos peor”. Es risible que personajes como Calderón, Amalia, Ebrard y Jesús Ortega se pongan de acuerdo para cerrar el paso a los viejos caciques, dejando de lado sus vergonzosas actuaciones.

En el DF, el regreso de Amalia García pondrá en dificultades mayores al PRD. Como si el gobierno capitalino no tuviera demasiados escándalos con la corrupción de sus más connotados integrantes, hay que sumar a la ex gobernadora que viene decidida a mostrarnos que pasa por encima del linchamiento moral: fue víctima sin haber manchado su plumaje ni su reputación de mujer formada en el antiguo Partido Comunista. Ahora aspira a la jefatura de gobierno del DF. Aquí donde ya todo parecía claro, hasta el sucesor de Marcelo Ebrard estaba listo tratando de hacerse conocido entre los capitalinos, tan proclives a que les tomen el pelo.

Mientras tanto, Calderón y Fox, dos cumbres del neopanismo, se desgañitan declarándole la guerra al PRI. No pasará, gritan a dúo. ¿No sería mejor que el primero tratara de gobernar con tino, para todos los mexicanos en lugar de contribuir a dividirnos? En un país que visiblemente ha sido declarado Estado fallido con largas pruebas, el PAN loa sus victorias y lo bien que marcha la nación gracias a diez años de gobiernos derechistas. Velan sus armas y buscan aliados en el PRD para frenar a los caciques. ¿Y todos ellos qué otra cosa son? Caciques como Amalia García y pésimos gobernantes como Felipe Calderón. En diez años se han acabado al país. La pobreza ha aumentado, según datos de la Cepal, y ya son pocos quienes creen en las palabras del Presidente de la República, según muestran las encuestas más recientes.

Es difícil que Amalia García regrese a ocupar un alto cargo de elección popular. Al ser encontrada con las manos en el erario, lo mejor sería repetir el escandaloso caso de Carlos Ímaz y retirarse a la vida académica. En las aulas bien podría ser titular de materias tales como Pillerías I y II, Introducción al Nepotismo y Corrupción Avanzada. Lo haría muy bien. Según la propia Amalia, lo leo en un diario importante, lo que busca el gobernador zacatecano Miguel Alonso Reyes, es detener su paso impetuoso hacia el gobierno del Distrito Federal, donde ya gobernó otra mujer perredista, Rosario Robles y dejó tales agravios a la ciudadanía que se vio obligada a renunciar a su militancia. Ahora es, como tantos otros políticos, periodista, comunicadora exitosa de medios electrónicos y escritos. ¿Por qué no, en lugar de tanta palabrería inútil, sin ninguna defensa ante el desfalco, en lugar de ir a la academia, Amalia selecciona un camino semejante? Dudo que le vaya mal. Al menos allí, podrá desinformar, pero no hacerle daño a todo un estado.