Ja, ja, ja
María Teresa Jardí
Lo más destacable de la derecha panista es su doble moral la que linda cada vez de manera más evidente para todo el que quiera verlo con la amoralidad más absoluta.
Católicos persignados los panistas igual roban a pasto que llenan el país de casinos, igual conviven con asesinos e incluso con pederastas que condenan el aborto como el peor de los pecados y lo quieren convertir en el peor de los delitos. Igual transan con el narcotráfico que desmienten en los hechos lo que antes de llegar al poder defendían como su convicción de fe.
Por poner un ejemplo. Diego Fernández de Cevallos abusó de su cargo vitalicio, como quien dice, de legislador, para obtener inmorales ganancias con el ejercicio de su profesión de abogado, aseguraba que sólo se había casado por la Iglesia con su pareja porque la Católica estaba por encima de las leyes, pero igual defendía narcotraficantes, que se hacía públicas sus relaciones con una mujer más joven que la no casada en términos del Estado mexicano.
Homosexuales de clóset, una inmensa mayoría, persiguen a los que no se avergüenzan de ser lo que eligieron ser, si son pobres. Nunca a los ricos en lo que hasta ser pederasta está bien visto. Persiguen a los pobres que no se escudan en el falso pudor tras el que esconden ellos incluso sus desviaciones al respecto, dado que muchos, siendo heterosexuales, se convierten en bisexuales para poder disfrutar del poder.
Con los casinos llegó el narcotráfico a la Península y hoy efectivamente asienta sus reales en ella y no tardarán sus habitantes en vivir la misma violencia que ha enlutado al Norte de por vida. Otra crónica anunciada que también está siendo cumplida.
Los hijos tenidos fuera de matrimonio son un asunto privado que en el mejor de los casos compete o afecta a la parte traicionada. Y la madre, actriz de profesión, tiene razón al pedir a los medios que dejen vivir en paz a la hija que tiene con Creel.
Pero como Creel es un representante, “de su partido”, en uno de los tres poderes cuya estructura ética se ha nulificado. Y como además es el responsable de la violencia, la corrupción, la prostitución y la trata de blancas que traen consigo los casinos, su vida privada se torna pública cuando en ella algo destaca como el reconocer a una hija cuatro años después de nacida.
Ni modo. En los pequeños hechos se conoce a los que manejan como propio el país que pertenece al pueblo y a los ciudadanos nos asiste el derecho de poner la vista en incluso en esos pequeños detalles para aspirar, al menos, a no tener como autoridades a sujetos tan hipócritas y amorales.
La pérdida de valores es absoluta, globalizada, mundial. Pero como en el rescate a los valores quizá esté la posibilidad de que el mundo no se siga desbarrancando por el camino por el que va directo al despeñadero. El acento, en México, hay que ponerlo en todo aquel que exhiba, como forma de vida, una doble moral.
Circula por Internet de manera reiterada lo de una casa de AMLO en Bosques de Las Lomas. Tendría que desmentirlo, antes de que sea tarde para hacerlo, el todavía considerado por millones de ciudadanos Presidente Legítimo.
Y mientras nos distraemos con estás nimiedades el también hipócrita gobierno gringo finge que ata la entrega de los dólares para el “Plan México, disfrazado de “Iniciativa Mérida”, de la que no podemos permitirnos olvidar que se gestó en una hacienda de Roberto Hernández, con el asesinato de perros y gatos de la comunidad para no afear el lugar y con Mérida tomada por marines yanquis que desarmaron a la policía y al Ejército Nacional, y que tuvo como resultado incluso el de una represión estudiantil con presos políticos incluidos, finge que ata la entrega del dinero para implementar el represor Plan México, avalado por la Ley GESTAPO, al respeto a los derechos humanos de los mexicanos. Ja, ja, ja.
Lo más destacable de la derecha panista es su doble moral la que linda cada vez de manera más evidente para todo el que quiera verlo con la amoralidad más absoluta.
Católicos persignados los panistas igual roban a pasto que llenan el país de casinos, igual conviven con asesinos e incluso con pederastas que condenan el aborto como el peor de los pecados y lo quieren convertir en el peor de los delitos. Igual transan con el narcotráfico que desmienten en los hechos lo que antes de llegar al poder defendían como su convicción de fe.
Por poner un ejemplo. Diego Fernández de Cevallos abusó de su cargo vitalicio, como quien dice, de legislador, para obtener inmorales ganancias con el ejercicio de su profesión de abogado, aseguraba que sólo se había casado por la Iglesia con su pareja porque la Católica estaba por encima de las leyes, pero igual defendía narcotraficantes, que se hacía públicas sus relaciones con una mujer más joven que la no casada en términos del Estado mexicano.
Homosexuales de clóset, una inmensa mayoría, persiguen a los que no se avergüenzan de ser lo que eligieron ser, si son pobres. Nunca a los ricos en lo que hasta ser pederasta está bien visto. Persiguen a los pobres que no se escudan en el falso pudor tras el que esconden ellos incluso sus desviaciones al respecto, dado que muchos, siendo heterosexuales, se convierten en bisexuales para poder disfrutar del poder.
Con los casinos llegó el narcotráfico a la Península y hoy efectivamente asienta sus reales en ella y no tardarán sus habitantes en vivir la misma violencia que ha enlutado al Norte de por vida. Otra crónica anunciada que también está siendo cumplida.
Los hijos tenidos fuera de matrimonio son un asunto privado que en el mejor de los casos compete o afecta a la parte traicionada. Y la madre, actriz de profesión, tiene razón al pedir a los medios que dejen vivir en paz a la hija que tiene con Creel.
Pero como Creel es un representante, “de su partido”, en uno de los tres poderes cuya estructura ética se ha nulificado. Y como además es el responsable de la violencia, la corrupción, la prostitución y la trata de blancas que traen consigo los casinos, su vida privada se torna pública cuando en ella algo destaca como el reconocer a una hija cuatro años después de nacida.
Ni modo. En los pequeños hechos se conoce a los que manejan como propio el país que pertenece al pueblo y a los ciudadanos nos asiste el derecho de poner la vista en incluso en esos pequeños detalles para aspirar, al menos, a no tener como autoridades a sujetos tan hipócritas y amorales.
La pérdida de valores es absoluta, globalizada, mundial. Pero como en el rescate a los valores quizá esté la posibilidad de que el mundo no se siga desbarrancando por el camino por el que va directo al despeñadero. El acento, en México, hay que ponerlo en todo aquel que exhiba, como forma de vida, una doble moral.
Circula por Internet de manera reiterada lo de una casa de AMLO en Bosques de Las Lomas. Tendría que desmentirlo, antes de que sea tarde para hacerlo, el todavía considerado por millones de ciudadanos Presidente Legítimo.
Y mientras nos distraemos con estás nimiedades el también hipócrita gobierno gringo finge que ata la entrega de los dólares para el “Plan México, disfrazado de “Iniciativa Mérida”, de la que no podemos permitirnos olvidar que se gestó en una hacienda de Roberto Hernández, con el asesinato de perros y gatos de la comunidad para no afear el lugar y con Mérida tomada por marines yanquis que desarmaron a la policía y al Ejército Nacional, y que tuvo como resultado incluso el de una represión estudiantil con presos políticos incluidos, finge que ata la entrega del dinero para implementar el represor Plan México, avalado por la Ley GESTAPO, al respeto a los derechos humanos de los mexicanos. Ja, ja, ja.