¡BASTA YA!, SEÑOR PRESIDENTE
El pronunciamiento del presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa en contra de la delincuencia organizada y su afirmación de que el gobierno le está pegando duro al crimen, no representan nada fuera de lo normal, es el mismo discurso que mantiene desde el inicio de su gobierno y aunque siempre que tiene un micrófono en frente, aprovecha la oportunidad para decir que se esta acabando con los delincuentes, el gobierno parece perder terreno frente al hampa y es el estado el que al menos ésta semana ha recibido duros golpes.
No es extraño escuchar a Calderón hablar del combate a la impunidad, pero en lo que si no se mide, es en sus afirmaciones ridículas que califican a los medios de comunicación escritos y electrónicos como cómplices de la delincuencia organizada en su estrategia de sembrar el terror, por lo que les espetó a los reporteros un ¡Ya Basta!
Por si quedara duda de lo que Felipe de Jesús Calderón quiso decir, les exigió a los medios de comunicación que manifiesten y divulguen las acciones que según él, desde su visión como presidente, están deteniendo la estructura de los criminales, "que buscan sembrar terror, en una estrategia compartida con los propios medios”, dijo.
Probablemente Calderón Hinojosa no lo sepa, pues él vive en su mundo, de opulencia, rodeado de seguridad y cientos de lambiscones, con un alto salario y ajeno a la realidad de la pobreza y la inseguridad que vivimos los ciudadanos, no conoce ni mínimamente el funcionamiento de los medios de comunicación, más que cuando se arrodilla su gobierno ante las televisoras y por ello parece ignorar que México, es el segundo país del mundo más peligroso para el ejercicio periodístico y es una de las 13 naciones del planeta que no combaten los crímenes contra periodistas y alientan la impunidad.
En México no existen garantías para el libre ejercicio periodístico y, a quien corresponde otorgarlas que es al gobierno, ha resultado incapaz de protegerse a si mismo y a los responsables de brindar seguridad a la población, es tal el fracaso de lo que llaman combate al crimen, que él mismo, Calderón, tiene que viajar ahora acompañado por un convoy con grupos de asalto y reacción inmediata, resguardado desde el aire por helicópteros artillados y nada extraño sería que hasta lo lleven escondido en una cajuela, pero no digan para evitar ser ridiculizado.
Es entonces el fracaso de los programas de seguridad y la corrupción de sus policías, lo que alienta el terror en la ciudadanía que ve caer hoy a 20 y mañana a 30 muertos víctimas del crimen, la captura de 10 sicarios y la aparición de otros tantos, las poderosas armas de los criminales y los ostentosos operativos para proteger a un solo hombre “chaparrito, pelón y de lentes” pero que representa a las instituciones nacionales.
Resulta inaceptable que se diga que los medios de comunicación contribuyen a sembrar el terror, porque los periodistas ni andan armados ni poseen chalecos antibalas para realizar su labor, no viajan en carros blindados, de armas cuando mucho cargan su grabadora, libreta y un lapicero y resultan ser el grupo más vulnerable en esta penosa situación que nos agravia a todos, como agravian y ofenden las afirmaciones irresponsables del presidente, que parece no darse cuenta de que lejos de aliarse con el narco, la prensa ha tenido que replegarse en su labor informativa para no sumarse a las estadísticas fúnebres ante la incompetencia del estado.
Muchos reporteros se replegan y no para protegerse, sino precisamente para evitar el pánico social, pero Calderón no lo sabe, como no sabe muchas cosas, pues su primer experiencia en televisión fue en un programa nocturno dirigido a jóvenes ociosos, conducido por un hombre de 48 años de edad física y mental de 15.
Resulta alarmante ver el armamento y chalecos de cartón de los policías, frente a las armas de la delincuencia; causa miedo saber que miles de policías, incluso militares, sirven al hampa, que donde debería procurarse justicia se procura la impunidad y que quien encabeza a las instituciones, en vez de asumir su responsabilidad, la evada y culpe a quienes menos responsables son, probablemente tenga las pruebas, si es así, que cumpla y las presente.
Lic. Joel Sánchez Rodríguez
No es extraño escuchar a Calderón hablar del combate a la impunidad, pero en lo que si no se mide, es en sus afirmaciones ridículas que califican a los medios de comunicación escritos y electrónicos como cómplices de la delincuencia organizada en su estrategia de sembrar el terror, por lo que les espetó a los reporteros un ¡Ya Basta!
Por si quedara duda de lo que Felipe de Jesús Calderón quiso decir, les exigió a los medios de comunicación que manifiesten y divulguen las acciones que según él, desde su visión como presidente, están deteniendo la estructura de los criminales, "que buscan sembrar terror, en una estrategia compartida con los propios medios”, dijo.
Probablemente Calderón Hinojosa no lo sepa, pues él vive en su mundo, de opulencia, rodeado de seguridad y cientos de lambiscones, con un alto salario y ajeno a la realidad de la pobreza y la inseguridad que vivimos los ciudadanos, no conoce ni mínimamente el funcionamiento de los medios de comunicación, más que cuando se arrodilla su gobierno ante las televisoras y por ello parece ignorar que México, es el segundo país del mundo más peligroso para el ejercicio periodístico y es una de las 13 naciones del planeta que no combaten los crímenes contra periodistas y alientan la impunidad.
En México no existen garantías para el libre ejercicio periodístico y, a quien corresponde otorgarlas que es al gobierno, ha resultado incapaz de protegerse a si mismo y a los responsables de brindar seguridad a la población, es tal el fracaso de lo que llaman combate al crimen, que él mismo, Calderón, tiene que viajar ahora acompañado por un convoy con grupos de asalto y reacción inmediata, resguardado desde el aire por helicópteros artillados y nada extraño sería que hasta lo lleven escondido en una cajuela, pero no digan para evitar ser ridiculizado.
Es entonces el fracaso de los programas de seguridad y la corrupción de sus policías, lo que alienta el terror en la ciudadanía que ve caer hoy a 20 y mañana a 30 muertos víctimas del crimen, la captura de 10 sicarios y la aparición de otros tantos, las poderosas armas de los criminales y los ostentosos operativos para proteger a un solo hombre “chaparrito, pelón y de lentes” pero que representa a las instituciones nacionales.
Resulta inaceptable que se diga que los medios de comunicación contribuyen a sembrar el terror, porque los periodistas ni andan armados ni poseen chalecos antibalas para realizar su labor, no viajan en carros blindados, de armas cuando mucho cargan su grabadora, libreta y un lapicero y resultan ser el grupo más vulnerable en esta penosa situación que nos agravia a todos, como agravian y ofenden las afirmaciones irresponsables del presidente, que parece no darse cuenta de que lejos de aliarse con el narco, la prensa ha tenido que replegarse en su labor informativa para no sumarse a las estadísticas fúnebres ante la incompetencia del estado.
Muchos reporteros se replegan y no para protegerse, sino precisamente para evitar el pánico social, pero Calderón no lo sabe, como no sabe muchas cosas, pues su primer experiencia en televisión fue en un programa nocturno dirigido a jóvenes ociosos, conducido por un hombre de 48 años de edad física y mental de 15.
Resulta alarmante ver el armamento y chalecos de cartón de los policías, frente a las armas de la delincuencia; causa miedo saber que miles de policías, incluso militares, sirven al hampa, que donde debería procurarse justicia se procura la impunidad y que quien encabeza a las instituciones, en vez de asumir su responsabilidad, la evada y culpe a quienes menos responsables son, probablemente tenga las pruebas, si es así, que cumpla y las presente.
Lic. Joel Sánchez Rodríguez