The American dream en México
Diario Libertad / Marcela Gómez Zalce
• El blindaje de Pemex…
• Credencial para la impunidad
El primer avance hacia la cura, mi estimado, es conocer la enfermedad. Fantástico el caudal de frívolos rollos que en el marco del debate se han aventado alrededor del chisguete energético, sobre todo los escupidos por los afines a la privatización de Petróleos Mexicanos, comenzando por la dupla presidencial de Felipe y su tesorito de Bucareli, a quien el primero no sólo ni se ruborizó al dar su venia para exonerarlo de un evidente e inmoral tráfico de influencias donde se benefició a empresas de su familia, sino que ahora es su principal operador en estrategias contra la organizada delincuencia y cabeza visible para el diálogo whatever con los revoltosos del EPR.
El marcador del gobierno federal finalizando la agitada semana no es, digamos, admisible sino francamente deplorable donde como cereza de que lo dicho por Los Pinos vale madre, my friend, Felipe condenó, señaló y acusó a los medios de comunicación (¡nombres…! ¡...nombres…!) de ser cómplices en la táctica de los traviesos, sin saber quizá (moron) que una buena parte de la filtraciones y primeras planas provienen de sus altos funcionarios.
Como extraordinario botoncito está el de Genaro García Luna, vendiendo cuentos de cacerías carreteras para hacer un control irreversible de daños alrededor de la ejecución de su operador (de las cañerías) Édgar Millán, epicentro de la fractura de los socios en La Federación… y el sello García Luna es célebremente conocido, desde los tiempos foxistas, por hacer trajes jurídicos a la medida, rescates mediáticos y videos al gusto. Este caso no será la excepción. La disyuntiva de Genaro radica en que sabiendo lo que sabe… de quien sabe dónde está… deberá tomar… su... decisión. Mientras tanto...
La enfermedad del gobierno de Felipe se llama impunidad y corrupción. Para colmos, mi estimado, aderezada por la irreflexión de la falta de experiencia, el gusto por el reventón etílico y las frivolidades que millones de mexicanos creían superadas (las manos limpias, remember?) después de los excesos estilo Montiel y/o Bribiesca.
Pero no.
Calderón y su Gymboree quieren superar la marca foxista —desencadenando que entre los azules circule eso de que... entre más conozco a Felipe más quiero al Yunque— de la ambición. En el apetito por la codicia no hay fronteras éticas. Es un barril sin fondo. El ejemplo con el superpoderoso Juan Camilo y su exoneración fue el banderazo presidencial de salida para hacer y deshacer siempre y cuando uno pertenezca a ese círculo íntimo (de cómplices y testigos) del inquilino de Los Pinos. La credencial de ese achispado club no tiene límite… para realizar cualquier acto fuera del marco de la ley.
Pemex aún no toca fondo en sus escándalos, y el nombre de otro miembro del Gymboree, César Nava, no tarda en robar cámaras y estar en el centro de la cartelera del entretenimiento con simpáticos contratos que apuntan al tráfico de influencias y una que otra travesura (electoral) más. Por eso Pemex, antes que volverla un monstruo de Consejos y estupidez y media, necesita blindajes contra la corrupción. De ahí a su eficiencia, hay un paso.
La imagen de corrupción de este imberbe gobierno trasciende fronteras. La cleptomanía calderonista ocupa y preocupa al grado de que no hay consenso en Washington para darle chequera abierta, ni siquiera en un asunto que involucra también su seguridad nacional. El botón de la Iniciativa Mérida es para analizarse comenzando por la atractiva reducción en los fondos.
Los legisladores estadunidenses no están de acuerdo en darle cash a México porque saben la debilidad federal por la ratería y el síndrome por el gusto (fundado) al atropello de los derechos humanos.
Por eso el quid, my friend, de que la millonada sea… en especie. Etiquetada para gadgets con el detallín de que para utilizarlos necesitarán del visto bueno (léase firma), previa completa y detallada información sobre la finalidad de las divertidas operaciones. ¿Me sigue?
The american dream en México.
Estados Unidos llevará la batuta en la cadena de mando (de prioridades e intereses) que incluye a nuestras fuerzas armadas.
Que ya sufren el desgaste de la crisis civil de las inmensas pendejadas y evidentes desaciertos. Falta ver si estos disfuncionales, my friend, entregan, aceptando las condiciones norteamericanas, el resto de nuestra soberanía.
Término, como se ha visto, totalmente desconocido para ellos...
¡Adiós!
• El blindaje de Pemex…
• Credencial para la impunidad
El primer avance hacia la cura, mi estimado, es conocer la enfermedad. Fantástico el caudal de frívolos rollos que en el marco del debate se han aventado alrededor del chisguete energético, sobre todo los escupidos por los afines a la privatización de Petróleos Mexicanos, comenzando por la dupla presidencial de Felipe y su tesorito de Bucareli, a quien el primero no sólo ni se ruborizó al dar su venia para exonerarlo de un evidente e inmoral tráfico de influencias donde se benefició a empresas de su familia, sino que ahora es su principal operador en estrategias contra la organizada delincuencia y cabeza visible para el diálogo whatever con los revoltosos del EPR.
El marcador del gobierno federal finalizando la agitada semana no es, digamos, admisible sino francamente deplorable donde como cereza de que lo dicho por Los Pinos vale madre, my friend, Felipe condenó, señaló y acusó a los medios de comunicación (¡nombres…! ¡...nombres…!) de ser cómplices en la táctica de los traviesos, sin saber quizá (moron) que una buena parte de la filtraciones y primeras planas provienen de sus altos funcionarios.
Como extraordinario botoncito está el de Genaro García Luna, vendiendo cuentos de cacerías carreteras para hacer un control irreversible de daños alrededor de la ejecución de su operador (de las cañerías) Édgar Millán, epicentro de la fractura de los socios en La Federación… y el sello García Luna es célebremente conocido, desde los tiempos foxistas, por hacer trajes jurídicos a la medida, rescates mediáticos y videos al gusto. Este caso no será la excepción. La disyuntiva de Genaro radica en que sabiendo lo que sabe… de quien sabe dónde está… deberá tomar… su... decisión. Mientras tanto...
La enfermedad del gobierno de Felipe se llama impunidad y corrupción. Para colmos, mi estimado, aderezada por la irreflexión de la falta de experiencia, el gusto por el reventón etílico y las frivolidades que millones de mexicanos creían superadas (las manos limpias, remember?) después de los excesos estilo Montiel y/o Bribiesca.
Pero no.
Calderón y su Gymboree quieren superar la marca foxista —desencadenando que entre los azules circule eso de que... entre más conozco a Felipe más quiero al Yunque— de la ambición. En el apetito por la codicia no hay fronteras éticas. Es un barril sin fondo. El ejemplo con el superpoderoso Juan Camilo y su exoneración fue el banderazo presidencial de salida para hacer y deshacer siempre y cuando uno pertenezca a ese círculo íntimo (de cómplices y testigos) del inquilino de Los Pinos. La credencial de ese achispado club no tiene límite… para realizar cualquier acto fuera del marco de la ley.
Pemex aún no toca fondo en sus escándalos, y el nombre de otro miembro del Gymboree, César Nava, no tarda en robar cámaras y estar en el centro de la cartelera del entretenimiento con simpáticos contratos que apuntan al tráfico de influencias y una que otra travesura (electoral) más. Por eso Pemex, antes que volverla un monstruo de Consejos y estupidez y media, necesita blindajes contra la corrupción. De ahí a su eficiencia, hay un paso.
La imagen de corrupción de este imberbe gobierno trasciende fronteras. La cleptomanía calderonista ocupa y preocupa al grado de que no hay consenso en Washington para darle chequera abierta, ni siquiera en un asunto que involucra también su seguridad nacional. El botón de la Iniciativa Mérida es para analizarse comenzando por la atractiva reducción en los fondos.
Los legisladores estadunidenses no están de acuerdo en darle cash a México porque saben la debilidad federal por la ratería y el síndrome por el gusto (fundado) al atropello de los derechos humanos.
Por eso el quid, my friend, de que la millonada sea… en especie. Etiquetada para gadgets con el detallín de que para utilizarlos necesitarán del visto bueno (léase firma), previa completa y detallada información sobre la finalidad de las divertidas operaciones. ¿Me sigue?
The american dream en México.
Estados Unidos llevará la batuta en la cadena de mando (de prioridades e intereses) que incluye a nuestras fuerzas armadas.
Que ya sufren el desgaste de la crisis civil de las inmensas pendejadas y evidentes desaciertos. Falta ver si estos disfuncionales, my friend, entregan, aceptando las condiciones norteamericanas, el resto de nuestra soberanía.
Término, como se ha visto, totalmente desconocido para ellos...
¡Adiós!