La Guerra Sucia de Calderón
Revista El Chamuco
Antes de que se difundiera el mu l t i c i t a d o spot sobre el “tesoro” mexicano en aguas profundas, Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Energía pagaron en los medios electrónicos varios promocionales con una intencionalidad muy clara. Veamos:
1 Se hace un close up hacia los guantes de un obrero de Pemex que trabaja en una plataforma. Claramente se lee escrito en sus guantes la palabra fireman. La voz en off remata con la frase: “Lo mágico es que cada metro perforado es completamente nuevo”.
2 Otro spot muestra la bandera estadounidense ondeando sobre la Luna. Se escucha el siguiente mensaje: “No cabe duda que los norteamericanos han llegado muy lejos”. Sigue la secuencia de un camión de diesel que transita en la Luna y rebasa a la bandera. “Sólo faltaba que llegara nuestro diesel para rebasarlos. Pemex Diesel, el mejor diesel de América”, refrenda el spot.
3 Un tercer video promocional, financiado por la Secretaría de Energía, anticipó el spot original del 13 de febrero de 2008 sobre la necesidad de inver tir para extraer petróleo a más de tres mil metros de profundidad. En este anuncio se muestran imágenes idílicas de jóvenes y niños corriendo en libertad. “El mundo está cambiando. Nuestra responsabilidad jenaro villamil Ilustraciones boligán 23 es que las nuevas generaciones cuenten con energéticos suficientes. Nuestro compromiso es que Pemex garantice la suficiente energía para nuestras nuevas generaciones… Tenemos puesta la mirada del futuro”, relata la voz en off.
Cualquiera puede consultar estos spots en el sitio de www.youtube.com o en los blogs de la resistencia civil.
Entre estos anuncios y el discurso de Felipe Calderón del pasado 18 de marzo, aniversario de la expropiación petrolera, existe una línea discursiva y un objetivo explícitos.
La mercadotecnia calderonista intenta modificar una percepción social fuertemente arraigada en contra de la privatización de Pemex, a cambio de contarle a las audiencias breves y demagógicas fábulas dignas de Julio Verne (Viaje al centro de la Tierra) o de Ray Bradbury (Crónicas marcianas) sobre el futuro idílico de un sector energético con participación privada. La música sentimental pretende que el televidente se convenza de la “bondad” de los planes del gobierno federal.
Palabras con olor a viejo como “modernización”, “reforma” o “reestructuración” se han cambiado por referencias sugerentes sobre un “tesoro escondido en el fondo del mar”, “trabajar en aguas profundas”, los íconos clásicos del desarrollo estadounidense: la conquista de la Luna o el nuevo trabajador petrolero que utilizará guantes a “la moda” con la palabra fireman.
Los calderonistas combinan así la publicidad del miedo y el odio –aplicada puntualmente en contra de López Obrador y de la sociedad movilizada en defensa de Pemex– y la publicidad lúdica e ilusionista que pretende encubrir el discurso de la privatización. Se trata, en realidad, de un nuevo capítulo de la guerra sucia que se inició en la campaña presidencial de 2006.
Millones para spots
Por supuesto, esta nueva guerra sucia no es barata. Tan sólo para comprar tiempoaire en televisión, Pemex ha gastado 70% de su presupuesto de 218 millones de pesos en publicidad, durante los primeros meses de 2008, para “colocar” el spot del “tesoro en las aguas profundas”. Se han contratado a “creativos” para generar una contraofensiva a través de blogs, consultas online y sitios como You Tube que se contrapongan a las opositores a la privatización.
No sólo eso. El gobierno calderonista premia con publicidad, contratos y facilidades informativas a aquellos medios electrónicos e impresos que se sumen con sus comentarios al gran objetivo de la reforma energética que permita la inversión privada.
¿Ha sido eficaz esta estrategia? Evidentemente no. Las encuestas más conservadoras, como la publicada por María de las Heras en Milenio Diario, o las que ha realizado Consulta Mitofsky para el PRI revelan que existe una clara mayoría en contra de reformas legales que abran las puertas a la inversión privada en Pemex.
La ineficacia está estrechamente vinculada con la mentira encubierta del calderonismo y el reiterado interés en criminalizar y estigmatizar las movilizaciones del frente en defensa del petróleo, encabezadas por López Obrador.
Lo único explícito en estos meses ha sido la profusión de mensajes y editoriales de cibernautas que en los debates online se dedican a condenar la resistencia y, en no pocos casos, a pedir explícitamente que López Obrador se “vaya del país”. Para tener una idea de estos foros, basta revisar algunas de las opiniones de www. reforma.com.mx o la consulta de www. esmas.com –iniciada el pasado 31 de marzo– con la pregunta: “¿Qué le preguntarías al Peje?”
Los promotores de la privatización energética critican los blogs, videos y medios cercanos al movimiento de resistencia por promover la intolerancia y “la violencia”. Y aquí hay una diferencia fundamental: los opositores a la reforma energética calderonista son claros y frontales al denunciar el intento de desmantelar a Pemex. Por el contrario, quienes promueven la privatización de nuestro “tesoro” de aguas profundas son reiteradamente evasivos y tramposos.
La cadena Telemundo –al menos hasta antes de su reciente sociedad con Televisa– ha sido de las pocas cadenas de televisión privada en español que en sus espacios informativos hablan explícitamente del interés de vender Pemex.
Rubén Luengas, conductor del programa En Contexto, desde febrero difundió varias cápsulas con la pregunta “¿Pemex en venta?”. Luengas recordó al aire que desde junio de 2007 el poderoso Alan Greenspan, ex jefe de la Reserva Federal norteamericana, le pidió al gobierno de Calderón la modificación de la Constitución mexicana para permitir la inversión extranjera.
“De 2000 a 2006 Pemex tuvo ingresos por 347 mil millones de dólares. ¿Dónde están esos recursos? ¿Por qué no se invirtieron en la paraestatal?”, se preguntó Rubén Luengas en una de las emisiones.
Las verdades de Calderón
Los medios masivos mexicanos pecan no sólo de formar parte de las verdades a medias del gobierno calderonista sino también de amnésicos. Ninguno ha recordado algunas de las frases que el propio Felipe Calderón pronunció cuando fue secretario de Energía durante el gobierno de Vicente Fox.
Sin necesidad de invertir millones de pesos en spots cursis, Calderón dijo explícitamente que la reforma energética debía conducir a la privatización. El 28 de abril de 2004, en una entrevista con Televisa, Calderón afirmó:
“Debemos insistir en que el esfuerzo que México hace a través del gobierno, puede implementarse de manera racional y en beneficio de la nación con más inversión de particulares. Estamos completamente conscientes de que México no será competitivo si sus empresas públicas, por otra parte, no son competitivas”.
El entonces secretario de Energía presumió inversiones privadas por 3 mil 500 millones de dólares en la CFE y de 24 mil millones de dólares en Pemex.
“Pemex necesita invertir más de un billón de pesos para la próxima década, mucho más que toda la deuda externa”, afirmó en tono alarmista ante las pantallas de Televisa para argumentar en favor del ingreso de la inversión privada.
“Hagamos hoy las reformas en el sector energético que nos permitan vivir un mejor mañana para todos”, concluyó. No fue ésta la única vez que Calderón explícitamente habló de privatizar áreas del sector energético. Al tomar posesión como secretario, el 29 de octubre de 2003, el panista afirmó que “debemos permitir que haya gente que arriesgue su capital y que genere empresas productivas para que generen más energía eléctrica”.
Ahora sabemos que uno de esos inversionistas que “arriesgó” su capital y obtuvo jugosos contratos con Pemex Refinación fue su asesor, subsecretario y alter ego, Juan Camilo Mouriño, el auténtico “tesoro” en la profundidad de las aguas calderonistas.
Antes de que se difundiera el mu l t i c i t a d o spot sobre el “tesoro” mexicano en aguas profundas, Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Energía pagaron en los medios electrónicos varios promocionales con una intencionalidad muy clara. Veamos:
1 Se hace un close up hacia los guantes de un obrero de Pemex que trabaja en una plataforma. Claramente se lee escrito en sus guantes la palabra fireman. La voz en off remata con la frase: “Lo mágico es que cada metro perforado es completamente nuevo”.
2 Otro spot muestra la bandera estadounidense ondeando sobre la Luna. Se escucha el siguiente mensaje: “No cabe duda que los norteamericanos han llegado muy lejos”. Sigue la secuencia de un camión de diesel que transita en la Luna y rebasa a la bandera. “Sólo faltaba que llegara nuestro diesel para rebasarlos. Pemex Diesel, el mejor diesel de América”, refrenda el spot.
3 Un tercer video promocional, financiado por la Secretaría de Energía, anticipó el spot original del 13 de febrero de 2008 sobre la necesidad de inver tir para extraer petróleo a más de tres mil metros de profundidad. En este anuncio se muestran imágenes idílicas de jóvenes y niños corriendo en libertad. “El mundo está cambiando. Nuestra responsabilidad jenaro villamil Ilustraciones boligán 23 es que las nuevas generaciones cuenten con energéticos suficientes. Nuestro compromiso es que Pemex garantice la suficiente energía para nuestras nuevas generaciones… Tenemos puesta la mirada del futuro”, relata la voz en off.
Cualquiera puede consultar estos spots en el sitio de www.youtube.com o en los blogs de la resistencia civil.
Entre estos anuncios y el discurso de Felipe Calderón del pasado 18 de marzo, aniversario de la expropiación petrolera, existe una línea discursiva y un objetivo explícitos.
La mercadotecnia calderonista intenta modificar una percepción social fuertemente arraigada en contra de la privatización de Pemex, a cambio de contarle a las audiencias breves y demagógicas fábulas dignas de Julio Verne (Viaje al centro de la Tierra) o de Ray Bradbury (Crónicas marcianas) sobre el futuro idílico de un sector energético con participación privada. La música sentimental pretende que el televidente se convenza de la “bondad” de los planes del gobierno federal.
Palabras con olor a viejo como “modernización”, “reforma” o “reestructuración” se han cambiado por referencias sugerentes sobre un “tesoro escondido en el fondo del mar”, “trabajar en aguas profundas”, los íconos clásicos del desarrollo estadounidense: la conquista de la Luna o el nuevo trabajador petrolero que utilizará guantes a “la moda” con la palabra fireman.
Los calderonistas combinan así la publicidad del miedo y el odio –aplicada puntualmente en contra de López Obrador y de la sociedad movilizada en defensa de Pemex– y la publicidad lúdica e ilusionista que pretende encubrir el discurso de la privatización. Se trata, en realidad, de un nuevo capítulo de la guerra sucia que se inició en la campaña presidencial de 2006.
Millones para spots
Por supuesto, esta nueva guerra sucia no es barata. Tan sólo para comprar tiempoaire en televisión, Pemex ha gastado 70% de su presupuesto de 218 millones de pesos en publicidad, durante los primeros meses de 2008, para “colocar” el spot del “tesoro en las aguas profundas”. Se han contratado a “creativos” para generar una contraofensiva a través de blogs, consultas online y sitios como You Tube que se contrapongan a las opositores a la privatización.
No sólo eso. El gobierno calderonista premia con publicidad, contratos y facilidades informativas a aquellos medios electrónicos e impresos que se sumen con sus comentarios al gran objetivo de la reforma energética que permita la inversión privada.
¿Ha sido eficaz esta estrategia? Evidentemente no. Las encuestas más conservadoras, como la publicada por María de las Heras en Milenio Diario, o las que ha realizado Consulta Mitofsky para el PRI revelan que existe una clara mayoría en contra de reformas legales que abran las puertas a la inversión privada en Pemex.
La ineficacia está estrechamente vinculada con la mentira encubierta del calderonismo y el reiterado interés en criminalizar y estigmatizar las movilizaciones del frente en defensa del petróleo, encabezadas por López Obrador.
Lo único explícito en estos meses ha sido la profusión de mensajes y editoriales de cibernautas que en los debates online se dedican a condenar la resistencia y, en no pocos casos, a pedir explícitamente que López Obrador se “vaya del país”. Para tener una idea de estos foros, basta revisar algunas de las opiniones de www. reforma.com.mx o la consulta de www. esmas.com –iniciada el pasado 31 de marzo– con la pregunta: “¿Qué le preguntarías al Peje?”
Los promotores de la privatización energética critican los blogs, videos y medios cercanos al movimiento de resistencia por promover la intolerancia y “la violencia”. Y aquí hay una diferencia fundamental: los opositores a la reforma energética calderonista son claros y frontales al denunciar el intento de desmantelar a Pemex. Por el contrario, quienes promueven la privatización de nuestro “tesoro” de aguas profundas son reiteradamente evasivos y tramposos.
La cadena Telemundo –al menos hasta antes de su reciente sociedad con Televisa– ha sido de las pocas cadenas de televisión privada en español que en sus espacios informativos hablan explícitamente del interés de vender Pemex.
Rubén Luengas, conductor del programa En Contexto, desde febrero difundió varias cápsulas con la pregunta “¿Pemex en venta?”. Luengas recordó al aire que desde junio de 2007 el poderoso Alan Greenspan, ex jefe de la Reserva Federal norteamericana, le pidió al gobierno de Calderón la modificación de la Constitución mexicana para permitir la inversión extranjera.
“De 2000 a 2006 Pemex tuvo ingresos por 347 mil millones de dólares. ¿Dónde están esos recursos? ¿Por qué no se invirtieron en la paraestatal?”, se preguntó Rubén Luengas en una de las emisiones.
Las verdades de Calderón
Los medios masivos mexicanos pecan no sólo de formar parte de las verdades a medias del gobierno calderonista sino también de amnésicos. Ninguno ha recordado algunas de las frases que el propio Felipe Calderón pronunció cuando fue secretario de Energía durante el gobierno de Vicente Fox.
Sin necesidad de invertir millones de pesos en spots cursis, Calderón dijo explícitamente que la reforma energética debía conducir a la privatización. El 28 de abril de 2004, en una entrevista con Televisa, Calderón afirmó:
“Debemos insistir en que el esfuerzo que México hace a través del gobierno, puede implementarse de manera racional y en beneficio de la nación con más inversión de particulares. Estamos completamente conscientes de que México no será competitivo si sus empresas públicas, por otra parte, no son competitivas”.
El entonces secretario de Energía presumió inversiones privadas por 3 mil 500 millones de dólares en la CFE y de 24 mil millones de dólares en Pemex.
“Pemex necesita invertir más de un billón de pesos para la próxima década, mucho más que toda la deuda externa”, afirmó en tono alarmista ante las pantallas de Televisa para argumentar en favor del ingreso de la inversión privada.
“Hagamos hoy las reformas en el sector energético que nos permitan vivir un mejor mañana para todos”, concluyó. No fue ésta la única vez que Calderón explícitamente habló de privatizar áreas del sector energético. Al tomar posesión como secretario, el 29 de octubre de 2003, el panista afirmó que “debemos permitir que haya gente que arriesgue su capital y que genere empresas productivas para que generen más energía eléctrica”.
Ahora sabemos que uno de esos inversionistas que “arriesgó” su capital y obtuvo jugosos contratos con Pemex Refinación fue su asesor, subsecretario y alter ego, Juan Camilo Mouriño, el auténtico “tesoro” en la profundidad de las aguas calderonistas.