El extraño caso de Carmen Aristegui
Rumbo de México
08/01/2008 12:48:48 a.m.
El viernes pasado la reconocida periodista Carmen Aristegui anunció que dejaba la titularidad del noticiero “Hoy por Hoy” que se transmitía por la XEW , por una presunta “incompatibilidad editorial”, circunstancia que ha sido asumida por todos como una violación a su libertad de expresión. Dicho sea en otras palabras, pareciera que a la empresa no le gustaba el tono de la señora Aristegui al abordar ciertos temas, particularmente aquellos relacionados con el señor Andrés Manuel López Obrador, lo cual es entendible porque la estación forma parte de Televisa Radio.
No es la primera vez que ocurre un hecho de este tipo, pero nunca caso alguno recibió tanta publicidad como el de la señora Aristegui, lo cual es bueno porque sentará un precedente para los que vengan en el futuro. Todos los días hay periodistas que son despedidos de los medios de comunicación donde prestan sus servicios sin que medie una explicación lógica o al menos una razón legal válida, simplemente es la voluntad de los patrones, de los directores o de los productores, además de que en la mayor parte de los casos no existe un contrato que les permita defender sus derechos. Es preciso señalar que la locución es una de las profesiones más despreciadas, aunque la más importante de cualquier programación radiofónica o televisiva, y en consecuencia al no existir un tabulador la inmensa mayoría de los personajes que usted escucha en el cuadrante ganan una cantidad ridícula en comparación con la responsabilidad que les corresponde asumir. Para decirlo con todas sus letras, un locutor de planta en cualquier estación local, no gana por encima de los seis mil pesos mensuales.
La responsabilidad social de alguien que está detrás de un micrófono es enorme, porque sus opiniones personales llegan a ser tomadas por las audiencias como propias y en la mayor parte de las veces toman decisiones con base en ellas. Pero también ese estado de cosas ha sido propiciado por la falta de competencia de las estaciones radiofónicas de índole local en relación con las de cobertura nacional, y los empresarios antes que buscar modalidades para incrementar su publicidad prefieren vender espacios y que sean los locutores quienes desarrollen esa importante tarea de vender.
Por eso es que han proliferado los programas religiosos y de charlatanes que enganchan a los escuchas para que se afilien a sectas donde les quitan el diez por ciento de sus ingresos, o para que los visiten en sus oficinas donde les venden velas para la buena suerte, para el amor o la fortuna. Insistiendo en la responsabilidad de quienes se encuentran detrás de un micrófono en cualquier estación radiofónica, creo que la Dirección General de Televisión Educativa debiera tomar cartas en el asunto y regresar al esquema en el que aquellos que soliciten una licencia de locutor tengan que pasar por exámenes de aptitud y conocimientos.
Pero regresando al tema de la señora Aristegui, me parece que la versión de Televisa Radio de que tras un año de conversaciones no hubo posibilidad de un acuerdo entre ambas partes para incorporar a Carmen Aristegui a su modelo de trabajo basado en el derecho a la información plural, no significa otra cosa más que la empresa ya no estaba de acuerdo en la forma en que la señora abordaba ciertos temas. Después la propia empresa se contradice cuando señala que el modelo de organización y trabajo que implementa en W radio es el mismo que funciona en 10 países de habla hispana donde profesionales de la categoría de Darío Arizmendi y julio Sánchez Cristo en Colombia, Iñaki Gabilondo y Carles Francino en España, Víctor Hugo Morales en Argentina y Max Aub en Estados Unidos, trabajan con absoluta libertad.
Primero dicen que no hubo acuerdo con trabajar con base al derecho a la información plural, y después ejemplifica con otros que trabajan en completa libertad. No conozco el trabajo de estos personajes, pero sí el de Carmen Aristegui, y creo que con todo y las preferencias políticas que pudiera tener se ha distinguido por ser una de las mejores profesionales de la información en México, por lo que es evidente que lo que en realidad pasó es que la señora no aceptó sujetarse a la línea editorial del medio, con lo cual se violó su derecho a la libertad de expresión.
Por lo pronto la Comisión Especial de Seguimiento a las Agresiones a Periodistas y Medios de Comunicación de la Cámara de Diputados, invitó a la señora Aristegui a acudir a esa instancia con el fin de analizar su caso y discernir si se atentó contra sus derechos y libertades en su salida de W Radio. Creo que muy poco podrán hacer los señores representantes populares porque no tienen facultades legales para revertir la decisión o para obligar a la empresa a modificar su actitud, pero es importante que la señora Aristegui de su versión porque con ello se le dará mayor importancia e este tipo de circunstancias que enfrentan todos los que de una u otra manera vierten opiniones en la radio. De proliferar este tipo de actitudes de parte de los empresarios, muchos de los que escribimos y hacemos radio estaremos en riesgo de padecer lo mismo. Lo único que nos queda esperar es que este caso no sea el inicio de una “cacería de brujas”. Al tiempo.
08/01/2008 12:48:48 a.m.
El viernes pasado la reconocida periodista Carmen Aristegui anunció que dejaba la titularidad del noticiero “Hoy por Hoy” que se transmitía por la XEW , por una presunta “incompatibilidad editorial”, circunstancia que ha sido asumida por todos como una violación a su libertad de expresión. Dicho sea en otras palabras, pareciera que a la empresa no le gustaba el tono de la señora Aristegui al abordar ciertos temas, particularmente aquellos relacionados con el señor Andrés Manuel López Obrador, lo cual es entendible porque la estación forma parte de Televisa Radio.
No es la primera vez que ocurre un hecho de este tipo, pero nunca caso alguno recibió tanta publicidad como el de la señora Aristegui, lo cual es bueno porque sentará un precedente para los que vengan en el futuro. Todos los días hay periodistas que son despedidos de los medios de comunicación donde prestan sus servicios sin que medie una explicación lógica o al menos una razón legal válida, simplemente es la voluntad de los patrones, de los directores o de los productores, además de que en la mayor parte de los casos no existe un contrato que les permita defender sus derechos. Es preciso señalar que la locución es una de las profesiones más despreciadas, aunque la más importante de cualquier programación radiofónica o televisiva, y en consecuencia al no existir un tabulador la inmensa mayoría de los personajes que usted escucha en el cuadrante ganan una cantidad ridícula en comparación con la responsabilidad que les corresponde asumir. Para decirlo con todas sus letras, un locutor de planta en cualquier estación local, no gana por encima de los seis mil pesos mensuales.
La responsabilidad social de alguien que está detrás de un micrófono es enorme, porque sus opiniones personales llegan a ser tomadas por las audiencias como propias y en la mayor parte de las veces toman decisiones con base en ellas. Pero también ese estado de cosas ha sido propiciado por la falta de competencia de las estaciones radiofónicas de índole local en relación con las de cobertura nacional, y los empresarios antes que buscar modalidades para incrementar su publicidad prefieren vender espacios y que sean los locutores quienes desarrollen esa importante tarea de vender.
Por eso es que han proliferado los programas religiosos y de charlatanes que enganchan a los escuchas para que se afilien a sectas donde les quitan el diez por ciento de sus ingresos, o para que los visiten en sus oficinas donde les venden velas para la buena suerte, para el amor o la fortuna. Insistiendo en la responsabilidad de quienes se encuentran detrás de un micrófono en cualquier estación radiofónica, creo que la Dirección General de Televisión Educativa debiera tomar cartas en el asunto y regresar al esquema en el que aquellos que soliciten una licencia de locutor tengan que pasar por exámenes de aptitud y conocimientos.
Pero regresando al tema de la señora Aristegui, me parece que la versión de Televisa Radio de que tras un año de conversaciones no hubo posibilidad de un acuerdo entre ambas partes para incorporar a Carmen Aristegui a su modelo de trabajo basado en el derecho a la información plural, no significa otra cosa más que la empresa ya no estaba de acuerdo en la forma en que la señora abordaba ciertos temas. Después la propia empresa se contradice cuando señala que el modelo de organización y trabajo que implementa en W radio es el mismo que funciona en 10 países de habla hispana donde profesionales de la categoría de Darío Arizmendi y julio Sánchez Cristo en Colombia, Iñaki Gabilondo y Carles Francino en España, Víctor Hugo Morales en Argentina y Max Aub en Estados Unidos, trabajan con absoluta libertad.
Primero dicen que no hubo acuerdo con trabajar con base al derecho a la información plural, y después ejemplifica con otros que trabajan en completa libertad. No conozco el trabajo de estos personajes, pero sí el de Carmen Aristegui, y creo que con todo y las preferencias políticas que pudiera tener se ha distinguido por ser una de las mejores profesionales de la información en México, por lo que es evidente que lo que en realidad pasó es que la señora no aceptó sujetarse a la línea editorial del medio, con lo cual se violó su derecho a la libertad de expresión.
Por lo pronto la Comisión Especial de Seguimiento a las Agresiones a Periodistas y Medios de Comunicación de la Cámara de Diputados, invitó a la señora Aristegui a acudir a esa instancia con el fin de analizar su caso y discernir si se atentó contra sus derechos y libertades en su salida de W Radio. Creo que muy poco podrán hacer los señores representantes populares porque no tienen facultades legales para revertir la decisión o para obligar a la empresa a modificar su actitud, pero es importante que la señora Aristegui de su versión porque con ello se le dará mayor importancia e este tipo de circunstancias que enfrentan todos los que de una u otra manera vierten opiniones en la radio. De proliferar este tipo de actitudes de parte de los empresarios, muchos de los que escribimos y hacemos radio estaremos en riesgo de padecer lo mismo. Lo único que nos queda esperar es que este caso no sea el inicio de una “cacería de brujas”. Al tiempo.