Ancien régime
Proceso / josé gil olmos
México, D.F., 22 de enero (apro).- El 1 de diciembre del 2000 fue el primer día en que el PRI no gobernó el país en 71 años. Ese relevo era el sueño de muchos luchadores sociales y ciudadanía en general que creían que, ante la caída del ancien régime, las formas de hacer política empezarían a cambiar en el país.
Pero nada de eso ocurrió, todo sigue igual, o quizá peor, pues ese sistema de gobierno, basado en la componenda, el amiguismo, el compadrazgo, en fin en la corrupción y en los intereses extrapúblicos, se ha reforzado con el PAN que, amparado en su historia de lucha contra el envilecimiento político priista, engañó a los mexicanos, pues llegó al poder y ahora reproduce las mismas formas de gobierno del PRI pero con una agravante: la hipocresía.
Al igual que el PRI, miembros distinguidos del PAN se han visto involucrados en acciones de corrupción pero sin que sean castigados o cesados de sus puestos. El caso de Emilio Goicoechea es uno de los más claros. No obstante que en la revista Proceso se publicaron fotos de él en compañía de uno de los hermanos Arellano Félix, cuando buscaba la gubernatura de Sinaloa, la gestión de Felipe Calderón no movió un dedo para exigirle que aclarara esa situación.
El silencio del gobierno federal sirvió de cómplice y, en estos días, este político panista ya se desempeña como embajador de México ante el gobierno de Canadá.
Otro caso es el del exgobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, quien estuvo bajo los reflectores luego de ser acusado de solapar la protección de capos del narco en su estado. En 2004 su coordinador general de la Policía Ministerial, José Agustín Montiel López, y el director operativo de esa corporación, Saúl Cortés Galindo, fueron detenidos en la Ciudad de México como presuntos responsables del delito de delincuencia organizada, pues participaban en una célula de servidores públicos que brindaban protección a varios capos del narco, entre ellos a Juan José Esparragoza Moreno, Vicente Carrillo Fuentes y Vicente Carrillo Leyva.
Su vinculación con el narcotráfico fue más clara cuando se descubrió que tenía una relación íntima con Nadia Esparragoza, hija del famoso capo Juan José Esparragoza, El Azul.
Los nombres de Goicoechea y Estrada Cajigal forman parte de una larga lista de políticos afiliados al PAN que han estado involucrados en casos de corrupción o de componendas. A la memoria podríamos mencionar a Marta Sahagún, Vicente Fox y Diego Fernández de Cevallos, quienes se hicieron ricos usando el poder público, y casos más actuales como el escándalo sexual en que está inmiscuido el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, a quien acusan de haber participado en orgías con menores de edad junto con su procurador Tomás Coronado Olmos.
Con el gobierno de Calderón las cosas no han cambiado. En plena campaña electoral el apellido de la familia Zavala salió a relucir como uno de los beneficiarios de contratos de Pemex. Hildebrando y Juan Ignacio, los hermanos de la esposa de Calderón Hinojosa, Margarita Zavala, son mencionados como personajes que son beneficiados por el manto presidencial.
Como lo es también el de Juan Camilo Mouriño, cuya riqueza familiar creció desmesuradamente bajo el cobijo del gobierno de Vicente Fox. Su padre, Carlos Mouriño Atanes, apoyó la campaña foxista en 1994 y, de entonces a la fecha, el número de gasolineras en el sureste del país creció y ahora él es dueño de 38 de éstas.
El interés de los Mouriño por la apertura del sector energético no es gratis. Dueños del equipo de futbol español, Celta de Vigo, su riqueza está creciendo a pasos agigantados y no se descarta que se quieran involucrar en la explotación del petróleo, aprovechando que Juan Camilo es el secretario de Gobernación y el funcionario preferido de Felipe Calderón.
El ancien régime se ha revitalizado con sangre nueva, con “sangre azul” que, con su llegada al poder, no sólo mintió al vender la idea que encabezaría la transición a la democracia, sino que terminaría con el abuso del poder institucionalizado por el PRI.
México, D.F., 22 de enero (apro).- El 1 de diciembre del 2000 fue el primer día en que el PRI no gobernó el país en 71 años. Ese relevo era el sueño de muchos luchadores sociales y ciudadanía en general que creían que, ante la caída del ancien régime, las formas de hacer política empezarían a cambiar en el país.
Pero nada de eso ocurrió, todo sigue igual, o quizá peor, pues ese sistema de gobierno, basado en la componenda, el amiguismo, el compadrazgo, en fin en la corrupción y en los intereses extrapúblicos, se ha reforzado con el PAN que, amparado en su historia de lucha contra el envilecimiento político priista, engañó a los mexicanos, pues llegó al poder y ahora reproduce las mismas formas de gobierno del PRI pero con una agravante: la hipocresía.
Al igual que el PRI, miembros distinguidos del PAN se han visto involucrados en acciones de corrupción pero sin que sean castigados o cesados de sus puestos. El caso de Emilio Goicoechea es uno de los más claros. No obstante que en la revista Proceso se publicaron fotos de él en compañía de uno de los hermanos Arellano Félix, cuando buscaba la gubernatura de Sinaloa, la gestión de Felipe Calderón no movió un dedo para exigirle que aclarara esa situación.
El silencio del gobierno federal sirvió de cómplice y, en estos días, este político panista ya se desempeña como embajador de México ante el gobierno de Canadá.
Otro caso es el del exgobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, quien estuvo bajo los reflectores luego de ser acusado de solapar la protección de capos del narco en su estado. En 2004 su coordinador general de la Policía Ministerial, José Agustín Montiel López, y el director operativo de esa corporación, Saúl Cortés Galindo, fueron detenidos en la Ciudad de México como presuntos responsables del delito de delincuencia organizada, pues participaban en una célula de servidores públicos que brindaban protección a varios capos del narco, entre ellos a Juan José Esparragoza Moreno, Vicente Carrillo Fuentes y Vicente Carrillo Leyva.
Su vinculación con el narcotráfico fue más clara cuando se descubrió que tenía una relación íntima con Nadia Esparragoza, hija del famoso capo Juan José Esparragoza, El Azul.
Los nombres de Goicoechea y Estrada Cajigal forman parte de una larga lista de políticos afiliados al PAN que han estado involucrados en casos de corrupción o de componendas. A la memoria podríamos mencionar a Marta Sahagún, Vicente Fox y Diego Fernández de Cevallos, quienes se hicieron ricos usando el poder público, y casos más actuales como el escándalo sexual en que está inmiscuido el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, a quien acusan de haber participado en orgías con menores de edad junto con su procurador Tomás Coronado Olmos.
Con el gobierno de Calderón las cosas no han cambiado. En plena campaña electoral el apellido de la familia Zavala salió a relucir como uno de los beneficiarios de contratos de Pemex. Hildebrando y Juan Ignacio, los hermanos de la esposa de Calderón Hinojosa, Margarita Zavala, son mencionados como personajes que son beneficiados por el manto presidencial.
Como lo es también el de Juan Camilo Mouriño, cuya riqueza familiar creció desmesuradamente bajo el cobijo del gobierno de Vicente Fox. Su padre, Carlos Mouriño Atanes, apoyó la campaña foxista en 1994 y, de entonces a la fecha, el número de gasolineras en el sureste del país creció y ahora él es dueño de 38 de éstas.
El interés de los Mouriño por la apertura del sector energético no es gratis. Dueños del equipo de futbol español, Celta de Vigo, su riqueza está creciendo a pasos agigantados y no se descarta que se quieran involucrar en la explotación del petróleo, aprovechando que Juan Camilo es el secretario de Gobernación y el funcionario preferido de Felipe Calderón.
El ancien régime se ha revitalizado con sangre nueva, con “sangre azul” que, con su llegada al poder, no sólo mintió al vender la idea que encabezaría la transición a la democracia, sino que terminaría con el abuso del poder institucionalizado por el PRI.