Presidente provisional del IFE, a modo de Calderón
María Teresa Jardí
A propósito del nombramiento, desde Los Pinos, del presidente provisional del IFE a modo de Calderón, cuñado incluido, para legalizar el fraude en México por cuenta del TRIFE, continúo, sin más dilación, compartiendo con ustedes la respuesta a la vomitiva defensa de Carlos Marín a Ugalde, que me llegó sobre Harvard.
“En el año 1970 yo estudiaba Física en Sudamérica y conocí un `niño bien´ que había querido destacarse estudiando en Berkeley física, (allí tenían los laboratorios más avanzados de la época), y volvió con el título de master, (maestro), pretendiendo ser titular de cátedra y el consejo académico lo mandó a dar equivalencias durante más de un año para alcanzar el nivel de un simple Licenciado en Física y contratarlo como ayudante de trabajos prácticos.
“Los libros que usábamos eran en general de autores argentinos, pero para temas específicos como Mecánica I estaban: los apuntes de Berkeley para aquellos que por pereza o por estar casados y trabajando no podían estudiarla en profundidad y sólo querían “pasarla” y los libros de estudio rusos que editorial MIR, (Paz), editaba en castellano, para los que hoy se llamarían `nerds´, alumnos estudiosos que anhelaban el 10 en el final, pues tenían un nivel mucho mayor.
“Así crecí sabiendo que las series yanquis `vendían´ un país prodigioso que sólo existe en la mente de sus habitantes.
“Una universidad no es un lugar donde uno sólo acumula datos, es también, inevitablemente, un lugar de FORMACION del alumno, donde éste aprende a pensar en forma independiente, a alejar prejuicios de su educación anterior y a FORJAR EN SI MISMO su escala de valores. Si la Universidad renuncia a la formación del individuo sus cátedras, inevitablemente también, se convierten en lugares de DEFORMACION, donde el alumno se llena de prejuicios y pierde su capacidad de análisis de la Realidad que es reemplazada por el Criterio de Autoridad. Es decir, las cosas son ciertas si son dichas por personas o entidades prestigiosas o exitosas, y son falsas si son dichas por gente o entidades que acumularon fracasos económicos y desprestigio en su desempeño. Este es el criterio de la Anti-Ciencia y el Anti-Conocimiento veraz que establece escalas de valores “estándar” en los individuos que son generados por el sistema político para su conveniencia.
“Los mercados de ideas yanquis nunca fueron otra cosa que eso, pero esa plaga del saber humano se fue extendiendo a Europa y a Sudamérica luego de la caída de la Unión Soviética, pues esta caída no sólo tuvo consecuencias políticas sino profundas consecuencias culturales de la peor especie. Allí aparecieron los pseudo-intelectuales que “inventaron” la “muerte de las ideologías”, cuando en realidad estaban “vendiendo” la ideología de mercachifle de ultraderecha como única. Y también los que plantearon la ciencia y el conocimiento como útiles: sólo si sirven para que un empresario gane dinero con su aplicación práctica. En un mercado de ideas, como en cualquier mercado, el que tiene más dinero compra las mejores ideas que más le convienen a su interés y los pobres sólo pueden comprar lo que hay a su alcance.
“Hace un tiempo el Times de Londres hizo una estadística de las mejores universidades del Mundo. Harvard, obviamente, resultó primera y Cambridge, en Inglaterra la segunda, la UNAM figuró primera entre las de Latinoamérica y eso enorgulleció a algunos amigos míos.
“De inmediato me pregunté: ¿Qué habrá hecho mal la UNAM para salir bien ubicada en esta lista?
“Los del Times utilizaron un parámetro muy ambiguo y dudoso como la “productividad” de sus egresados.
— ¿Cómo se medirá la “productividad” de un filósofo?
— Seguramente por el éxito de ventas de sus libros.
— ¿Y de un científico?
— Eso es fácil, por lo práctico de sus descubrimientos para producir ganancias en una empresa.
— ¿Y de un abogado?
— Por la cantidad de casos que gana, independientemente de la culpabilidad de su acusado o defendido y aquí también juega el nivel de honorarios que puede cobrar en base a su prestigio.
“Por eso Ugalde merece esa cátedra en Harvard, no hay abogado en México que haya cobrado tanto dinero como él en su trabajo en el IFE. Obviamente eso habla de la “buena calidad” de su educación universitaria pues fue realmente muy `productivo´.
“Es necesario que, como en los viejos buenos tiempos, las universidades sean lugares donde la gente aprende a pensar con independencia de las “teorías en boga” y vuelvan a ser los estudiantes la punta de lanza de los cambios necesarios para hacer de este planeta un lugar donde se pueda vivir dignamente.
“Lo sucedido en Venezuela donde los estudiantes movilizaban y organizaban la Reacción al Socialismo, me pareció alarmante. Jamás había visto estudiantes movilizarse y luchar para defender a la derecha oligarca y su ideología de `competir´ para sobresalir. Pienso que eso podría ocurrir en México en cualquier momento, a menos que limpiemos la cúpula de nuestras universidades de `notables´ admiradores y ex-alumnos de la cultura yanqui dispuestos siempre a transar con el gobierno de turno, para conseguir el anhelado trofeo de ser secretario de Educación Pública”.
A propósito del nombramiento, desde Los Pinos, del presidente provisional del IFE a modo de Calderón, cuñado incluido, para legalizar el fraude en México por cuenta del TRIFE, continúo, sin más dilación, compartiendo con ustedes la respuesta a la vomitiva defensa de Carlos Marín a Ugalde, que me llegó sobre Harvard.
“En el año 1970 yo estudiaba Física en Sudamérica y conocí un `niño bien´ que había querido destacarse estudiando en Berkeley física, (allí tenían los laboratorios más avanzados de la época), y volvió con el título de master, (maestro), pretendiendo ser titular de cátedra y el consejo académico lo mandó a dar equivalencias durante más de un año para alcanzar el nivel de un simple Licenciado en Física y contratarlo como ayudante de trabajos prácticos.
“Los libros que usábamos eran en general de autores argentinos, pero para temas específicos como Mecánica I estaban: los apuntes de Berkeley para aquellos que por pereza o por estar casados y trabajando no podían estudiarla en profundidad y sólo querían “pasarla” y los libros de estudio rusos que editorial MIR, (Paz), editaba en castellano, para los que hoy se llamarían `nerds´, alumnos estudiosos que anhelaban el 10 en el final, pues tenían un nivel mucho mayor.
“Así crecí sabiendo que las series yanquis `vendían´ un país prodigioso que sólo existe en la mente de sus habitantes.
“Una universidad no es un lugar donde uno sólo acumula datos, es también, inevitablemente, un lugar de FORMACION del alumno, donde éste aprende a pensar en forma independiente, a alejar prejuicios de su educación anterior y a FORJAR EN SI MISMO su escala de valores. Si la Universidad renuncia a la formación del individuo sus cátedras, inevitablemente también, se convierten en lugares de DEFORMACION, donde el alumno se llena de prejuicios y pierde su capacidad de análisis de la Realidad que es reemplazada por el Criterio de Autoridad. Es decir, las cosas son ciertas si son dichas por personas o entidades prestigiosas o exitosas, y son falsas si son dichas por gente o entidades que acumularon fracasos económicos y desprestigio en su desempeño. Este es el criterio de la Anti-Ciencia y el Anti-Conocimiento veraz que establece escalas de valores “estándar” en los individuos que son generados por el sistema político para su conveniencia.
“Los mercados de ideas yanquis nunca fueron otra cosa que eso, pero esa plaga del saber humano se fue extendiendo a Europa y a Sudamérica luego de la caída de la Unión Soviética, pues esta caída no sólo tuvo consecuencias políticas sino profundas consecuencias culturales de la peor especie. Allí aparecieron los pseudo-intelectuales que “inventaron” la “muerte de las ideologías”, cuando en realidad estaban “vendiendo” la ideología de mercachifle de ultraderecha como única. Y también los que plantearon la ciencia y el conocimiento como útiles: sólo si sirven para que un empresario gane dinero con su aplicación práctica. En un mercado de ideas, como en cualquier mercado, el que tiene más dinero compra las mejores ideas que más le convienen a su interés y los pobres sólo pueden comprar lo que hay a su alcance.
“Hace un tiempo el Times de Londres hizo una estadística de las mejores universidades del Mundo. Harvard, obviamente, resultó primera y Cambridge, en Inglaterra la segunda, la UNAM figuró primera entre las de Latinoamérica y eso enorgulleció a algunos amigos míos.
“De inmediato me pregunté: ¿Qué habrá hecho mal la UNAM para salir bien ubicada en esta lista?
“Los del Times utilizaron un parámetro muy ambiguo y dudoso como la “productividad” de sus egresados.
— ¿Cómo se medirá la “productividad” de un filósofo?
— Seguramente por el éxito de ventas de sus libros.
— ¿Y de un científico?
— Eso es fácil, por lo práctico de sus descubrimientos para producir ganancias en una empresa.
— ¿Y de un abogado?
— Por la cantidad de casos que gana, independientemente de la culpabilidad de su acusado o defendido y aquí también juega el nivel de honorarios que puede cobrar en base a su prestigio.
“Por eso Ugalde merece esa cátedra en Harvard, no hay abogado en México que haya cobrado tanto dinero como él en su trabajo en el IFE. Obviamente eso habla de la “buena calidad” de su educación universitaria pues fue realmente muy `productivo´.
“Es necesario que, como en los viejos buenos tiempos, las universidades sean lugares donde la gente aprende a pensar con independencia de las “teorías en boga” y vuelvan a ser los estudiantes la punta de lanza de los cambios necesarios para hacer de este planeta un lugar donde se pueda vivir dignamente.
“Lo sucedido en Venezuela donde los estudiantes movilizaban y organizaban la Reacción al Socialismo, me pareció alarmante. Jamás había visto estudiantes movilizarse y luchar para defender a la derecha oligarca y su ideología de `competir´ para sobresalir. Pienso que eso podría ocurrir en México en cualquier momento, a menos que limpiemos la cúpula de nuestras universidades de `notables´ admiradores y ex-alumnos de la cultura yanqui dispuestos siempre a transar con el gobierno de turno, para conseguir el anhelado trofeo de ser secretario de Educación Pública”.