¿Mouriño por Reyes Heroles?
Por Alvaro Cepeda Neri
lunes, 19 noviembre 2007
El saqueo de las ganancias petroleras de al menos 60 años, el abuso para gastarlas en pago de funcionarios y otros excesos (Fox lo hizo para provecho de su grupo y vaya usted lector a saber si también para "matanga dijo la changa" incluyendo a sus hijastros) tienen a PEMEX en desgracia. Y en esa traición a mi general Lázaro Cárdenas, los derechosos panistas (desde el zedillismo) han sitiado a la empresa para privatizarla a manos españolas, estadounidenses y hasta chinas, diseñando el asalto final desde Los Pinos.
Calderón está preparando, tras la toma del PAN sacando a Espino, el relevo en la dirección general de PEMEX. Lleva el mismo lapso de los calderonistas en los cargos del presidencialismo, la conspiración para deshacerse de Jesús Reyes-Heroles González de la Garza a quien nunca vieron con simpatía. Y cuyo nombramiento coyuntural (para despistar a quienes pensamos que PEMEX debe permanecer como patrimonio paraestatal) garantizaría que no se privatizaría.
Sólo que Calderón y el PAN (el calderonista y El Yunque, que en eso sí coinciden), sostienen que PEMEX debe venderse. Cuando Calderón fue secretario de Energía, Juan Camilo Mouriño (millonario gallego naturalizado mexicano) era su segundo de a bordo, por lo cual dicen conocer a fondo la situación de PEMEX. Y aunque la mezcla mexicana tiene un precio inferior en el mercado, llega ya a los 70 y 75 dólares por barril. Y sus ganancias han permitido un presupuesto holgado para el gasto federal de los tres Poderes.
Los calderonistas apuestan a que Mouriño sea el relevo de Reyes-Heroles, y los síntomas para el nombramiento, aparte de filtraciones y rumores son: Mouriño, sin tener nada que ver, se metió a declarar sobre asuntos del petróleo y uno de sus derivados: la gasolina. También sobre la falta de refinerías. Lo hizo acompañado de un subsecretario de Energía (Jordy Herrera). Y el columnista Salvador García Soto, reflexiona de cómo Mouriño está metido en PEMEX hasta el cuello (El Universal: 13 y 15/XI/07).
Lo que está en cuestión es la diferencia de puntos de vista sobre el destino inmediato de PEMEX, en las cuales Mouriño, hombre de confianza y mismos intereses de Calderón, insiste en privatizarla (pues la familia Mouriño tiene no menos de 30 concesiones de gas y gasolina). Mientras Reyes-Heroles sostiene que bien manejada la paraestatal no tiene porqué venderse.
Mouriño quiere celebrar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución deshaciéndose de PEMEX y con la probabilidad de que los Mouriño y firmas españolas, le entren a la subasta petrolera. Reyes-Heroles se opone y con él el PRI, el PRD y el sindicato petrolero. Y Calderón no es el fiel de ese choque de fuerzas. Calderón y el PAN calderonista están con Mouriño. Y Mouriño encabeza a los empresarios y capitalistas que quieren lo que resta de las reservas petroleras. La Nación, los mexicanos, en su mayoría, están esperando a los neoporfiristas que se preparan a festejar los centenarios, desmantelando la independencia y apuntalando la contrarrevolución.
lunes, 19 noviembre 2007
El saqueo de las ganancias petroleras de al menos 60 años, el abuso para gastarlas en pago de funcionarios y otros excesos (Fox lo hizo para provecho de su grupo y vaya usted lector a saber si también para "matanga dijo la changa" incluyendo a sus hijastros) tienen a PEMEX en desgracia. Y en esa traición a mi general Lázaro Cárdenas, los derechosos panistas (desde el zedillismo) han sitiado a la empresa para privatizarla a manos españolas, estadounidenses y hasta chinas, diseñando el asalto final desde Los Pinos.
Calderón está preparando, tras la toma del PAN sacando a Espino, el relevo en la dirección general de PEMEX. Lleva el mismo lapso de los calderonistas en los cargos del presidencialismo, la conspiración para deshacerse de Jesús Reyes-Heroles González de la Garza a quien nunca vieron con simpatía. Y cuyo nombramiento coyuntural (para despistar a quienes pensamos que PEMEX debe permanecer como patrimonio paraestatal) garantizaría que no se privatizaría.
Sólo que Calderón y el PAN (el calderonista y El Yunque, que en eso sí coinciden), sostienen que PEMEX debe venderse. Cuando Calderón fue secretario de Energía, Juan Camilo Mouriño (millonario gallego naturalizado mexicano) era su segundo de a bordo, por lo cual dicen conocer a fondo la situación de PEMEX. Y aunque la mezcla mexicana tiene un precio inferior en el mercado, llega ya a los 70 y 75 dólares por barril. Y sus ganancias han permitido un presupuesto holgado para el gasto federal de los tres Poderes.
Los calderonistas apuestan a que Mouriño sea el relevo de Reyes-Heroles, y los síntomas para el nombramiento, aparte de filtraciones y rumores son: Mouriño, sin tener nada que ver, se metió a declarar sobre asuntos del petróleo y uno de sus derivados: la gasolina. También sobre la falta de refinerías. Lo hizo acompañado de un subsecretario de Energía (Jordy Herrera). Y el columnista Salvador García Soto, reflexiona de cómo Mouriño está metido en PEMEX hasta el cuello (El Universal: 13 y 15/XI/07).
Lo que está en cuestión es la diferencia de puntos de vista sobre el destino inmediato de PEMEX, en las cuales Mouriño, hombre de confianza y mismos intereses de Calderón, insiste en privatizarla (pues la familia Mouriño tiene no menos de 30 concesiones de gas y gasolina). Mientras Reyes-Heroles sostiene que bien manejada la paraestatal no tiene porqué venderse.
Mouriño quiere celebrar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución deshaciéndose de PEMEX y con la probabilidad de que los Mouriño y firmas españolas, le entren a la subasta petrolera. Reyes-Heroles se opone y con él el PRI, el PRD y el sindicato petrolero. Y Calderón no es el fiel de ese choque de fuerzas. Calderón y el PAN calderonista están con Mouriño. Y Mouriño encabeza a los empresarios y capitalistas que quieren lo que resta de las reservas petroleras. La Nación, los mexicanos, en su mayoría, están esperando a los neoporfiristas que se preparan a festejar los centenarios, desmantelando la independencia y apuntalando la contrarrevolución.