EL CINISMO DE LOS FOX
José Elías Romero Apis
Ha llamado la atención la denuncia pública que Lino Korrodi hizo sobre lo que considera la fortuna mal habida de Vicente Fox. Sin que nada de lo dicho nos conste a nosotros, dice mucho que el más antiguo amigo y más fuerte asociado político del ex presidente lo haya llamado cínico.
Son estas palabras mayores porque no provienen de un político opositor ni de un enemigo político. Korrodi no es un político ni ha sido adversario de Fox. Por el contrario, se dice que es quien lo ayudó en sus pobrezas, en sus fracasos y podríamos decir que hasta en sus disparates.
Pero el cinismo es uno de los mayores y más graves pecados del hombre de Estado.El cinismo es una actitud sui generis frente a la mentira y frente a la verdad. El cínico es ambivalente. En ocasiones miente y en otras se sincera. Pero no es un mentiroso común ni es un hombre franco, aunque suele confundirse con ellos. Tampoco se trata de alguien mentiroso por momentos y franco en otros. Nada de eso. Es un tercer género y bien distinto.
La diferencia estriba en que sus características motivacionales fundamentales son una combinación de falta de interés por los demás y falta de pudor por sí mismo. Esto es lo que lo hace muy peligroso y muy repugnante cuando anida en un hombre de Estado. Trataré de explicarme.
El mentiroso común actúa movido por una de dos razones. O porque hay algo en nosotros que le interesa o porque hay algo en él que le avergüenza. El mentiroso ordinario tiene un principio de interés en nosotros, aunque sea malsano y pequeño, y tiene un principio de pudor en él, aunque sea malentendido e insignificante.
Para el cínico, en cambio, no hay nada en nosotros que le seduzca ni nada en él que le repugne. Cuando el mentiroso nos miente es porque nos considera interesantes en algo. Cuando el cínico nos miente es porque nos considera estúpidos en todo. El mentiroso actúa porque tenemos algo que a él le gustaría tener. Nuestro dinero, nuestra amistad, nuestra admiración o nuestros favores. El cínico nos engaña porque considera que no merecemos ni su verdad.
Pero, en su ambivalismo, el cinismo puede confundirse con la franqueza. Es más, el cínico muchas veces se proclama franco. La diferencia estriba, también, en las motivaciones. El hombre sincero actúa anteponiendo la verdad a sus intereses aunque con ello éstos lo paguen o porque a sus pecados no quiere agregar uno más. El franco tiene una moral. El cínico es un amoral. Actúa con descaro porque no considera que sus pecados sean malos.
El cinismo es una de las consecuencias más estridentes de la soberbia. El cínico no actúa para defenderse o para disculparse sino por lo contrario. El cínico actúa porque se siente bueno y superior.
Será pues que, en las palabras de Lino Korrodi, Vicente Fox sea un cínico porque se considera mejor que todos. Que los priístas, los panistas y los perredistas. Que Labastida y que Calderón. Que Bribiesca y De la Concha. Y mejor que todos los mexicanos.
Pero lo más grave de todo este asunto es que Vicente Fox pudiera no ser un ave rara en el universo de nuestra política. Porque aceptando, sin necesariamente conceder, que nuestra clase política alguna vez fue mentirosa, existe el temor de que ahora se haya vuelto cínica y que Fox no sea más que un producto de su tiempo.
En fin, sólo Fox sabrá lo que trae en la cabeza. Pero, después de él, el único que lo sabe muy bien es Lino Korrodi.