LO CORRECTO E INCORRECTO DE LOS DIPUTADOS MEXICANOS
María Teresa Jardí
viernes, 01 de junio de 2007
Efectivamente "cada día somos menos humanos y nos perdemos más en los caminos de la cobardía y de la sumisión", como decía la Rayuela de La Jornada hace unos días, a propósito de la decisión de Cindy Sheehan, mejor conocida como "el rostro del activismo antibélico estadounidense", debido a su protesta mantenida contra la guerra en Irak frente al rancho del asesino George W. Bush en Texas, la que anunció el martes pasado que abandonaba el movimiento pacifista y regresaba de inmediato a su casa en California.
"Me iré a mi casa, seré la madre de mis otros hijos y trataré de recuperar algo de lo que hemos perdido", dijo, en una carta, publicada en Internet, después de señalar que "su lucha vació su cuenta de banco, erosionó su matrimonio y provocó tensiones en su relación con sus otros hijos".
Un hijo de Sheehan, Casey, murió a los 24 años en una emboscada en Irak, en 2004.
"Estados Unidos se está convirtiendo en un baldío fascista corporativo facilitado por un sistema en el que ambos partidos --Republicano y Demócrata-- son igualmente culpables", dijo, también, antes de señalar "que repetidamente fue atacada por los conservadores y liberales quienes la acusaron de ser una prostituta de atención.
Sí, lo políticamente correcto está peleado con la valentía que implica hacer lo ético, que es siempre lo correcto a secas.
Y políticamente correcto, es obvio, que deben considerar, el PRI y el PRD, que es no sumarse a la decisión fascista e injerencista de la bancada panista del Senado de la República, decidida a enviar una vergonzosa nota de protesta a Chávez por el cierre de una televisora golpista. Pero políticamente incorrecta es la decisión del PRI y del PRD al haberse, cómodamente, abstenido de votar en contra, porque eso los convierte en cómplices, al PRI y al PRD, de la aberración que significa semejante intervención en decisiones de un gobierno de otro país, avaladas y apoyadas mayoritariamente por un pueblo hermano del pueblo mexicano, que se hubiera parado con su voto en contra.
Aún en el caso de gobiernos que más o mejor funcionan como es, sin duda, el caso del gobierno perredista del Distrito Federal, a los partidos les da igual y a los gobiernos también, excepto para escalar, lo que el pueblo espera en términos de una valiente y correcta actuación política.
Conozco a Francisco Solís, personalmente desde hace muchos años porque es amigo de uno de mis hijos. Ha cometido muchos errores y pareciera de entrada que es un acierto la carta enviada a su impresentable tío.
Pero la carta queda coja al no mostrar ningún arrepentimiento por haber llevado al PAN a Francisco José Paoli Bolio. La debacle del PAN empezó con sujetos como él. Como la de la izquierda se dio cuando se convirtió en el basurero de los desechos priístas y hoy incluso es difícil decidir qué corriente es políticamente la menos mala en el caso del PRD. Los Chuchos en la Asamblea capitalina es obvio que funcionan bien. Por supuesto que Paoli no iba a quedarse a ser cola de león en la fracción minoritaria panista yucateca. El sujeto no ha sido otra cosa en su vida que un oportunista sin ninguna ideología.
La locura en México, entre los políticos, es una enfermedad contagiosa y que aceleradamente se va convirtiendo en una epidemia mortal e irreversible en el corto plazo.
Ahí está Fox como ejemplo. Un presidente que no fue, que quiere que se le siga llamando presidente. Un sujeto inculto que se crea un centro de cultura para demostrar que tiene lo que nunca tendrá, porque le falta cerebro. Un ladrón, traidor a la patria, que quiere dar clases de civismo a un pueblo culto como el venezolano. Un rastrero limpiabotas del imperio yanqui queriendo echarse a un gobernante como Hugo Chávez que, a punta de golpes de timón, tiene el respeto del pueblo que gobierna.
Que Chávez no es un demócrata. No. ¿Y qué? Ya basta de mentiras. Tampoco lo es Fox y ni qué decir del usurpador. Como no lo fueron ni Zedillo ni Salinas ni De la Madrid ni López Portillo ni Echeverría ni Díaz Ordaz, etc. Ni tampoco lo es AMLO. La democracia es una falacia de los países del llamado primer mundo usada para, brutalmente colonizados, mantener a los que EEUU y Europa han decidido que nos mantengamos para siempre como tercer mundo o cuarto o quinto. Basta ya de mentiras.
Lo políticamente correcto es incorrecto desde el punto de vista más elemental de la política. Y peor aún lo políticamente correcto es lo que entierra la ética y lo que acaba con el andamiaje ético de las repúblicas.