HASTA CUANDO EL PUEBLO DE MEXICO AGUANTARA AL URSURPADOR DE FECAL?
Por Alfredo Velarde
En la medida en que crecen las protestas por doquier a la impertinente e impopular contrarreforma a la Ley del ISSSTE , que prácticamente han abarcado al conjunto del país incluso ya con escaramuzas varias con la inconstitucional PFP, de parte de los lógicos y comprensibles protestantes, parece muy claro que el gobierno federal, sordo e insensible a los reclamos que se extienden a lo largo y ancho de la geografía mexicana, se debate en su propia guerra interna , al seno del PAN, entre el calderonato federal a la ofensiva, proclive a imponer las reformas estructurales, y el yunquismo de Manuel Espino , que ve decaer su “conducción” al frente de un partido político, que nunca aprendió a ser gobierno desde que fuera fundado en 1929, para oponerse al cardenismo histórico de Lázaro Cárdenas , el cual, con todos sus defectos, como el haber sido el arquitecto del corporativismo del priato del pasado, empero se preocupó por ofrecer desembolsos sociales del Estado para los sectores depauperados y que hoy el neoliberalismo prácticamente evaporó. Entre ellos la seguridad social.
No se trata, desde luego, de las suposiciones de cierta prensa amarilla de la derecha, que ha venido sosteniendo la especie, según la cual, el ultraderechismo de Espino y su gente resulta contraproducente a los propósitos del gobierno federal y no refleja las verdaderas intenciones del gobierno calderonista por “resolver” los graves problemas que padece la nación, en tiempos de desfalco capitalista globalizador por todas partes. Pero no. Calderón y Espino son lo mismo, aunque la torpeza del segundo esté empezando a erosionar la ya de por sí menguada figura de origen del primero: un presidente de facto e impuesto para garantizar el grotesco desfalco a la sociedad y, sobre todo, a los asalariados, so pretexto de la “urgencia de las reformas estructurales”. De manera que Calderón no presiona para llevar adelante las “reformas estructurales” de segunda generación, porque –dicen algunos mareados- “es la única manera de reactivar la economía y salvar las finanzas de la nación”. No. Calderón hace lo que hace, porque su tarea de alumno obediente a las disciplinarias políticas globalizadoras del FMI y el Banco Mundial, consisten en garantizar la nueva acumulación por desposesión , según fuera planteado el argumento por el geógrafo materialista-histórico, David Harvey , en su imprescindible El nuevo imperialismo para comprender lo que hoy ocurre en México y el mundo entero.
Por eso, todavía no había iniciado la Cumbre del G-8 en Rostock, Alemania, por ejemplo, a donde acudirá Felipe Calderón a recibir instrucciones de sus patrones, después de su visita al decadente y reaccionario papado de Benedicto XVI al que le besará el anillo, y las demostraciones de los altermundistas contraglobalizadores ya habían irrumpido con gran vitalidad y enormes razones, también allá, por los mismos y otros motivos asociados a la crisis de gobernabilidad que el capitalismo vive en todas partes, ante la negativa de las grandes corporaciones transnacionales capitalistas a cambiar sus ambiciosas y genocidas políticas y que sus gobiernos sumisos, como el mexicano, acatan en todo el mundo. Es el caso de las exigencias del movimiento altermundista, de dimensiones que amenazan a llegar a la nutrida convocatoria de las históricas concentraciones como las de Génova y Seattle . En Rostock, antes de los inicios de la Cumbre Anual del G-8, las protestas comenzaron a tambor batiente, con un saldo de 120 detenidos y 304 policías heridos, por exigir –entre otras sustantivas cuestiones- la ratificación del Protocolo de Kyoto que los EUA han negado de antemano, incluso cuando ni siquiera su delegación había aterrizado en la pequeña ciudad portuaria del norte alemán. Para los norteamericanos, como se ve, la reducción de las emisiones de contaminantes que en conjunto los países altamente industrializados generan al mundo entero, y que constituyen una de las causas principales del calentamiento global , no son un asunto prioritario frente a la sed de ganancias astronómicas para las Empresas Transnacionales y ni siquiera así lo entienden en medio de las masivas protestas internacionalitas contra la reunión del G-8 en Rostock.
Como vemos, en México y en Europa, aquí y allá, así como en muchas otras partes, la lucha desde el abajo-social al seno de la lucha de clases contra el capitalismo, nos está mostrando que no habrá alternativa alguna para las sociedades de nuestro tiempo, sin un cambio radical de la economía y la política. Por eso en nuestro caso, la lucha social en México, ha adoptado las características de una defensa de la soberanía que, no obstante sus límites nacionalistas en tiempos de mundialización, está desarrollándose alrededor de la lucha por la seguridad social , la defensa de la energía , el territorio y la biodiversidad , la afirmación de los derechos humanos , ante un régimen empeñado en imponer todo lo que aquí se controvierte por sus graves implicaciones regresivas. ¿Será el preámbulo de una nueva situación revolucionaria? No somos prestidigitadores ni adivinos, desde luego, pero ante la sordera y la ceguera del gobierno federal –y por cierto del mismo gobierno capitalino que no canta mal las rancheras-, se está generando una enorme acumulación de descontentos varios, que, una buena perspectiva emancipadora unitaria general, bien podría empezar a gestarse en el país, si se tiene la claridad para hacerla devenir, organizativamente hablando, en la síntesis de todos esos descontentos atomizados y fragmentados que todavía existen en pequeño, y que el movimiento opositor desde abajo, debiera luchar por unificarlos y hacerlos crecer. En momentos en que ya se habla hasta de una Huelga General indefinida, es el tiempo, desde todas partes, para empezar a impulsarla, sin sectarismos, unitariamente, con fundamento en una horizontalidad organizadora capaz de articular la fuerza de la que tendría que surgir un enorme y masivo movimiento popular insurgente, contra las brutales políticas del neoliberalismo del régimen calderonista. Y esto debe ser así, muy pronto, antes de que sea demasiado tarde.