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martes, 1 de mayo de 2007

MAS PECADO AL VIOLAR NIÑOS Y MONJAS, O NO CARDENAL RIVERA?

La Iglesia puede decir que el aborto es un
pecado, pero no imponer esa idea a todos

Eve Gil

“La jerarquía religiosa tiene derecho a establecer lo que según su credo son pecados, pero no tiene derecho a establecer lo que son delitos”, señala el filósofo español Fernando Savater durante su reciente visita a México para promocionar su nuevo libro, La vida eterna (Ariel, 2007), cuando se le preguntó qué opinaba respecto a la pugna sostenida en México entre Iglesia y Estado por la despenalización del aborto en el Distrito Federal.

Las religiones, a título privado

“Las religiones agregó— son instituciones a título privado. Las exteriorizaciones de la creencia religiosa tendrían que ser perfectamente privadas, no obligadas. Me parece muy bien que un obispo considere que el aborto es un crimen. Lo que me parece mal es que quiera que todos compartamos obligatoriamente su punto de vista”.
Savater equipara la controversia del aborto con el de los estupefacientes, cuya problemática se deriva justamente de su satanización, por así llamarla:

“Es una cosa que la humanidad ha empleado siempre y por supuesto transformarlas (las drogas) en una especie de monstruo es absurdo. Todos los males no provienen de la existencia de la droga, sino de su prohibición, por lo tanto es negocio para mucha gente. Si hubiera una explicación y un uso racional para el empleo de las drogas, habría personas que, sí, cometerían abusos, pero a otros les beneficiaría enormemente en cuanto a su salud”.

En La vida eterna (título que el autor califica de “irónico”), Savater aborda el inabarcable tema de Dios, aunque la pregunta que rige su contenido no es si existe Dios, sino por qué seguimos necesitando a Dios, un poco en la tesitura de Voltaire quien afirmó que aunque Dios no existiera el hombre se inventaría uno.

Las primeras conclusiones a las que llega Savater es que, como señalaba el encabezado de la edición española de Foreign Policy de agosto-septiembre de 2006, “Dios vuelve a la política”. La religión, escribe, continúa presente y a veces agresivamente presente, quizá no más que antaño pero desde luego no menos que casi siempre.

Las creencias aún mueven a la gente

“Se supone —dice— que nuestras sociedades son estéticas, cínicas incluso, que todo lo que creen tiene que estar demostrado, pero de pronto todavía vemos que las creencias más inverosímiles, más improbables, mueven a la gente, pero no sólo de una forma retórica o estética, sino hasta el punto de inmolarse e inmolar a otros, y eso no se puede dejar de lado. ¿Por qué creemos en cosas sobre las que no existen pruebas? Los estudios actuales dicen que surgen diariamente mil 200 o mil 300, que a veces sólo duran dos o tres días, movimientos más o menos esporádicos. Basta que alguien se presente como Jesús, como hace muy poco sucedió en España, aunque no tenga finta de irse a gastar el dinero que le dan en obras de caridad, y siempre hallará multitudes dispuestas a creer en él”.

“Parto de la base de que todas las religiones pueden ser compatibles con un Estado laico… si se les obliga a ello —continúa el filósofo con su perenne sonrisa—. Si la religión es potente, tiene poderío social y educativo, no se plegará el gobierno de los laicos, pero las iglesias, más que las religiones, entre más débiles más tolerantes y abiertas son, mientras no. En este momento las sociedades islámicas no tienen una autoridad centralizada como sería el caso del papado católico y hay países en los que los musulmanes pagan sus impuestos y no hacen nada especial, igual que nosotros, pero es ahora, que se extiende el integrismo, que algunos musulmanes que hay vivido durante muchos años en países democráticos empiezan a escuchar los cantos de sirena de algunos grupos muy ideologizados”.

Fe y credulidad

Dijo Savater que “la fe es una cosa y la credulidad es otra. Digamos que la primera es positiva, porque nos impulsa a hacer cosas, porque evita que caigamos en la parálisis, pero la credulidad es dar aceptación a todas aquellas ideas y mitos que halagan alguna parte de nuestra vanidad o de nuestro miedo. Actualmente mucha gente cree en conspiraciones, en nigromancia, de ahí el enorme éxito de novelas como El código Da Vinci, pero eso es nefasto porque si uno analiza un poco el mundo que rodeaba a Hitler, se sorprenderá al descubrir que la gente era absolutamente crédula que creía en el Grial, en la alquimia y en una serie de majadería que terminaron en lo que ya sabemos”.

Durante la presentación de este libro en Madrid, sin embargo, uno de los presentadores fue ni más ni menos que el controvertido teólogo Manuel Fraijó, quien dijo a Savater que se había moderado mucho para diseccionar el concepto de vida eterna, a lo que concluyó preguntándole a bocajarro: “¿No será que te has convertido, Fernando?”.

Finalmente, Savater afirma que, como dijera Francisco Ayala, si al morir resulta que Dios existe, lo primero que hará (Savater) es saludarlo porque es una persona educada.