EN CARNE VIVA
Guillermo Fárber
Lo que sigue lo digo en serio, verde de rabia e inconmensurablemente alarmado porque cada día el imperio nos demuestra que no conoce límite su decisión de convertirnos a los mexicanos en sus esclavos incondicionales. Por lo pronto pido a las autoridades competentes enjuicien por alta traición a la patria a las siguientes personas (si no se puede ahora porque tienen fuero legislativo, cuando terminen su periodo): Jorge Justiniano González Betancourt (PAN-Chiapas), Jesús Arredondo Velázquez (PAN- Querétaro), Claudia Gabriela Caballero Chávez (PAN-Nuevo León), Alma Lilia Luna Munguía (PRD-México), Roberto Badillo Martínez (PRI-Veracruz).
Estos son, respectivamente, el presidente y los cuatro secretarios de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados que, para infinita vergüenza y dolor de todos sus compatriotas, aprobó la abrogación de la Ley de Neutralidad, que por décadas ha preservado a los mexicanos de los horrores de involucrarse en guerras extranjeras.
En su nota alusiva en el periódico Milenio, Carlos Marín dice: “La Ley de Neutralidad, como sólida y patrióticamente lo argumenta el grupo parlamentario del PRD (frente al PAN en bloque y un PRI dividido), ha sido instrumento clave para que México sea reconocido como autoridad moral en materia de pacifismo, defensa de la no intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos. De ser abrogada, el territorio quedará expuesto a que las potencias que regentean las Naciones Unidas lo usen de hangar, almacén, atracadero y excusado por tropas como las que desmadraron a Irak y se abre, por cierto, la posibilidad de que soldados mexicanos mueran en guerras extranjeras”.
Añadiría dos cosas al agudo comentario de Marín. Una, lo que se pretende es invo! lucrar en esas guerras ajenas no sólo a soldados regula! res del Ejército mexicano, sino a todos los mexicanos, imponiendo aquí la conscripción obligatoria (leva, de hecho) que en EU ni los negros quieren aceptar ya. Y dos, de prosperar, esta medida de beligerancia pondría automáticamente a México en la mira del terrorismo mundial (con todo lo que este concepto tiene de discutible), y así nos vuelve vulnerables a atentados contra los que hoy estamos (relativamente) vacunados. Como les diría el filósofo Juan Gabriel a estos 27 oficiosos de San Lázaro: ¡Pero qué necesidad.
Para estos cinco lacayos del ogro imperial, estos cinco traidores de lesa patria –que abrieron la puerta para que a nuestro pueblo se le convierta en carne de cañón–, pido la pena de muerte por fusilamiento público en el Zócalo de la ciudad de México. Para los restantes 22 integrantes de la Comisión, solicito la pena de cadena perpetua inconmutable.
PAN INCONGRUENTE
¿Dónde está en esta materia el cacareado “derecho a la vida” que el PAN dice defender en el caso del aborto, si ahora mete al país en el remolino bélico mundial? ¿Así defiende el PAN el derecho a la vida de 110 millones de mexicanos –porque todos somos o candidatos a carne de cañón (por edad) o padres o madres o hijos o cónyuges de ellos? ¡No sean tan abismalmente hipócritas, señores panistas! En esta materia ustedes han votado por la muerte, amplia y abiertamente, y con su dedito levantado abrieron la puerta para que incontables generaciones de mexicanos suframos directamente los horrores de la guerra; horrores de los cuales nos preservaron la inteligencia y el patriotismo de nuestros gobernantes de los últimos 80 años. ¿Este es el cambio que ustedes nos prometieron? Lo que el pueblo anhelaba cuando votó por ustedes y contra el PRI en 2000 (y luego contr! a el PRD en 2006) fue vivir mejor, más seguro y más tranquilo. ¡Pero lo que ustedes nos están ofreciendo en los hechos es precisamente lo contrario!