EL DESCREDITO DEL PAN Y SU PELELE URSURPADOR
Revista Proceso
México, D.F., 10 de abril (apro).- Para Acción Nacional, “el partido en el poder”, el caso de la indígena Ernestina Ascencio no fue una violación, sino un “homicidio”, dijo desde la tribuna de la Cámara de Diputados el tabasqueño Juan José Rodríguez Prats, quien en su afán por defender a Felpe Calderón culpó al secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván, de haber asegurado que la mujer falleció de “gastritis”.
En una oficiosa actitud por mantener la credibilidad de Felipe Calderón, los panista en la Cámara de Diputados se enredaron con sus propios argumentos, llegando al grado de culpar a la Secretaría de la Defensa (Sedena), institución en la que Calderón se ha apoyado, primero para tomar posesión como Presidente y luego como para mantener su lucha contra el crimen organizado.
Los ocho partidos representados en Cámara de Diputados iniciaron el debate para aprobar finalmente la comparecencia del presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la creación de una comisión que pueda coadyuvar en las investigaciones que realizan las autoridades de Veracruz.
La decisión de abrirse al debate no fue porque el PAN estuviera en la disposición de presentar argumentos para defender cualquier posición sobre las causas de muerte de la indígena nahua --quien de acuerdo con las primeras indagatorias murió por causa de heridas provocadas por la violación tumultuaria en que incurrieron los soldados acampados en la zona de Zongólica, Veracruz--, sino porque el PRD advirtió que de no aceptarlo tomarían la tribuna este día para impedir el desarrollo de la sesión.
Cada partido fijó su posición sobre el caso, el PAN en su primera intervención evitó entrar a la discusión y sólo atinó a decir que estaba de acuerdo con la comparencia de Soberanes, así como de que se esclarecieran las causas de la muerte.
PRD, PT, PRI, Convergencia y Alternativa cuestionaron la declaración “apresurada” de Felipe Calderón, quien dijo que la causa del deceso fue una “gastritis” mal atendida; también criticaron la posición de la CNDH y, sobre todo, el que haya respaldado tal declaración sin que hubiera concluido la indagatoria.
Vapuleado Calderón, el PAN decidió entrar al debate, pero les ganó a los legisladores su defensa a ultranza.
“¡Los hechos!, eso es de lo que hay que partir”, reclamó el panista Rodríguez Prats, quien usó la frase para decir que los diputados opositores ya habían realizado la investigación, la acusación, la condena y dictado sentencia. “La institución de la Inquisición estaría envidiando estas facultades que aquí se han ejercido sin tener ningún fundamento legal”, ironizó.
La oposición le reclamó que el único que ha sentenciado sin tener facultades para ello ha sido Felipe Calderón, pues aun antes de que terminen las indagatorias ya concluyó que Ernestina Ascencio murió de “gastritis” y no por una violación, como se afirmó luego de los primeros peritajes.
Ante esto, la diputada del PRD, Mariana Bautista, cuestionó por qué si apenas el 9 de marzo la CNDH detectó inconsistencias en la primera investigación, el día 12, antes que nadie, Calderón, ya sabía los nuevos resultados y dijo que murió de gastritis.
Vino aquí la respuesta lapidaria: “Porque el secretario de la Defensa se lo informó”.
Con esta declaración Rodríguez Prats provocó varias hipótesis: una, Calderón se dejó manipular por lo que dice la Sedena; dos, la Secretaría mintió, ya que hasta ese momento había informado públicamente que estaba analizando el líquido seminal encontrado en el cuerpo de la indígena y estaba realizando pruebas de ADN entre sus soldados; y por último, el único responsable de lo que declaró Calderón es la Defensa Nacional.
En su afán por defender a su presidente, los panistas trasladaron la responsabilidad a la Sedena. Pero los errores de defensa no pararon ahí, sino que introdujeron una posible tercera causa de muerte: el homicidio.
Desde el punto de vista de los panistas se trató de un homicidio que nada tiene qué ver con la violación a los derechos humanos. Así, Rodríguez Prats terminó haciendo lo que tanto cuestionó a la oposición: su propia investigación y sentencia.
Sedientos de debate, los perredistas cuestionaron una y otra vez al panista haciéndolo caer en una y otra contradicción. El perredista Raymundo Cárdenas le preguntó ¿qué fue lo que hizo Calderón al decir que la indígena había fallecido de gastritis?: “Simplemente repetir, a un interrogatorio al que fue sometido, lo que ya había investigado la autoridad correspondiente.”
Su respuesta provocó hilaridad, ya que Calderón nunca fue “sometido a un interrogatorio”, pues eso lo hacen sólo las autoridades. El presidente concedió una entrevista al diario La Jornada, y sin que mediara pregunta de por medio, introdujo el tema; además, la única instancia facultada para realizar la investigación es la autoridad de Veracruz, la cual sostiene que la anciana murió por causa de una violación tumultuaria.
Atrapado en sus contradicciones, Rodríguez Prats recibía preguntas y más preguntas de los perredistas, quienes provocaron que llegara a acusar a la Sedena de una sentencia que nunca ha pronunciado.
Marina Arvizu, diputada de Alternativa, partido que en más de una ocasión ha servido al PAN en la Cámara de Diputados, cuestionó a Rodríguez Prats con cuál instancia colaborará la comisión de diputados que se integre: con el de Veracruz, que ha sido descalificado; con la CNDH, que ha puesto en duda su credibilidad; con Calderón, de quien también se duda, “¿o con quién?”. Pero antes de su pregunta sostuvo que el deceso de Ernestina Ascencio es un problema grave de procuración de justicia y de violación de derechos humanos.
El panista cayó en la provocación e hizo otra lapidaria afirmación: “Yo no creo que haya sido violación de derechos humanos, es un homicidio, en el peor de los casos; fue un homicidio que hay que investigar como delito.”
En serias contradicciones estaba metiéndose el panista, pues primero acusó a la Sedena de decir que la indígena murió de gastritis; y luego se desdijo para sostener que no fue por enfermedad que murió, sino que fue un “homicidio”.
De su propio enredo el panista no pudo salir; pero sí logró llegar al absurdo de decir que no porque la hija de Ernestina Ascencio sostenga que antes de morir su madre le dijo que “fueron los uniformados”, necesariamente se tiene que tratar de elementos del Ejército.
“¿Y qué tan solo en el Ejército hay uniformados? --preguntó al pleno de la Cámara-- ¿Qué no podría haber aquí una hipótesis de trabajo de investigación en el sentido de que hay intereses para que el Ejército salga de esta zona? ¿Por qué tenemos que condenar de inmediato a la institución?”
En sus respuestas, Valentina Batres, diputada del PRD sostuvo que su partido no parte de la declaración de la hija de Ernestina Ascencio, sino de la primera indagatoria que sostiene que fue violada; del apresuramiento de Calderón de decir que fue por gastritis; y de la inopinada declaración del presidente de la CNDH,. José Luis Soberanes, quien antes de concluir la investigación sostuvo lo mismo que el Ejecutivo federal.
Después del debate todos los diputados aprobaron la comparecencia de Soberanes que será fijada por la comisión de Derechos Humanos. Aunque terminó también con una tercera hipótesis sobre la causa de muerte de la indígena nahua y que se suma a las dudas sobre si murió de gastritis, violada o…fue un homicidio.