DESAFIO
Rafael Loret de Mola
*Vivir con la Violencia
*El Flagelo para México
*Estimaciones de Narcos
Apenas dos días después de la bárbara matanza de profesores y estudiantes de la Universidad de Virginia, a manos de un surcoreano cuyo origen enciende todavía más la xenofobia en la nación en donde se justifica la posesión de armas –el vendedor de las fustas del drama dijo que si se hubiese permitido tener pistolas en el campus ensangrentado “alguien” habría aniquilado al agresor antes de que sumara una treintena de cadáveres-, en Irak se volvió otra de las habituales “jornadas negras”: 170 muertos fue el saldo de la cotidiana oleada de atentados callejeros. Eso es más de cinco víctimas por cada una de las del enajenado criminal Cho Seung-hui.
Para quienes sucumbieron en Bagdad, sin embargo, no habrá el “honor” de un funeral presidido por el histriónico George Bush junior, el mayor beneficiario del terror. No olvidemos que su controvertido liderazgo, incluso tras unos comicios desaseados marcados por la confabulación de Florida en diciembre de 2000, se consolidó, al fin, al inflamarse el nacionalismo estadounidense tras los bárbaros ataques islámicos contra Nueva York. (No se olviden las versiones que corrieron entonces, algunas de ellas con acento antisemítico incluso, respecto al aprovechamiento de los hechos para extenderlos a Washington en donde faltaron los rastros y las pruebas sobre el pretendido impacto de un jet sobre el Pentágono).
Es curioso: a los “marines” con raíces mexicanas, mismos que ganaron la nacionalidad estadounidense a costa de subastar sus existencias guerreando por causas evidentemente ajenas, se les brinda la “brillantez” de un entierro militar, en suelo mexicano, con la presencia de escoltas y banderas de barras y estrellas. Se les presenta, además, como “héroes mexicanos” aun cuando hubiesen perdido tal condición con el agobio de encontrar oportunidades fuera de la tierra propia. López Mateos, en sus días de gloria, mandó un mensaje nacionalista a “esos que van a pedir patria prestada teniendo ésta “tan bella y generosa y tan entrañablemente nuestra”. Pero poco pudo hacer para detener el flujo de emigrantes fincando fuentes de trabajo y ampliando satisfactores. El brillo del paraíso consumista cancela los aires patrióticos con el mayor simplismo.
Pese a ello, la galopante confusión es también fuente inacabable de violencia. Volvamos al surcoreano inadaptado que se tomó para sí las vidas de treinta y dos inocentes para extender así su vendetta personal contra los ricos del establishment y las instituciones estadounidenses. Podría ser un eslabón más de la larga cadena de fundamentalismos como las de los islamistas suicidas prestos a honrar sus valores llevándose por delante a quienes ven como opresores universales.
Ahondemos. Para enfrentar el poderío incontestable de la mayor potencia bélica de todos los tiempos sólo es dable extender el horror del terrorismo. Y no son pocos los políticos, en Estados Unidos y otras latitudes, que se aprovechan del clima y se proveen, ayer y hoy, de los votos del miedo. Sólo así se explica, por ejemplo, la reelección del junior Bush y la interminable batalla entre los sectarios partidos españoles, rebosantes de usos facciosos, por la jefatura del gobierno.
En este punto, dramático, estamos detenidos. Pero es menester analizarlo antes de penetrar en el escabroso mundo en donde las ejecuciones se presentan todos los días. Sacude leer que, por ejemplo, a Monterrey, la más industriosa urbe del país, se la disputan los cárteles calle por calle sembrando el caos. Así llegan las informaciones a las redacciones de todo el mundo. Y no es el gobierno del señor Calderón precisamente un buen contenedor.
Debate
No será mediante cruzadas, más o menos exitosas desde el punto de vista publicitario, como se atajará, en serio, a los grupos delincuenciales. Estructuralmente nada ocurrirá en tanto no se abran querellas contra algunos de los grandes grupos vinculados con las mafias dominantes. Suena, por supuesto, a quimera; pero todo lo demás es insustancial, politiquería barata diríamos.
Recuerdo lo que expresó el general Rafael Macedo de la Concha cuando dialogué con él en abril de 2001 apenas unos meses después de la asunción foxista a la Presidencia; fue, desde luego, muy contundente:
--Cada sexenio es ocasión para que cambie la geografía del narcotráfico y con ella las rutas. Si antes el tráfico se realizaba por aire ahora debemos mirar hacia el mar. Lo mismo sucede con las cabezas de los “cárteles”: cuando aprehendemos a una es porque ya le han encontrado reemplazo.
Aquel instante de reflexión sincera no fue suficiente para despejar las interrogantes sobre la incorporación de este personaje al gabinete del panista Vicente, a sabiendas de que los cuadros castrenses, a los que había servido Macedo nada menos que como procurador militar, habían sido hondamente infectados por las interrelaciones sucias. No pocas jerarquías sucumbieron a la tentación del dinero fácil. Incluso algunos ex secretarios de la Defensa oficiosamente tutelados. Murió ya Juan Arévalo Gardoqui, quien ocupó la posición durante la administración de Miguel de la Madrid, pero aún debiera contar su versión el general Enrique Cervantes Aguirre, intratable durante el régimen de Ernesto Zedillo, el gran simulador.
Y algo similar ocurrió al arribo de Carlos Salinas, el usurpador, a la Primera Magistratura en 1988. Designó entonces a Enrique Álvarez del Castillo, ex gobernador de Jalisco, la entidad más hollada en ese tiempo por el “boom” del narcotráfico, como procurador general pretendiendo con ello atajar sospechas y poner distancias de por medio aun cuando muchos aseguraran que el prestigio del personaje estaba por encima de las dudas. No obstante, los saldos no fueron efectivos y sí, en cambio, se posibilitó el reacomodo de las grandes mafias... como en 2000 con todo y el peso de la alternancia.
¿Para cuándo, nos preguntamos, la indagatoria sobre la manera como los Fox adquirieron sus heredades de San Cristóbal, mismas que estuvieron originalmente en manos de los familiares del célebre capo Miguel Ángel Caro Quintero, hermano del igualmente famoso Rafael quien tuvo la osadía de fugarse con Sarita Cosío, sobrina de otro ex gobernador de Jalisco, Don Guillermo Cosío Vidaurri? Las denuncias, periodísticas claro, obligan al seguimiento judicial... siempre y cuando, desde luego, el gobierno no esté supeditado a los intereses facciosos.
El Reto
El flagelo de la violencia no es gratuito. Las sociedades avanzadas, las del primer mundo, le observan bajo el agobio del terrorismo; en las del tercer mundo tiene otro signo marcado por los permanentes reacomodos, con inclusión de alianzas soterradas con muy altos funcionarios públicos con capacidad suficiente para desviar miradas y denuncias: el del narcotráfico que exige mayor territorialidad como parte, acaso, de las facturas pendientes de pago. Esta es la historia que, por supuesto, los operadores de la nueva administración federal prefieren soslayar o incluso olvidar. Por eso, claro, los Fox andan bajo el influjo de la resistente impunidad al lado de los otros ex mandatarios con quienes se forja ya la nueva aristocracia mexicana.
El hecho es que acabaremos por acostumbrarnos a vivir bajo el horror; quizá lo estamos ya aunque no tengamos capacidad para discernir al respecto. Sucede igual, en la capital del país, respecto a cuanto representa mantener una macrourbe en una zona con muy altos niveles sísmicos: se nos olvidan las dantescas imágenes de 1985 aunque, sólo en apariencia, las tengamos presente; pero, ¿y los planes descentralizadores? En ese punto la demagogia se topa con la realidad.
Y seguimos resistiendo.
La Anécdota
Un investigador europeo, interesado en las redes del narcotráfico en Latinoamérica, se permitió hacerme esta reflexión:
--A los grandes “capos” no les interesa perseguir y matar periodistas. No quieren el escándalo ni tener mártires a la zaga. Más bien, los crímenes son cortinas de humo que permiten, a otros, ejecutar y amedrentar a los críticos incómodos endosándoles muertitos y claudicantes a las mafias. Y no son pocos los gobiernos, a lo largo del continente, que se aprovechan de ello. Apúntalo.
Sea como fuese, algunos objetivos malsanos se han logrado: en la frontera, en concreto en Nuevo Laredo, hay diarios que optaron por su propio silencio para asegurar su supervivencia. Así lo expusieron a sus lectores mientras, claro, la clase gobernante sacaba las manos.
Y la democracia sigue su andar...
*Vivir con la Violencia
*El Flagelo para México
*Estimaciones de Narcos
Apenas dos días después de la bárbara matanza de profesores y estudiantes de la Universidad de Virginia, a manos de un surcoreano cuyo origen enciende todavía más la xenofobia en la nación en donde se justifica la posesión de armas –el vendedor de las fustas del drama dijo que si se hubiese permitido tener pistolas en el campus ensangrentado “alguien” habría aniquilado al agresor antes de que sumara una treintena de cadáveres-, en Irak se volvió otra de las habituales “jornadas negras”: 170 muertos fue el saldo de la cotidiana oleada de atentados callejeros. Eso es más de cinco víctimas por cada una de las del enajenado criminal Cho Seung-hui.
Para quienes sucumbieron en Bagdad, sin embargo, no habrá el “honor” de un funeral presidido por el histriónico George Bush junior, el mayor beneficiario del terror. No olvidemos que su controvertido liderazgo, incluso tras unos comicios desaseados marcados por la confabulación de Florida en diciembre de 2000, se consolidó, al fin, al inflamarse el nacionalismo estadounidense tras los bárbaros ataques islámicos contra Nueva York. (No se olviden las versiones que corrieron entonces, algunas de ellas con acento antisemítico incluso, respecto al aprovechamiento de los hechos para extenderlos a Washington en donde faltaron los rastros y las pruebas sobre el pretendido impacto de un jet sobre el Pentágono).
Es curioso: a los “marines” con raíces mexicanas, mismos que ganaron la nacionalidad estadounidense a costa de subastar sus existencias guerreando por causas evidentemente ajenas, se les brinda la “brillantez” de un entierro militar, en suelo mexicano, con la presencia de escoltas y banderas de barras y estrellas. Se les presenta, además, como “héroes mexicanos” aun cuando hubiesen perdido tal condición con el agobio de encontrar oportunidades fuera de la tierra propia. López Mateos, en sus días de gloria, mandó un mensaje nacionalista a “esos que van a pedir patria prestada teniendo ésta “tan bella y generosa y tan entrañablemente nuestra”. Pero poco pudo hacer para detener el flujo de emigrantes fincando fuentes de trabajo y ampliando satisfactores. El brillo del paraíso consumista cancela los aires patrióticos con el mayor simplismo.
Pese a ello, la galopante confusión es también fuente inacabable de violencia. Volvamos al surcoreano inadaptado que se tomó para sí las vidas de treinta y dos inocentes para extender así su vendetta personal contra los ricos del establishment y las instituciones estadounidenses. Podría ser un eslabón más de la larga cadena de fundamentalismos como las de los islamistas suicidas prestos a honrar sus valores llevándose por delante a quienes ven como opresores universales.
Ahondemos. Para enfrentar el poderío incontestable de la mayor potencia bélica de todos los tiempos sólo es dable extender el horror del terrorismo. Y no son pocos los políticos, en Estados Unidos y otras latitudes, que se aprovechan del clima y se proveen, ayer y hoy, de los votos del miedo. Sólo así se explica, por ejemplo, la reelección del junior Bush y la interminable batalla entre los sectarios partidos españoles, rebosantes de usos facciosos, por la jefatura del gobierno.
En este punto, dramático, estamos detenidos. Pero es menester analizarlo antes de penetrar en el escabroso mundo en donde las ejecuciones se presentan todos los días. Sacude leer que, por ejemplo, a Monterrey, la más industriosa urbe del país, se la disputan los cárteles calle por calle sembrando el caos. Así llegan las informaciones a las redacciones de todo el mundo. Y no es el gobierno del señor Calderón precisamente un buen contenedor.
Debate
No será mediante cruzadas, más o menos exitosas desde el punto de vista publicitario, como se atajará, en serio, a los grupos delincuenciales. Estructuralmente nada ocurrirá en tanto no se abran querellas contra algunos de los grandes grupos vinculados con las mafias dominantes. Suena, por supuesto, a quimera; pero todo lo demás es insustancial, politiquería barata diríamos.
Recuerdo lo que expresó el general Rafael Macedo de la Concha cuando dialogué con él en abril de 2001 apenas unos meses después de la asunción foxista a la Presidencia; fue, desde luego, muy contundente:
--Cada sexenio es ocasión para que cambie la geografía del narcotráfico y con ella las rutas. Si antes el tráfico se realizaba por aire ahora debemos mirar hacia el mar. Lo mismo sucede con las cabezas de los “cárteles”: cuando aprehendemos a una es porque ya le han encontrado reemplazo.
Aquel instante de reflexión sincera no fue suficiente para despejar las interrogantes sobre la incorporación de este personaje al gabinete del panista Vicente, a sabiendas de que los cuadros castrenses, a los que había servido Macedo nada menos que como procurador militar, habían sido hondamente infectados por las interrelaciones sucias. No pocas jerarquías sucumbieron a la tentación del dinero fácil. Incluso algunos ex secretarios de la Defensa oficiosamente tutelados. Murió ya Juan Arévalo Gardoqui, quien ocupó la posición durante la administración de Miguel de la Madrid, pero aún debiera contar su versión el general Enrique Cervantes Aguirre, intratable durante el régimen de Ernesto Zedillo, el gran simulador.
Y algo similar ocurrió al arribo de Carlos Salinas, el usurpador, a la Primera Magistratura en 1988. Designó entonces a Enrique Álvarez del Castillo, ex gobernador de Jalisco, la entidad más hollada en ese tiempo por el “boom” del narcotráfico, como procurador general pretendiendo con ello atajar sospechas y poner distancias de por medio aun cuando muchos aseguraran que el prestigio del personaje estaba por encima de las dudas. No obstante, los saldos no fueron efectivos y sí, en cambio, se posibilitó el reacomodo de las grandes mafias... como en 2000 con todo y el peso de la alternancia.
¿Para cuándo, nos preguntamos, la indagatoria sobre la manera como los Fox adquirieron sus heredades de San Cristóbal, mismas que estuvieron originalmente en manos de los familiares del célebre capo Miguel Ángel Caro Quintero, hermano del igualmente famoso Rafael quien tuvo la osadía de fugarse con Sarita Cosío, sobrina de otro ex gobernador de Jalisco, Don Guillermo Cosío Vidaurri? Las denuncias, periodísticas claro, obligan al seguimiento judicial... siempre y cuando, desde luego, el gobierno no esté supeditado a los intereses facciosos.
El Reto
El flagelo de la violencia no es gratuito. Las sociedades avanzadas, las del primer mundo, le observan bajo el agobio del terrorismo; en las del tercer mundo tiene otro signo marcado por los permanentes reacomodos, con inclusión de alianzas soterradas con muy altos funcionarios públicos con capacidad suficiente para desviar miradas y denuncias: el del narcotráfico que exige mayor territorialidad como parte, acaso, de las facturas pendientes de pago. Esta es la historia que, por supuesto, los operadores de la nueva administración federal prefieren soslayar o incluso olvidar. Por eso, claro, los Fox andan bajo el influjo de la resistente impunidad al lado de los otros ex mandatarios con quienes se forja ya la nueva aristocracia mexicana.
El hecho es que acabaremos por acostumbrarnos a vivir bajo el horror; quizá lo estamos ya aunque no tengamos capacidad para discernir al respecto. Sucede igual, en la capital del país, respecto a cuanto representa mantener una macrourbe en una zona con muy altos niveles sísmicos: se nos olvidan las dantescas imágenes de 1985 aunque, sólo en apariencia, las tengamos presente; pero, ¿y los planes descentralizadores? En ese punto la demagogia se topa con la realidad.
Y seguimos resistiendo.
La Anécdota
Un investigador europeo, interesado en las redes del narcotráfico en Latinoamérica, se permitió hacerme esta reflexión:
--A los grandes “capos” no les interesa perseguir y matar periodistas. No quieren el escándalo ni tener mártires a la zaga. Más bien, los crímenes son cortinas de humo que permiten, a otros, ejecutar y amedrentar a los críticos incómodos endosándoles muertitos y claudicantes a las mafias. Y no son pocos los gobiernos, a lo largo del continente, que se aprovechan de ello. Apúntalo.
Sea como fuese, algunos objetivos malsanos se han logrado: en la frontera, en concreto en Nuevo Laredo, hay diarios que optaron por su propio silencio para asegurar su supervivencia. Así lo expusieron a sus lectores mientras, claro, la clase gobernante sacaba las manos.
Y la democracia sigue su andar...
Etiquetas: Desafio, Diario Libertad, Narcotrafico