INDICADOR POLITICO
Carlos Ramírez La casa presidencial de Los Pinos se ha convertido en cuarto de campaña de los candidatos de Felipe Calderón a consejeros nacionales del PAN. La semana pasada dos altos funcionarios de la presidencia compraron el voto de diecisiete alcaldes panistas del Estado de México.
El pasado martes 17 de abril diecisiete alcaldes panistas mexiquenses tuvieron una reunión con el jefe de la oficina de la presidencia, Juan Camilo Mouriño. El tema fue la elección de consejeros nacionales, cuya elección definirá el dominio sobre el PAN no sólo con miras a la conformación de grupos sino que en Los Pinos preparan un operativo para ganar consejeros y de ahí propiciar la sustitución de Manuel Espino como presidente del comité ejecutivo.
La estrategia del presidente Felipe Calderón radica en reproducir el modelo del Estado priísta: que el Estado se fusione al partido en el poder y que el presidente de la república sea también el jefe máximo del partido. Así, el modelo priísta que tanto daño hizo al país no se ha ido Los Pinos: el liderazgo presidencial sobre el partido como una facultad metaconstitucional del presidente de la república.
En cambio, la propuesta de Espino es la de darle al PAN un espacio de autonomía relativa respecto al Estado y al presidente de la república y convertir al partido en un factor de presión sobre las tareas del gobierno federal. La falta de entendimiento de Calderón con Espino ha comenzado a debilitar al PAN en algunas zonas de la república.
La reunión en Los Pinos fue revelada por uno de los alcaldes asistentes. El jefe de la oficina de la presidencia --es decir: el principal operador político y personal del presidente Calderón-- ofreció a los alcaldes apoyos por ocho millones de pesos en obras especiales a cambio de apoyar las propuestas de Calderón a los cargos de consejeros nacionales.
En esta tarea de quitarle el partido a Espino y subordinarlo a la casa presidencial de Los Pinos participa también el secretario particular del presidente Calderón, el panista César Nava, a quien le encomendaron una tarea concreta: propiciar el cambio de la dirigencia panista en el estado de México: primero van por los consejeros estatales y luego quitar al dirigente estatal Francisco Gárate.
La recomposición del consejo nacional del PAN es clave para la definición de las corrientes de poder en el partido. En el sexenio pasado Calderón pudo ganar la candidatura presidencial en una elección interna de consejeros. A favor de Calderón operó el hecho de que le había ganado al presidente Fox la elección de consejeros al anterior presidente nacional panista, Luis Felipe Bravo Mena. El candidato oficial de Fox y Marta Sahagún, Santiago Creel, carecía de consejeros nacionales. Calderón sabía del poder de los consejos cuando dirigió al PAN en el periodo 1996-1999.
En el fondo, el PAN se juega los votos necesarios para decidir sobre las candidaturas panistas a las legislativas del 2009, las gubernaturas y sobre todo la presidencial del 2012. Calderón quiere regresar a los tiempos del PRI en donde las nominaciones formaban parte de las facultades metaconstitucionales del presidente de la república. Este modelo funcionó hasta que los candidatos respondieron a los intereses del presidente de la república en turno y no a los de las comunidades.
En su lucha política, el PAN fue insistente en demostrar que esa capacidad de designación presidencial de candidatos era una perversión de la democracia. El modelo del dedazo fue denunciado por el PAN. Pero en las vueltas de la política, muchos de los vicios priístas han sido revalidados por el PAN, utilizados en la alternancia y, lo que es peor, magnificados.
En el fondo, Calderón no quiere enfrentar un conflicto como el que él le presentó a Fox. Fox había decidido designar por dedazo al candidato presidencial del PAN pero se le apareció Calderón. Creel se confió demasiado y supuso que bastaba con el apoyo del presidente de la república y de su esposa. Calderón se impuso como precandidato y ganó la candidatura por el control de consejeros nacionales.
Para el 2012, Calderón quiere tener todo el control del PAN para evitar sorpresas o que le salga por ahí otro Calderón. A diferencia de Fox, Calderón sí conoce el funcionamiento del PAN, fue presidente nacional del partido y coordinó la bancada en la cámara de diputados. De ahí que haya puesto en marcha una operación política desde el inicio de su administración para quitarle el partido. Espino le ganó la presidencia a Carlos Medina Plascencia, localizado en los intereses de Fox y Sahagún para imponer a Creel. Pero una vez cumplida su tares de facilitar la candidatura de Calderón y ganar la elección presidencial del 2006, Calderón quiere un propio en la presidencia del PAN.
El PAN podría repetir algunas malas experiencias del PRI: la de Carlos A. Madrazo, la del hidalguense Manuel Sánchez Vite, la de Jesús Reyes Heroles, la de Carlos Sansores Pérez y la de María de los Ángeles Moreno, presidentes del PRI ajenos al presidente de la república entrante y por ello fueron liquidados políticamente para colocar a dirigentes sometidos a las directrices presidenciales. El modelo de presidente del partido en el poder subordinado al presidente de la república estorba a la democracia.
Pero lo peor es que Calderón quiere repetir los peores vicios priístas.
Etiquetas: Diario Libertad, FeCAL
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8:11 a.m.
