BOTIN DE LOS BUITRES AZULES (LA ORDEN PANISTA DE CALDERON)

Conjeturas

Alvaro Cepeda Neri
jueves, 12 de abril de 2007

I.- De un cálculo aproximado queda como resultado que el total de las plazas federales llegan a 2 millones, ocupadas, pues, por igual número de servidores públicos. Ha de haber más, por los llamados supernumerarios, los de confianza y vaya usted a saber qué otras clasificaciones y donde estos y aquellos cobran en las nóminas normales y confidenciales. Han echado a la calle, por jubilaciones y despidos y liquidaciones por retiro prematuro, no menos de un millón.

II.- La burocracia era cuantiosa, dado que el gobierno (y no solamente el federal, sino en las entidades del federalismo y los municipios), ha sido un empleador por excelencia. Los que tras las medidas depuradoras de Reagan y la Thatcher, inventaron la expresión "Estado mínimo", fueron quienes lucharon y luchan por reducir los recursos humanos de la llamada burocracia, tanto en el sector público como en el privado, lo que ha generado el actual desempleo masivo ya que a la par se han dejado de crear nuevas fuentes laborales.

III.- El asunto es que en cada renovación del personal con motivo de la "circulación de las élites", casi siempre y mayormente en las cúpulas gubernamentales, existen menos plazas y los que llegan traen, tras de sí, una cauda de desempleados que al triunfo de la causa por la que pelearon, quieren su premio y nada como una chamba y sobre todo lo mejor pagada, siguiendo la anécdota aquella de Ruiz Cortines: "de lejos del que manda y cerca del que paga".

IV.- Con el ascenso de ese burro de Fox, los panistas empezaron a desplazar a los priístas, aunque uno que otro de estos se colaba. Lo de asno es porque como nos ha ilustrado al respecto Theodor Mommsen (ahora que hemos releído El mundo de los Césares) el emperador Nerón, célebre por sus locuras y babosadas al estilo foxista, tuvo un colaborador llamado "Burro". Lo que quiere decir que no nada más ahora la humanidad ha padecido brutos en el ejercicio del poder, y que la cosa viene, al menos, desde Roma.

V.- Ahora bien, ya de regreso al tema a lo que voy es a la orden que cara a cara, sotto voce, o sea en voz baja ha dado Calderón a sus secretarios del despacho presidencial, a uno que otro de sus demás colaboradores y a directores de las empresas paraestatales. Les ha dicho que por ningún concepto quiere que designen en los cargos a quienes pertenezcan a los demás partidos y si es necesario que en todo caso primero se desliguen o renuncien a sus organizaciones políticas.

VI.- Y que si son del PRI, del Panal (este partido propiedad de la tenebrosa Elba Esther Gordillo y ganona en la reforma del ISSSTE), como son colaboracionistas del calderonismo, les pidan que discretamente pinten su raya, se hagan exorcismos y de ser posible, en sínodo nocturno o sea sesión secreta, se vuelvan conversos jurando lealtad al PAN, a la derecha, se opongan al aborto, vayan a misa y confiesen sus pecados abjurando de su pasado.

VII.- Calderón, como Fox (en algo tenían que parecerse y ojalá que las semejanzas no sean muchas más) ha hecho de las plazas públicas de la administración federal un botín. Aquello de que una burocracia, aunque sea en los cargos intermedios, de director para abajo, gozaba de neutralidad y permanencia para aprovechar sus conocimientos, se echó abajo con una orden presidencial. Los empleados han de ser azules cuando menos de dientes para afuera, pero si son auténticos panistas mejor.

VIII.- Como buitres, los altos funcionarios han acatado la orden, no obstante que algunos son de pasado priista, como Carstens, el Procurador General, Luis Téllez de Comunicaciones y Transportes, etc. Algunos priistas llamados a colaborar han sido rechazados de última hora, con la explicación de que al llevar para visto bueno el nombramiento, el inquilino de Los Pinos les exige la certificación de que se han deslindado o renunciado lo que sería mejor.

IX.- Así las plazas importantes y regulares del gobierno federal (como, por ejemplo, las representaciones en los estados de las dependencias), son exclusivamente para panistas con pedigrí calderonista. El señor Felipe Calderón es el único que, les dijo al oído, puede autorizar un nombramiento que recaiga en algún priista o de los demás partidos y siempre y cuando la experiencia y currículum lo valga. Solamente probados panistas o al menos fanáticos derechistas pueden ser contratados.

X.- El botín de las plazas públicas, como lo fue durante 54 años de priismo (aunque con sus excepciones, cuando se nombraba a quienes acreditaban méritos auténticos) es ahora mismo "más de lo mismo" con los calderonistas. Y la orden de Calderón se ha estado cumpliendo al pie de la letra. Nadie entra, sea panista o no, si no es con la aprobación del michoacano de derechas que manda desde Los Pinos.