MEXICO, S.A.
Diario Libertad: Carlos Fernández-Vega
La Autopista del Sol, icono de despilfarro e ineptitud
Rescate de empresarios con cargo al erario
Reconstrucción de la reconstrucción
A penas cinco meses atrás, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes Pedro Cerisola reconoció públicamente lo que todo el mundo sabía y los usuarios padecían: que la Autopista del Sol (Cuernavaca-Acapulco) "es una carretera que estuvo mal construida" y que por ello el gobierno federal, no las empresas que la construyeron, "le inyectará mil 200 millones de pesos adicionales" para su reconstrucción.
Los mexicanos llevan casi 10 años pagando lo que tres grupos privados (ICA, GMD y Tribasa, hoy Pinfra, los constructores de la Autopista del Sol, y, también, con generosos regalos a la panza del Fobaproa) se comieron en unos cuantos meses por obra y gracia de las concesiones salinistas y, poco después, de los "rescates" zedillistas. A los primeros les restan tres décadas para saldar las facturas por el festín de los segundos (sin incluir los mil 200 millones mencionados), mientras que a éstos (quienes ni siquiera recibieron un llamado de atención por "lo mal" que construyeron la carretera en mención) el gobierno federal (gerencia calderonista) los vuelve a premiar al hacerlos -cuando menos a uno de ellos- partícipes de la reconstrucción de la autopista que construyeron mal.
El hecho es que "la Secretaría de Comunicaciones y Transportes asignó a Grupo Mexicano de Desarrollo un contrato por 132.86 millones de pesos para la construcción de dos túneles en la autopista Cuernavaca-Acapulco, como parte de los trabajos de reconstrucción de esa carretera, en los que se invertirán mil 645 millones (mil 200 según Cerisola), para subsanar las fallas estructurales que presenta y que representan un riesgo para los usuarios... los túneles gemelos servirán para detener la caída de materiales y para protección de los automovilistas" (La Jornada, Víctor Cardoso).
Es aberrante, y recurro a lo aquí publicado el 15 de agosto de 2006: casi tres lustros y miles de millones de recursos públicos después, las sesudas autoridades concluyeron que la Autopista del Sol, cuyo peaje es uno de los más caros del mundo, "es una carretera que estuvo mal construida".
La citada autopista tiene los mismos años (13) de vida que de reparaciones (parches, mejor dicho), le ha costado y le seguirá costando una millonada a los mexicanos, sus concesionarios privados fueron "salvados" por el Estado, la deuda pública derivada del "rescate" ha crecido por seis, y resulta que la citada autopista "estuvo mal construida", por lo que habrá que inyectarle mil 200 millones de pesos adicionales, de acuerdo con la reveladora afirmación del secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, en su "balance" sectorial en Los Pinos sobre lo bien que se han hecho las cosas en el sexenio.
Como parte de la privatización salinista de carreteras ("programa de concesiones", le llamó), el gobierno de la solidaridad cedió los trastos a, en ese entonces, las tres constructoras más poderosas del país para que se hicieran cargo de las principales carreteras nacionales (existentes y por existir).
Los consorcios Ingenieros Civiles Asociados (ICA), Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD) y Tribasa (hoy transformada en Promotora y Operadora de Infraestructura, Pinfra), en aquellos primer mundistas tiempos del salinato eran presididos por Gilberto Borja Navarrete, José Luis Ballesteros Franco y David Peñalosa Sandoval (el hombre de paja de Carlos Hank Rhon), respectivamente. El primero, luego de ser el director general de Nacional Financiera en el zedillato, se retiró a la vida privada; el segundo fue expulsado de la presidencia del consejo de administración, aunque el Fobaproa le rescató, junto con sus hermanos, préstamos personales por más de 10 mil millones de pesos, y el tercero huyó del país por un fraude a Nacional Financiera, lo pescaron en España, lo regresaron a México, las autoridades judiciales no le tocaron una pestaña y hoy circula libremente.
Después del desastre del "programa de concesiones" cada una de esas cabezas visibles hizo lo que consideró pertinente, pero al erario le cargaron -desde el 27 agosto de 1997, fecha oficial del "rescate carretero"- pasivos cercanos a 30 mil millones de pesos, que hoy superan los 170 mil millones "administrados" por el Fideicomiso de Apoyo para el Rescate de Autopistas Concesionadas, FARAC.
No es para sorprender a nadie, pero en esos tres consorcios (los mayores beneficiarios de los 23 "concesionarios rescatados") participaban algunos de los empresarios -como Claudio X. González Laporte- que hoy no desperdician oportunidad ni micrófono para hablar de democracia, legalidad, justicia, estado de derecho, rectitud, honorabilidad y "manos limpias", probidades virtuales de muchos de los barones mexicanos. Además, una buena porción de la deuda de esa tercia duerme plácidamente en la panza del Fobaproa.
Y todo para concluir, a 13 años de construida y nueve de ser "rescatada", que una de las principales carreteras "estuvo mal construida". Hasta aquí el texto, pero habrá que esperar la "reconstrucción" de la "reconstrucción", que para eso está el erario.
Las rebanadas del pastel
Cápsula de memoria: aquel 27 de agosto de 1997, la fracción del Partido Acción Nacional en el Senado propuso "la suspensión inmediata del rescate carretero", pues "implica una millonaria erogación en beneficio de un pequeño grupo de empresarios". Y lo mejor del caso: en aquellos tiempos, el presidente nacional del PAN no era otro que Felipe Calderón Hinojosa, quien hoy premia a los del "rescate carretero". Ahora que si de chistes se trata, va lo dicho en esa ocasión por el entonces senador panista Francisco X. Salazar Sáenz (secretario del Trabajo con Fox): "el PAN está contra la corrupción, los compadrazgos, el amiguismo, y los grandes capitales que se amasan a la sombra y amparo de funcionarios; contra la ineptitud y tontería de los funcionarios, que después tiene que pagar el pueblo de México" (el Grupo México ya lo reconocía como gran orador).
Rescate de empresarios con cargo al erario
Reconstrucción de la reconstrucción
A penas cinco meses atrás, el entonces secretario de Comunicaciones y Transportes Pedro Cerisola reconoció públicamente lo que todo el mundo sabía y los usuarios padecían: que la Autopista del Sol (Cuernavaca-Acapulco) "es una carretera que estuvo mal construida" y que por ello el gobierno federal, no las empresas que la construyeron, "le inyectará mil 200 millones de pesos adicionales" para su reconstrucción.
Los mexicanos llevan casi 10 años pagando lo que tres grupos privados (ICA, GMD y Tribasa, hoy Pinfra, los constructores de la Autopista del Sol, y, también, con generosos regalos a la panza del Fobaproa) se comieron en unos cuantos meses por obra y gracia de las concesiones salinistas y, poco después, de los "rescates" zedillistas. A los primeros les restan tres décadas para saldar las facturas por el festín de los segundos (sin incluir los mil 200 millones mencionados), mientras que a éstos (quienes ni siquiera recibieron un llamado de atención por "lo mal" que construyeron la carretera en mención) el gobierno federal (gerencia calderonista) los vuelve a premiar al hacerlos -cuando menos a uno de ellos- partícipes de la reconstrucción de la autopista que construyeron mal.
El hecho es que "la Secretaría de Comunicaciones y Transportes asignó a Grupo Mexicano de Desarrollo un contrato por 132.86 millones de pesos para la construcción de dos túneles en la autopista Cuernavaca-Acapulco, como parte de los trabajos de reconstrucción de esa carretera, en los que se invertirán mil 645 millones (mil 200 según Cerisola), para subsanar las fallas estructurales que presenta y que representan un riesgo para los usuarios... los túneles gemelos servirán para detener la caída de materiales y para protección de los automovilistas" (La Jornada, Víctor Cardoso).
Es aberrante, y recurro a lo aquí publicado el 15 de agosto de 2006: casi tres lustros y miles de millones de recursos públicos después, las sesudas autoridades concluyeron que la Autopista del Sol, cuyo peaje es uno de los más caros del mundo, "es una carretera que estuvo mal construida".
La citada autopista tiene los mismos años (13) de vida que de reparaciones (parches, mejor dicho), le ha costado y le seguirá costando una millonada a los mexicanos, sus concesionarios privados fueron "salvados" por el Estado, la deuda pública derivada del "rescate" ha crecido por seis, y resulta que la citada autopista "estuvo mal construida", por lo que habrá que inyectarle mil 200 millones de pesos adicionales, de acuerdo con la reveladora afirmación del secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, en su "balance" sectorial en Los Pinos sobre lo bien que se han hecho las cosas en el sexenio.
Como parte de la privatización salinista de carreteras ("programa de concesiones", le llamó), el gobierno de la solidaridad cedió los trastos a, en ese entonces, las tres constructoras más poderosas del país para que se hicieran cargo de las principales carreteras nacionales (existentes y por existir).
Los consorcios Ingenieros Civiles Asociados (ICA), Grupo Mexicano de Desarrollo (GMD) y Tribasa (hoy transformada en Promotora y Operadora de Infraestructura, Pinfra), en aquellos primer mundistas tiempos del salinato eran presididos por Gilberto Borja Navarrete, José Luis Ballesteros Franco y David Peñalosa Sandoval (el hombre de paja de Carlos Hank Rhon), respectivamente. El primero, luego de ser el director general de Nacional Financiera en el zedillato, se retiró a la vida privada; el segundo fue expulsado de la presidencia del consejo de administración, aunque el Fobaproa le rescató, junto con sus hermanos, préstamos personales por más de 10 mil millones de pesos, y el tercero huyó del país por un fraude a Nacional Financiera, lo pescaron en España, lo regresaron a México, las autoridades judiciales no le tocaron una pestaña y hoy circula libremente.
Después del desastre del "programa de concesiones" cada una de esas cabezas visibles hizo lo que consideró pertinente, pero al erario le cargaron -desde el 27 agosto de 1997, fecha oficial del "rescate carretero"- pasivos cercanos a 30 mil millones de pesos, que hoy superan los 170 mil millones "administrados" por el Fideicomiso de Apoyo para el Rescate de Autopistas Concesionadas, FARAC.
No es para sorprender a nadie, pero en esos tres consorcios (los mayores beneficiarios de los 23 "concesionarios rescatados") participaban algunos de los empresarios -como Claudio X. González Laporte- que hoy no desperdician oportunidad ni micrófono para hablar de democracia, legalidad, justicia, estado de derecho, rectitud, honorabilidad y "manos limpias", probidades virtuales de muchos de los barones mexicanos. Además, una buena porción de la deuda de esa tercia duerme plácidamente en la panza del Fobaproa.
Y todo para concluir, a 13 años de construida y nueve de ser "rescatada", que una de las principales carreteras "estuvo mal construida". Hasta aquí el texto, pero habrá que esperar la "reconstrucción" de la "reconstrucción", que para eso está el erario.
Las rebanadas del pastel
Cápsula de memoria: aquel 27 de agosto de 1997, la fracción del Partido Acción Nacional en el Senado propuso "la suspensión inmediata del rescate carretero", pues "implica una millonaria erogación en beneficio de un pequeño grupo de empresarios". Y lo mejor del caso: en aquellos tiempos, el presidente nacional del PAN no era otro que Felipe Calderón Hinojosa, quien hoy premia a los del "rescate carretero". Ahora que si de chistes se trata, va lo dicho en esa ocasión por el entonces senador panista Francisco X. Salazar Sáenz (secretario del Trabajo con Fox): "el PAN está contra la corrupción, los compadrazgos, el amiguismo, y los grandes capitales que se amasan a la sombra y amparo de funcionarios; contra la ineptitud y tontería de los funcionarios, que después tiene que pagar el pueblo de México" (el Grupo México ya lo reconocía como gran orador).