IMPACTOS MEDIATICOS
Por: Raúl Sinobas Solís
Durante el 2006 los mexicanos recibimos toda clase de impactos mediáticos en torno a la renovación del Poder Ejecutivo federal y del Congreso de la Unión. La delincuencia organizada sacó y activó sus armas para reacomodarse, los líderes políticos tomaron las calles para exponer ideas y luego los ciudadanos votamos por un cambio o en contra de la alternancia.
Sin embargo, el omnipresente poder mediático, especialmente la televisión, impuso sus condiciones. Se quedó con el 80 por ciento del presupuesto de todos los partidos para gastos de campaña y con su fuerza para deformar la oferta política manejó a su gusto las percepciones de la sociedad.
Gracias a esos medios de comunicación, Felipe Calderón hoy es presidente de la República y el PAN es mayoría simple en el Poder Legislativo. Por escaso margen, ganó un partido en claro declive por las frivolidades de Vicente Fox y Marta Sahagún, quienes lograron hartar a la sociedad.
La televisión taladró la mente de suficientes espectadores y modifó las percepciones iniciales que favorecían a la opción de cambio encabezada por Andrés Manuel López Obrador, el hombre perseguido, el débil, el nuevo David frente a Golliat.
Felipe apareció como suerte de escudero del PAN o de Fox. Desde abajo, con escasa personalidad y a pesar de que nunca logró captar a la gran audiencia, se disfrazó de “hijo desobediente” y con el empujón de la televisión, logró posicionarse como la opción de cambio dentro del propio partido gobernante, para garantizar que no hubiera alternancia con la muy bien posicionada propuesta de la llamada izquierda.
En un sprint de tres meses, los medios lograron convertir a Calderón no sólo en una opción competitiva, sino capaz de atraer el voto útil de muchos priístas que no tuvieron en Roberto Madrazo al candidato de unidad y al que los medios jamás le dieron el beneficio de la duda y a quien convirtieron en una caricatura.
Las elecciones de 2006 demostraron que se requiere labrar el surco para hacer una nueva generación de reformas, que incluyan una electoral que restablezca la confianza de la sociedad en las instituciones electorales, de manera que no sea el poder mediático el que sin ningún mandato, se convierta en árbitro electoral.
Legislar para que sea el IFE el que defina el contenido y la forma cómo se contrata la propaganda de los partidos en la televisión, para evitar la iniquidad, para vigilar y sancionar a las autoridades gubernamentales que cometan delitos electorales y garantizar que en el 2012 medio punto porcentual de diferencia sea suficiente para darle legalidad y legitimidad al próximo Presidente de la República.