UN SEXENIO MAS Y UNA DESILUSION MAS DEL PUEBLO MEXICANO
Adiós, adiós, adiós...
Todo llega a su fin. Hasta el sexenio de Vicente Fox, por más largo e insoportable que haya parecido. En la portada de su edición 1235, del 4 de julio de 2000, después de que el político guanajuatense ganó las elecciones presidenciales y arrojó al PRI de Los Pinos, Proceso planteó escuetamente: “Y ahora qué”. Ya hay respuestas para ese cuestionamiento: Las han dado el propio Fox, su equipo de gobierno, su esposa y sus acciones durante seis años: tras la caída del PRI en México nada ocurrió digno de ser recordado, nada que no sean las torpezas, la desmemoria, las tropelías, los excesos, las vanidades, las corruptelas del grupo de panistas que se esforzó por alcanzar el poder para sustituir a los priistas en el disfrute de sus canonjías; el grupo que, como solían hacer sus antecesores, hizo lo necesario para asegurarse la protección de la continuidad ideológica y partidaria.
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