FeCAL EL HOMBRECILLO ESPURIO IMITA AL OREJAS DE GORTARI Y A ECHEVERRIA
Calderón: Entre Salinas y Echeverría
Álvaro delgado
Felipe Calderón ha reproducido muchos comportamientos y acciones de Carlos Salinas, como su afirmación en los dogmas económicos, la sujeción a los grandes intereses y el desprecio a Luis Echeverría y José López Portillo, pero ahora --por su ausencia de legitimidad-- copia un desplante de estos últimos para garantizar su toma de posesión.
En efecto, tal como se informó a través de esta agencia de noticias hace casi tres semanas, el 27 de octubre, Calderón corteja a sus socios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para asegurar la toma de protesta que, según el artículo 87 de la Constitución, debe rendir ante el pleno del Congreso el 1 de diciembre.
Él y sus operadores, igual que Vicente Fox y Carlos Abascal, formularon tres propuestas a los priistas del Comité Ejecutivo Nacional y de las coordinaciones parlamentarias, apenas el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) hizo oficial el triunfo que los votos ciudadanos no le dieron, el 5 de septiembre: Una, que la toma de protesta sea por escrito; dos, que se efectúe fuera del Distrito Federal, y tres, que la ceremonia se celebre en el Auditorio Nacional, como recinto alterno a la Cámara de Diputados.
En el reportaje de la agencia Apro, basado en información de prominentes legisladores de las dos cámaras del Congreso, se informó que Fox planteó las propuestas al presidente del PRI, Mariano Palacios, y a los coordinadores parlamentarios, Manlio Fabio Beltrones, del Senado, y a Emilio Gamboa, de la Cámara de Diputados, así como a gobernadores priistas que controlan diputados y senadores, con el fin de desactivar la amenaza de los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador de impedir la toma de posesión.
Ahora que Beltrones, coordinador de los senadores priistas, recomienda públicamente a Calderón abstenerse de ir a la Cámara de Diputados y aun de rendir protesta por escrito, las negociaciones apuntan a que la ceremonia de cambio de poderes será en el Auditorio Nacional, por supuesto, transformado en una fortaleza bajo la custodia --por dentro y por fuera-- de tropas del Ejército Mexicano, bajo el mando de Calderón desde el primer minuto de ese 1 de diciembre.
Si Beltrones habla ahora de una toma de protesta por escrito, a sabiendas de que no es posible por lo que establece el artículo 87 constitucional, es porque quiere seguir capitalizando la ilegitimidad de Calderón, como la dotación de más comisiones de las que le dieron los votos ciudadanos en las dos cámaras del Congreso, incluida la presidencia en la de Diputados; garantizar la impunidad de los gobernadores Mario Marín y Ulises Ruiz, así como más recursos para los estados a la hora de discutir el presupuesto del 2007.
Estas ganancias priistas, y no la banal declaración que el 1 de diciembre “será un día divertido”, evidencian el temor de Calderón de no cumplir con el mandato de la Constitución, que en el artículo 87 establece: “El presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquel, la siguiente protesta: Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo momento por el bien y prosperidad de la unión; y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande.”
Por eso alguien como Ulises Ruiz sigue gobernando Oaxaca bajo la custodia del Ejército disfrazado de Policía Federal Preventiva, pese a los 15 muertos de los recientes meses y la cauda de fraudes electorales que ese personaje ha cometido --como brazo derecho de Roberto Madrazo-- en las más recientes dos décadas, incluida su propia elección.
El PRI, es obvio, tiene sujeto a Calderón y éste dará todo con tal de que se consume su toma de protesta, por ejemplo en el Auditorio Nacional atiborrado de panistas y tropa militar, como lo hicieron en su momento dos de los presidentes que más detesta --Echeverría y López Portillo--, con un Zócalo atestado, también, de miembros del Ejército, como Salinas, el 1 de diciembre del 1988, que capturaron y sometieron a tortura a muchos mexicanos.
Al final, se trata del mismo esquema mafioso aplicado desde Salinas, sólo que al revés: En 1988 --si los jóvenes y no tan jóvenes no recuerdan--, el PAN convalidó al usurpador a cambio de hacer suya la “victoria cultural” como denominó Carlos castillo Peraza a la política económica vigente, y ahora le toca al PRI darle barniz de legitimidad a Calderón, a cambio de elementos menos exquisitos, pero de mayo disfrute política y económicamente.
Al final, todo tiene que ver con la voluntad de los ciudadanos: El 2 de julio de 1988 fue burlada; ahora, también. En aquel año la cúpula panista desdeñó la protesta de su candidato presidencial Manuel Clouthier, hasta que un oportuno accidente liquidó su incómoda presencia para los arreglos, y en esta coyuntura la inconformidad no cesa, aunque haya quienes en el perredismo --habituados al cochupo y a la transa, la izquierda “moderna”, dicen sus propagandistas-- pretendan un episodio análogo.
Apuntes
Ya se le elevó a Calderón el costo político de tratar de deponer a Manuel Espino de la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), después de que éste es el nuevo presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América Latina (ODCA), en la elección celebrada el sábado, en Santiago de Chile. El plan de Calderón era evitar esa victoria de Espino para, en marzo del próximo año, arrebatarle el control del Consejo Nacional y deponerlo. Ya no. No tuvieron el más mínimo éxito las maniobras de un pequeño personaje, Rolando García Alonso, para frustrar el entrenamiento de su expatrón. García Alonso, quien cobra 38 mil pesos mensuales en el equipo de transición de Calderón, es el ineficaz operador de Cecilia Romero Castillo, coordinadora justamente de la toma de posesión, quien hoy lunes aseguró que la ceremonia será en el recinto de la Cámara de Diputados, en San Lázaro… Cuánta razón tenía el pintor guanajuatense José Chávez Morado cuando, en el 2000, anticipaba: “¿Qué es Fox? Nada, una nada llena de palabras.”
Revista Proceso
Álvaro delgado
Felipe Calderón ha reproducido muchos comportamientos y acciones de Carlos Salinas, como su afirmación en los dogmas económicos, la sujeción a los grandes intereses y el desprecio a Luis Echeverría y José López Portillo, pero ahora --por su ausencia de legitimidad-- copia un desplante de estos últimos para garantizar su toma de posesión.
En efecto, tal como se informó a través de esta agencia de noticias hace casi tres semanas, el 27 de octubre, Calderón corteja a sus socios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para asegurar la toma de protesta que, según el artículo 87 de la Constitución, debe rendir ante el pleno del Congreso el 1 de diciembre.
Él y sus operadores, igual que Vicente Fox y Carlos Abascal, formularon tres propuestas a los priistas del Comité Ejecutivo Nacional y de las coordinaciones parlamentarias, apenas el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) hizo oficial el triunfo que los votos ciudadanos no le dieron, el 5 de septiembre: Una, que la toma de protesta sea por escrito; dos, que se efectúe fuera del Distrito Federal, y tres, que la ceremonia se celebre en el Auditorio Nacional, como recinto alterno a la Cámara de Diputados.
En el reportaje de la agencia Apro, basado en información de prominentes legisladores de las dos cámaras del Congreso, se informó que Fox planteó las propuestas al presidente del PRI, Mariano Palacios, y a los coordinadores parlamentarios, Manlio Fabio Beltrones, del Senado, y a Emilio Gamboa, de la Cámara de Diputados, así como a gobernadores priistas que controlan diputados y senadores, con el fin de desactivar la amenaza de los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador de impedir la toma de posesión.
Ahora que Beltrones, coordinador de los senadores priistas, recomienda públicamente a Calderón abstenerse de ir a la Cámara de Diputados y aun de rendir protesta por escrito, las negociaciones apuntan a que la ceremonia de cambio de poderes será en el Auditorio Nacional, por supuesto, transformado en una fortaleza bajo la custodia --por dentro y por fuera-- de tropas del Ejército Mexicano, bajo el mando de Calderón desde el primer minuto de ese 1 de diciembre.
Si Beltrones habla ahora de una toma de protesta por escrito, a sabiendas de que no es posible por lo que establece el artículo 87 constitucional, es porque quiere seguir capitalizando la ilegitimidad de Calderón, como la dotación de más comisiones de las que le dieron los votos ciudadanos en las dos cámaras del Congreso, incluida la presidencia en la de Diputados; garantizar la impunidad de los gobernadores Mario Marín y Ulises Ruiz, así como más recursos para los estados a la hora de discutir el presupuesto del 2007.
Estas ganancias priistas, y no la banal declaración que el 1 de diciembre “será un día divertido”, evidencian el temor de Calderón de no cumplir con el mandato de la Constitución, que en el artículo 87 establece: “El presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquel, la siguiente protesta: Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo momento por el bien y prosperidad de la unión; y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande.”
Por eso alguien como Ulises Ruiz sigue gobernando Oaxaca bajo la custodia del Ejército disfrazado de Policía Federal Preventiva, pese a los 15 muertos de los recientes meses y la cauda de fraudes electorales que ese personaje ha cometido --como brazo derecho de Roberto Madrazo-- en las más recientes dos décadas, incluida su propia elección.
El PRI, es obvio, tiene sujeto a Calderón y éste dará todo con tal de que se consume su toma de protesta, por ejemplo en el Auditorio Nacional atiborrado de panistas y tropa militar, como lo hicieron en su momento dos de los presidentes que más detesta --Echeverría y López Portillo--, con un Zócalo atestado, también, de miembros del Ejército, como Salinas, el 1 de diciembre del 1988, que capturaron y sometieron a tortura a muchos mexicanos.
Al final, se trata del mismo esquema mafioso aplicado desde Salinas, sólo que al revés: En 1988 --si los jóvenes y no tan jóvenes no recuerdan--, el PAN convalidó al usurpador a cambio de hacer suya la “victoria cultural” como denominó Carlos castillo Peraza a la política económica vigente, y ahora le toca al PRI darle barniz de legitimidad a Calderón, a cambio de elementos menos exquisitos, pero de mayo disfrute política y económicamente.
Al final, todo tiene que ver con la voluntad de los ciudadanos: El 2 de julio de 1988 fue burlada; ahora, también. En aquel año la cúpula panista desdeñó la protesta de su candidato presidencial Manuel Clouthier, hasta que un oportuno accidente liquidó su incómoda presencia para los arreglos, y en esta coyuntura la inconformidad no cesa, aunque haya quienes en el perredismo --habituados al cochupo y a la transa, la izquierda “moderna”, dicen sus propagandistas-- pretendan un episodio análogo.
Apuntes
Ya se le elevó a Calderón el costo político de tratar de deponer a Manuel Espino de la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), después de que éste es el nuevo presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América Latina (ODCA), en la elección celebrada el sábado, en Santiago de Chile. El plan de Calderón era evitar esa victoria de Espino para, en marzo del próximo año, arrebatarle el control del Consejo Nacional y deponerlo. Ya no. No tuvieron el más mínimo éxito las maniobras de un pequeño personaje, Rolando García Alonso, para frustrar el entrenamiento de su expatrón. García Alonso, quien cobra 38 mil pesos mensuales en el equipo de transición de Calderón, es el ineficaz operador de Cecilia Romero Castillo, coordinadora justamente de la toma de posesión, quien hoy lunes aseguró que la ceremonia será en el recinto de la Cámara de Diputados, en San Lázaro… Cuánta razón tenía el pintor guanajuatense José Chávez Morado cuando, en el 2000, anticipaba: “¿Qué es Fox? Nada, una nada llena de palabras.”
Revista Proceso