Lo que indigna

María Teresa Jardí

Me sumo a la indignación que, dicen, sienten muchos, el usurpador incluido, por la ejecución del alcalde de Santiago, en Nuevo León.

Pero me indigna que los que se azoran por la ejecución del joven alcalde panista que antes sufriera “un levantón”, por lo que válidamente podría pensarse, con los parámetros establecidos por el propio desgobierno panista que usurpa el Ejecutivo, que igual podría tratarse de un ajuste más de cuentas— no se indignen de la misma forma ni siquiera en las ejecuciones, donde son niños los ejecutados, por el crimen organizado que matara al alcalde, en otros por las “fuerzas del orden” que para asesinar menores no tendrían que tener permiso ni tratándose de un país usurpado por el fascismo.

Lo que debería indignar, al menos a los ciudadanos, es que no se indignen igual los desgobernantes y sus a modo, cada vez que se ejecuta a una persona o que se la “levanta”, es decir, que se la secuestra y en muchos casos desaparece.

Nos tendría que indignar a todos el que no se inicie una investigación en cada caso de ejecución impune, para saber de quién se trata, si estaba o no implicado en un hecho delictuoso, si se trata de un crimen cometido por matones autónomos o de un asesinato cometido por criminales que cobran en la nómina del desgobierno usurpador.

Debería indignar que no se levante ya ni siquiera un acta circunstanciada y que baste con decir que se trata de un ajuste de cuentas entre “narcos” para dejar impune el crimen o la desaparición de la faz de la Tierra en muchos casos. Ya casi treinta mil razones de indignación tenemos los mexicanos. Y eso por lo que toca sólo a las ejecuciones. Ya casi treinta mil asesinatos impunes de quienes también fueron personas.

Y más tendría que indignarnos todavía, si cabe, la ausencia absoluta de respeto por lo que toca a la madre, al padre, a los hijos, a los hermanos, a la mujer, a los amigos, a los compañeros de clase, a los maestros… de cada una de esos mexicanos, que al igual que en el caso de la familia del alcalde de Santiago, tienen sentimientos.

Es no sólo indignante, sino que además es del todo indigno, que a los muchos se les trate como si no tuvieran sentimientos y en el caso de los pocos, que “indignan” al usurpador y a sus compinches, sí merecieran las condolencias que los otros no merecen.

Es terrible lo acontecido al alcalde de Santiago. Pero ni un ápice más terrible, ni un ápice menos terrible que cada uno de los casos de los treinta mil, ya casi, ejecutados en los cuatro siniestros años, para todos los mexicanos, de usurpación fascista.

Es indignante, y además indigno, que la comida chatarra que en obesos y en candidatos a sufrir de diabetes convierte a los niños pobres, se vaya a seguir vendiendo en las escuelas a cargo del fascismo usurpador para no perjudicar ni con la pérdida de un centavo a las riquísimas empresas que venden en México la comida chatarra, que ya nadie acepta en otros lugares del mundo, y en cambio en las tiendas para los ricos sí se venda la comida orgánica que no tiene esos efectos.

Es indignante, además de indigno, que para entregar a Televisa a precio de remate, lo que al pueblo mexicano pertenece, se haya dejado a 44 mil trabajadores sin trabajo. Motivos para vivir indignados los mexicanos tenemos muchos.

Pero lo más indignante de todo, es que no todos los motivos para indignarse merezcan la misma indignación por parte de todos. Lo más indignante es que les merecen a unos, que además son los responsables de todos los motivos que causan indignación, unos cuantos hechos aislados y no todos.

Es indignante que Fernández de Cevallos haya sido “levantado” y se encuentre desaparecido. Es indignante el asesinato de Edelmiro Cavazos Leal. Pero no es ni un ápice más indignante que la conversión de las guarderías del IMSS en negocios de las mafias, aquí reinantes, y más indignante, además de indigno, es la Impunidad con la que los responsables de lo que pasa aquí, estén cobijando a los responsables primarios del achicharramiento de niños en la guardería ABC.

Más indignante es la impunidad otorgada a Molinar Horcasitas y a los dueños de la guardería, que son, sí, ya sé que usted lo sabe, familiares de la mujer de Felipe Calderón.

Es indignante, además de indigno, que se esté repitiendo la historia de los hampones impunes por ser hijos ajenos de Fox e hijos propios de la también, impune, mujer de Fox. Es indignante que se esté repitiendo la misma historia con los familiares de la mujer del usurpador Calderón. Es indignante que se quiebre a Mexicana de Aviación para entregarla como negocio a empresas extranjeras en las que tiene intereses la familia de esa impresentable también mujer….

Todo es indignante todo lo que aquí ocurre hoy. Pero lo que, quizá, tendría que empezar a indignarnos a todos los ciudadanos mexicanos es la ausencia de indignación en todos los casos que merecen idéntica indignación.