“Calderón: Te disculpas y renuncias”
Ricardo Andrade Jardí
“Jóvenes defiendan a sus padres”, era una de las consignas que se coreaban el sábado 13 de febrero en Ciudad Juárez, “un asesino ha soltado al Ejército en nuestras calles”, continuaban los coros y los muros de toda Juárez se sumaban a la marcha de “Coraje, Dolor y Desagravio” para exigir, con la fuerza que la razón otorga, la urgente renuncia de Fecal.
“Juárez no es cuartel” y los “estudiantes no somos pandilleros” está muy lejos del entendimiento de un desgobierno que, desde una estrategia de escritorio, en el mejor de los casos, le ha costado la vida a cientos de miles, que no sólo se ven afectados por la IMPUNIDAD, que cobija a la delincuencia organizada, la que ha hecho de Ciudad Juárez, una de las regiones más peligrosas del mundo.
La indignación salió a las calles y a la cabeza de la movilización van los jóvenes, para demostrar al mundo que el desgobierno y la telecracia mienten, cuando pretenden suponer y vender que Ciudad Juárez: es tierra de nadie.
Y, efectivamente, la estrategia gubernamental, está ocupada en perseguir a luchadores sociales, académicos universitarios y estudiantes, mientras las bandas de sicarios imponen el rumbo de la ciudad, ante la conveniente ceguera de la “autoridad”, que con todo y el Ejército en las calles, no ha podido o, peor aún, no ha querido, parar la violencia.
La ira de la sociedad en Ciudad Juárez tiene rostro: el del desgobierno federal.
“Jóvenes defiendan a sus padres”, era una de las consignas que se coreaban el sábado 13 de febrero en Ciudad Juárez, “un asesino ha soltado al Ejército en nuestras calles”, continuaban los coros y los muros de toda Juárez se sumaban a la marcha de “Coraje, Dolor y Desagravio” para exigir, con la fuerza que la razón otorga, la urgente renuncia de Fecal.
“Juárez no es cuartel” y los “estudiantes no somos pandilleros” está muy lejos del entendimiento de un desgobierno que, desde una estrategia de escritorio, en el mejor de los casos, le ha costado la vida a cientos de miles, que no sólo se ven afectados por la IMPUNIDAD, que cobija a la delincuencia organizada, la que ha hecho de Ciudad Juárez, una de las regiones más peligrosas del mundo.
La indignación salió a las calles y a la cabeza de la movilización van los jóvenes, para demostrar al mundo que el desgobierno y la telecracia mienten, cuando pretenden suponer y vender que Ciudad Juárez: es tierra de nadie.
Y, efectivamente, la estrategia gubernamental, está ocupada en perseguir a luchadores sociales, académicos universitarios y estudiantes, mientras las bandas de sicarios imponen el rumbo de la ciudad, ante la conveniente ceguera de la “autoridad”, que con todo y el Ejército en las calles, no ha podido o, peor aún, no ha querido, parar la violencia.
La ira de la sociedad en Ciudad Juárez tiene rostro: el del desgobierno federal.
Y, así tiene que ser, no se trata de simpatías con el narco por parte de la sociedad, como los seudo intelectuales pretenden hacer creer, para una vez más distraer la atención de las verdaderas responsabilidades. No sería justo, pretender marchar contra la violencia ejercida por el crimen organizado, cuando el sentido común nos indica que las bandas criminales sólo pueden estar organizadas gracias a la IMPUNIDAD y la corrupción de gobernantes que nada hicieron para detener la violencia de origen y en cambio sí se molestaron en hacer todo lo contrario otorgando protección y dejando crecer el poder de la organizada delincuencia, hasta el grado tal que cuentan ya con una milicia al parecer mejor preparada y mucho más poderosa que las fuerzas armadas que en Ciudad Juárez gozan de una increíble IMPUNIDAD para perseguir, someter y violentar los derechos humanos, bajo la peligrosa premisa de que todos en Ciudad Juárez son “delincuentes”, menos los delincuentes que cobijan.
Y por eso los sicarios pueden moverse con tranquila seguridad por toda la ciudad, mientras los ciudadanos son sometidos a retenes indignantes, a descalificaciones gratuitas por parte de la inexistente “autoridad” y a la humillación de la no defensa, contra quienes formando parte del poder establecido (desgobierno), no pueden ser sometidos a juicio por sus abusos.
Efectivamente “Juárez no es cuartel” ni los habitantes de esa ciudad son todos narcos. En su inmensa mayoría son víctimas. Víctimas de la violencia del narcotráfico (del que no olvidemos es fundamentalmente responsable el consumidor vecino imperial) y de la violencia de la IMPUNIDAD corrupta del sistema. El dolor, la ira y el coraje de la sociedad juarense, que es en realidad el coraje y la ira de millones de mexicanos, puede resumirse en lo expresado por una de los familiares de los 16 jóvenes estudiantes y deportistas, que no pandilleros, como quiso Fecal hacerlos parecer, ejecutados por una banda de sicarios: “Si no pueden imponer orden, que no quieran venir a imponer reglas. Nuestros muchachos tienen derecho a divertirse... a vivir”.
Y aunque la Policía Federal y el Ejército mantengan inútiles retenes en los alrededores de escuelas y universidades. O cateen casas y centros de trabajo de integrantes de organizaciones sociales que denuncian el abuso de autoridad a nombre de una falsa guerra... las manos ciudadanas plasman en los muros de Ciudad Juárez una idea, una esperanza de justicia, que ya se repite como un sentimiento popular por todo México, “Calderón: Te disculpas y renuncias”.
Y por eso los sicarios pueden moverse con tranquila seguridad por toda la ciudad, mientras los ciudadanos son sometidos a retenes indignantes, a descalificaciones gratuitas por parte de la inexistente “autoridad” y a la humillación de la no defensa, contra quienes formando parte del poder establecido (desgobierno), no pueden ser sometidos a juicio por sus abusos.
Efectivamente “Juárez no es cuartel” ni los habitantes de esa ciudad son todos narcos. En su inmensa mayoría son víctimas. Víctimas de la violencia del narcotráfico (del que no olvidemos es fundamentalmente responsable el consumidor vecino imperial) y de la violencia de la IMPUNIDAD corrupta del sistema. El dolor, la ira y el coraje de la sociedad juarense, que es en realidad el coraje y la ira de millones de mexicanos, puede resumirse en lo expresado por una de los familiares de los 16 jóvenes estudiantes y deportistas, que no pandilleros, como quiso Fecal hacerlos parecer, ejecutados por una banda de sicarios: “Si no pueden imponer orden, que no quieran venir a imponer reglas. Nuestros muchachos tienen derecho a divertirse... a vivir”.
Y aunque la Policía Federal y el Ejército mantengan inútiles retenes en los alrededores de escuelas y universidades. O cateen casas y centros de trabajo de integrantes de organizaciones sociales que denuncian el abuso de autoridad a nombre de una falsa guerra... las manos ciudadanas plasman en los muros de Ciudad Juárez una idea, una esperanza de justicia, que ya se repite como un sentimiento popular por todo México, “Calderón: Te disculpas y renuncias”.