Sin motivos, sin rituales, sin causa…
María Teresa Jardí
Si alguno de ustedes todavía cree que la lucha contra el narcotráfico es algo más que la farsa necesaria para que el imperio gringo se apodere de América Latina con los a modo, incluso usurpadores y golpistas, que el propio imperio decida como cabeza de los países convertidos en bananeras repúblicas. Vean ustedes lo que me dice un lector que desde Michoacán lee el POR ESTO!
“… En estos días, luego del exhibicionismo inicial, parece menor, pero tarde o temprano encuentras algún convoy. Por acá es vox populi que la familia no agrede porque esté desesperada ni desestructurada, sino porque está preparada… Así las cosas, se espera lo peor... Pero es cierto que apenas empieza la nueva escalada. Lo real es que estamos en una nueva etapa social ¿no? Más acá de las experiencias populares y comunitarias que todavía persisten, pareciera que un buen sector está viendo una película: Beltrones anuncia el fascismo y hace unos días el PRD hablaba del estado policiaco. Pero parecen espectadores que adelantan el fin de la película... No quise ir hacia la costa de Michoacán, aunque es preciosa. Nos fuimos a Zacatecas y Durango. No sé por cuántos retenes militares pasamos. En todos va uno pensando si le tocará o no, y qué pasará si sí... En el 95 estábamos fuera del metro que está en la Alameda. Hacíamos una campaña contra la militarización. Antes, habíamos hablado con Carpizo sobre los “Precos”. Sería interesante saber el costo de los operativos y sus resultados, el de los soldados buscando al “enemigo del interior”, revisando los paquetes de galletas de un conductor de no sé cuál empresa o viendo las pertenencias de una familia que iba en una camioneta grandota y que se veía (¿o aparentaban?) andar de vacaciones con sus mujeres, niños pequeños... Desde la Francia ocupada por los nazis, y que defendía la resistencia, no recuerdo quién cuenta el estado paradójico de aquella situación: parecía que no se podía reprobar la destrucción del hábitat, las muertes, los daños colaterales que producían, desde el cielo, los aliados con sus bombardeos. Representaban la salvación... Así se escuchan muchos de los que en el 2006 votaron en favor de las causas de Gandhi y del catolicismo y hoy justifican que la salvación no llega a través de la verdad ni del amor, sino mediante las armas, la vigilancia, la delación… Como si anduviéramos huyendo de campos de guerra, en cada sitio, uno o dos días antes, uno o dos días después, se realizaban nuevos actos que expresan la vigencia del reino de la necrofilia y los rituales de ese fratricidio que Nietzche predijo: sin motivos, sin rituales, sin causa. Por todos lados testigos de esos hechos, de la muerte desencadenada en cada sitio y mucha hambre de un quehacer constructivo y no delator. Lo malo es que se sigue esperando un líder y las viejas maneras de luchar, sus cálculos y “avances realistas” que acaban subordinando lo mejor de las causas modestas pero fuertes que andan por aquí y por allá. Lo bueno es que el país convertido en cinito no coincide con el país real ¿no? La cuestión sería hallar nuevas maneras de articular todo eso que anda por ahí… De todos modos, mientras los literalmente “actores” políticos siguen viendo la película, uno debe aprender a caminar sabiendo que anda sin garantías. La guardería ABC es demasiado expresiva de un medio en el que las relaciones se convierten en complicidades y las alianzas en fechoría, en algún nivel donde todos y nadie son responsables...”
Si alguno de ustedes todavía cree que la lucha contra el narcotráfico es algo más que la farsa necesaria para que el imperio gringo se apodere de América Latina con los a modo, incluso usurpadores y golpistas, que el propio imperio decida como cabeza de los países convertidos en bananeras repúblicas. Vean ustedes lo que me dice un lector que desde Michoacán lee el POR ESTO!
“… En estos días, luego del exhibicionismo inicial, parece menor, pero tarde o temprano encuentras algún convoy. Por acá es vox populi que la familia no agrede porque esté desesperada ni desestructurada, sino porque está preparada… Así las cosas, se espera lo peor... Pero es cierto que apenas empieza la nueva escalada. Lo real es que estamos en una nueva etapa social ¿no? Más acá de las experiencias populares y comunitarias que todavía persisten, pareciera que un buen sector está viendo una película: Beltrones anuncia el fascismo y hace unos días el PRD hablaba del estado policiaco. Pero parecen espectadores que adelantan el fin de la película... No quise ir hacia la costa de Michoacán, aunque es preciosa. Nos fuimos a Zacatecas y Durango. No sé por cuántos retenes militares pasamos. En todos va uno pensando si le tocará o no, y qué pasará si sí... En el 95 estábamos fuera del metro que está en la Alameda. Hacíamos una campaña contra la militarización. Antes, habíamos hablado con Carpizo sobre los “Precos”. Sería interesante saber el costo de los operativos y sus resultados, el de los soldados buscando al “enemigo del interior”, revisando los paquetes de galletas de un conductor de no sé cuál empresa o viendo las pertenencias de una familia que iba en una camioneta grandota y que se veía (¿o aparentaban?) andar de vacaciones con sus mujeres, niños pequeños... Desde la Francia ocupada por los nazis, y que defendía la resistencia, no recuerdo quién cuenta el estado paradójico de aquella situación: parecía que no se podía reprobar la destrucción del hábitat, las muertes, los daños colaterales que producían, desde el cielo, los aliados con sus bombardeos. Representaban la salvación... Así se escuchan muchos de los que en el 2006 votaron en favor de las causas de Gandhi y del catolicismo y hoy justifican que la salvación no llega a través de la verdad ni del amor, sino mediante las armas, la vigilancia, la delación… Como si anduviéramos huyendo de campos de guerra, en cada sitio, uno o dos días antes, uno o dos días después, se realizaban nuevos actos que expresan la vigencia del reino de la necrofilia y los rituales de ese fratricidio que Nietzche predijo: sin motivos, sin rituales, sin causa. Por todos lados testigos de esos hechos, de la muerte desencadenada en cada sitio y mucha hambre de un quehacer constructivo y no delator. Lo malo es que se sigue esperando un líder y las viejas maneras de luchar, sus cálculos y “avances realistas” que acaban subordinando lo mejor de las causas modestas pero fuertes que andan por aquí y por allá. Lo bueno es que el país convertido en cinito no coincide con el país real ¿no? La cuestión sería hallar nuevas maneras de articular todo eso que anda por ahí… De todos modos, mientras los literalmente “actores” políticos siguen viendo la película, uno debe aprender a caminar sabiendo que anda sin garantías. La guardería ABC es demasiado expresiva de un medio en el que las relaciones se convierten en complicidades y las alianzas en fechoría, en algún nivel donde todos y nadie son responsables...”