Se baten en retirada
Gilberto Balam Pereira
* Virus como los neoliberales
Mis colegas comentaristas no dejaron pasar inadvertida la epidemia actual y han aprovechado la ocasión con brillantez para señalar incisivamente con sus críticas las diferentes aristas del problema. Todos muy bien en nuestro Diario.
Chucho Peraza y Enrique Montalvo, por ejemplo, han sido los neoliberalismólogos; más teóricos que como nos tienen acostumbrados. Ricardo Andrade, más pragmático, también acertado. Mi amigocha Tere Jardí estaba, y con razón, más indignada que de costumbre en su colaboración de ayer jueves. ¿Quién no va a estarlo?
Una compañera de trabajo también molesta me dice: “marchas y mítines y plantones y críticas escritas y nada. Cuando desperté todavía estaban ahí”.
En efecto, le digo, un cable de anteayer de nuestro POR ESTO! lo informaba: “un prestigiado paleontólogo asegura que no todos los dinosaurios murieron en aquella su última hecatombe”.
Por supuesto que no, hay sobrevivientes, muchos que todavía están en las Cámaras y dependencias del gobierno.
Independientemente de que hayan sido o no los cerdos, transmisores del virus AH1N1, las granjas, propiedades de gringos, mencionadas como vinculadas al contagio han sido denunciadas muchas veces desde hace algún tiempo como feroces medios de contaminación del ambiente y son muchas en la República. Pero como son grandes inversionistas los susodichos gringos, sus colegas empresarios del gobierno los protegen. Como ahora los ignoran y los defienden al verlos involucrados en la causalidad de nuestro drama.
Aunque cambien el calificativo de la influenza, esta contaminación porcina persistirá entre nosotros. Sin exagerar, digo drama porque en ocho días de epidemia se contabilizan 12 fallecimientos (¿?), 312 pacientes diagnosticados y otros tantos hospitalizados en observación. Las repercusiones en los ingresos de los trabajadores son también lamentables como el personal de los restaurantes, fábricas, talleres, medios de transporte, etc. que han visto sus salarios y propinas disminuidos. Además de gastos en medicamentos, cubrebocas (dije cubrebocas Blanca Cadena, que conste), alimentos especiales, etc.
Pero la pregunta que flota en el aire es ¿qué es lo que sigue?
Nuestra experiencia epidemiológica nos dice que el problema, el miedo, el proceso colectivo de la enfermedad continuará por tiempo indefinido. Porque continuarán las infecciones respiratorias acostumbradas (resfriados, catarros comunes, faringitis, neumonías, bronquitis, influenza que se hará común y corriente) que contribuirán a la confusión y a la manipulación de la información por las autoridades. Mantendrán éstas la alarma propagada, por así convenirles a organismos nacionales e internacionales de la salud. Demagogia, burocracia y distracción.
Allí tienen un distractor que entretiene a la población con sus “medidas preventivas”, hasta que progresivamente la campaña distractora vaya invalidándose, porque no es suficiente para hacernos olvidar los graves problemas nacionales creados por los neoliberales. Problemas por demás conocidos, que irán cediendo, resolviéndose, liberándose del dominio y autoritarismo de los que los han creado, liberándose como resultado de las luchas populares en sus diferentes expresiones y magnitudes.
Los neoliberales se están batiendo en retirada, señala Ricardo Andrade en su colaboración de hoy viernes.
Yo también, como epidemiólogo, les digo, que los virus AH1N1 y los grandes capitalistas que comienzan siendo mortalmente agresivos, por naturaleza se van desgastando, se ven obligados a autolimitarse, está inevitablemente cumpliéndose su ciclo de existencia, permanecerán como microorganismos debilitados, borrados de la historia.
La influenza de esta cepa (clase, tipo) inicialmente mortífera, está cediendo, sólo continuarán pronto los virus en los animales y humanos como minúsculos bichos inmundos sin gran peligrosidad. Aunque habrá vacuna pronto.
* Virus como los neoliberales
Mis colegas comentaristas no dejaron pasar inadvertida la epidemia actual y han aprovechado la ocasión con brillantez para señalar incisivamente con sus críticas las diferentes aristas del problema. Todos muy bien en nuestro Diario.
Chucho Peraza y Enrique Montalvo, por ejemplo, han sido los neoliberalismólogos; más teóricos que como nos tienen acostumbrados. Ricardo Andrade, más pragmático, también acertado. Mi amigocha Tere Jardí estaba, y con razón, más indignada que de costumbre en su colaboración de ayer jueves. ¿Quién no va a estarlo?
Una compañera de trabajo también molesta me dice: “marchas y mítines y plantones y críticas escritas y nada. Cuando desperté todavía estaban ahí”.
En efecto, le digo, un cable de anteayer de nuestro POR ESTO! lo informaba: “un prestigiado paleontólogo asegura que no todos los dinosaurios murieron en aquella su última hecatombe”.
Por supuesto que no, hay sobrevivientes, muchos que todavía están en las Cámaras y dependencias del gobierno.
Independientemente de que hayan sido o no los cerdos, transmisores del virus AH1N1, las granjas, propiedades de gringos, mencionadas como vinculadas al contagio han sido denunciadas muchas veces desde hace algún tiempo como feroces medios de contaminación del ambiente y son muchas en la República. Pero como son grandes inversionistas los susodichos gringos, sus colegas empresarios del gobierno los protegen. Como ahora los ignoran y los defienden al verlos involucrados en la causalidad de nuestro drama.
Aunque cambien el calificativo de la influenza, esta contaminación porcina persistirá entre nosotros. Sin exagerar, digo drama porque en ocho días de epidemia se contabilizan 12 fallecimientos (¿?), 312 pacientes diagnosticados y otros tantos hospitalizados en observación. Las repercusiones en los ingresos de los trabajadores son también lamentables como el personal de los restaurantes, fábricas, talleres, medios de transporte, etc. que han visto sus salarios y propinas disminuidos. Además de gastos en medicamentos, cubrebocas (dije cubrebocas Blanca Cadena, que conste), alimentos especiales, etc.
Pero la pregunta que flota en el aire es ¿qué es lo que sigue?
Nuestra experiencia epidemiológica nos dice que el problema, el miedo, el proceso colectivo de la enfermedad continuará por tiempo indefinido. Porque continuarán las infecciones respiratorias acostumbradas (resfriados, catarros comunes, faringitis, neumonías, bronquitis, influenza que se hará común y corriente) que contribuirán a la confusión y a la manipulación de la información por las autoridades. Mantendrán éstas la alarma propagada, por así convenirles a organismos nacionales e internacionales de la salud. Demagogia, burocracia y distracción.
Allí tienen un distractor que entretiene a la población con sus “medidas preventivas”, hasta que progresivamente la campaña distractora vaya invalidándose, porque no es suficiente para hacernos olvidar los graves problemas nacionales creados por los neoliberales. Problemas por demás conocidos, que irán cediendo, resolviéndose, liberándose del dominio y autoritarismo de los que los han creado, liberándose como resultado de las luchas populares en sus diferentes expresiones y magnitudes.
Los neoliberales se están batiendo en retirada, señala Ricardo Andrade en su colaboración de hoy viernes.
Yo también, como epidemiólogo, les digo, que los virus AH1N1 y los grandes capitalistas que comienzan siendo mortalmente agresivos, por naturaleza se van desgastando, se ven obligados a autolimitarse, está inevitablemente cumpliéndose su ciclo de existencia, permanecerán como microorganismos debilitados, borrados de la historia.
La influenza de esta cepa (clase, tipo) inicialmente mortífera, está cediendo, sólo continuarán pronto los virus en los animales y humanos como minúsculos bichos inmundos sin gran peligrosidad. Aunque habrá vacuna pronto.